Ven acércate

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Éste Fic comenzó como un SongFic, en vista de lo largo que me resultó al escribirlo, decidí añadirlo como un LongFic. No quise divorciar la idea inicial y decidí subir cada capítulo, según cada párrafo de la canción.

Naruto no me pertenece a mi y ni ninguno de sus personajes, esto sólo es un pasatiempo que comparto con ustedes.

La canción aquí plasmada no es de mi autoría si no del grupo La Oreja de Vangoh, pero es usada como un reflejo de la situación que he creado.

Recientemente he visto historias donde cada personaje da su punto de vista entrelazándose con la de los demás, quise hacer lo mismo y anuncio que esta es la versión de Karin, si quieren ver los puntos de vista de los demás, pueden pasar a los links de más abajo. Cada historia tendrá un final diferente y el orden en que los en listé, es el orden sugerido. Si no leen todos no afecta en nada los demás, así que pueden leer sólo los que les interezcan.

París (Karin) - : https://www.wattpad.com/182917587-par%C3%ADs-ven-ac%C3%A9rcate
Vuelve (Sasuke) - : https://www.wattpad.com/story/71894808-vuelve
Aunque no te pueda ver (Suigetsu) - : 
Puedes contar conmigo (Sakura) - :

Como aún no publico todos, los links irán apareciendo conforme los vaya subiendo.

Ven, acércate.

Ven y abrázame.

Vuelve a sonreír, a recordar París,

A ser mí angustia.

Déjame pasar una tarde más

Hoy se cumplía un año desde que Sasuke la abandonó sin explicaciones, ahora ella hacía lo mismo por que a pesar del tiempo, aún le dolía su ausencia. Suigetsu ya había tratado de convencerla de quedarse; Juugo intentó hacerle ver que las razones para irse no le ayudarían, pero ya estaba decidido y en poco tiempo llegó a su destino... el lugar donde rehabilitaría su corazón.

Lille, la ciudad donde ahora viviría, parecía ser un lugar tranquilo, un lugar perfecto para deshacerse de todo lo que en París formó. Eso pensó desde el momento en que eligió la ciudad, eso caviló cuando iba en camino y eso mismo especuló cuando puso su pie por primera vez ahí hasta que... Después de tanto tiempo, habiendo tantos lugares en Francia, en el mundo, fue a caer donde él estaba. Lo vio pasar enfrente de su apartamento cuando ella iba a entrar y la pelirroja no pasó inadvertida. Ambos se miraron y ella que aún lo quería, deseaba que él compartiera su deseo.

—Hola—, se había acercado hasta ella—, que sorpresa encontrarte aquí.

—Sa... suke ¿qué haces aquí?—. No pudo evitar delatar su pasmo, — pensé que estarías en Londres

—He estado viajando a cuantiosos sitios, mi trabajo requiere de constante movimiento pero tú ¿qué haces aquí?—

—Yo...—, no podía consentir que él supiera la razón, su orgullo no se lo permitía, tampoco la idea patética de verse a ella exponiéndole lo que aún sentía después de haberla dejado hace un año—. Vine por un cambio de aire

—Siempre decías que no dejarías París—

—Cambié de parecer—, estaba a la defensiva, el silencio sobresalió varios segundos—. ¿Quieres pasar?

—Lo siento, tengo prisa—, alegó posteriormente de haber seguido con la mirada el dedo índice de la pelirroja hasta una ventana del tercer piso—. Adiós

Dio media vuelta y se alejó paulatinamente por la senda de la calle, Karin lo observaba inquieta, con la garganta liada y miles de ideas que asaltaban su mente ¿Cómo era posible habérselo encontrado justamente en Lille, la ciudad que había optado para recomenzar? ¿Por qué seguía amando de él esa forma tan cortante de relacionarse?

Pensó en volver a su ciudad de origen, caviló en aceptar la propuesta de matrimonio que el Hozuki le había hecho pero... ¡No! Con él cerca al fin lograría enfrentar su pasado, debía ver eso como una la oportunidad que la vida le estaba dando para ponerle punto final a una relación que terminó con muchas preguntas.

Una semana transcurrió desde que lo vio, una semana y sus sentimientos de dolencia y desesperanza se habían avivado. Era inexcusable, dejara que él siguiera atormentándola con algo tan simple como un accidental encuentro.

Regresaba de su nuevo empleo exhausta, siempre era difícil el primer día y más si se trataba de un reinicio en el campo laboral; introdujo la llave en la cerradura de la puerta principal del edificio, dio vuelta al picaporte, se abrió paso con desgano sin mirar al frente colisionando con alguien.

—Lo siento...—

—Ten más cuidado—

¡Él! ¿Qué hacía él ahí? ¿A quién buscaba precisamente en ese inmueble? ¿Se atrevería a preguntarle? ¿Podría obtener una contestación sin obstáculos? ¿Estaba dispuesta a oír la respuesta?

—Pensé que habrías vuelto a viajar—

— ¿Me invitas a pasar? —

Turbada asintió sin pensarlo, ambos subieron las escaleras en silencio hasta el tercer piso, podía oírse claramente el eco de sus zapatos y los de los tacones que pisaban pesadamente por el cansancio, la cuarta puerta a la derecha del pasillo se abrió y ambos ingresaron sentándose en la sala frente a frente, se hallaban silentes con una taza de café en las manos, se oían las manecillas del reloj avanzando logrando crear un ambiente de incertidumbre entre ambos.




ParísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora