Guilty Pleasure

Capítulo 20: Vaivén

  ¿Querían drama corta venas y continuación de Guilty? Pues aquí lo tienen XD Y no estoy muy segura de que lo vayan a disfrutar mucho que digamos, pero fue lo que ustedes me pidieron y yo les cumplí (?). Pero hablando en serio, creo que tras leer esto rodarán muchas cabezas, incluyendo la mía :'D. Ya veré sus reacciones...o empezaré a mudarme para que no lleguen a mi casa con una horda enfurecida con intenciones de quemarme en leña verde =3 

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Las últimas palabras dichas por su progenitor instantes antes de colgar el teléfono continuaban resoplando con una ferocidad nefasta dentro de su cabeza. Era como un mantra que no deseaba esfumarse y que rápidamente había trastornado todo su buen humor. Y simultáneamente le llevaba a cuestionarse cómo es que su padre logró enterarse de una verdad de semejante magnitud. Aunque, lo más importante por el momento era pensar en lo que ocurriría a partir del momento en que cruzara el umbral de su hogar y encarara al estricto hombre que lo estaba esperando en la sala.

Respiró tan profundamente que su pecho se le entumeció y comenzó a dolerle. Hizo de sus manos estrictos puños que se mantenían estáticos y rígidos a sus costados; su mirada se agudizó y mientras caminaba, dentro de su mente empezaron a elaborarse los posibles escenarios que se suscitarían entre él y su padre.

Entró y sintió la cargada atmósfera a su alrededor. Contempló la mirada de su madre, saturada de aflicción e impotencia; tal vez se sentía culpable de no poder frenar los impulsos de su esposo o probablemente creía que había hecho algo mal y que por eso su hijo no había seguido el camino natural que cualquier otro hombre normal recorrería.

Padre e hijo intercambiaron miradas en cuanto se encontraron tan próximas como lejanas. Y antes de que alguien pudiera decir algo, el silencio lo dominó todo. Ambos estaban examinándose con suma cautela.

—Lo que yo haga o deje de hacer con mi vida personal no tiene nada que ver contigo —Aomine jamás había tenido miedo de exteriorizar lo que pensaba o decía y menos a sus padres, y consideraba que no tenía sentido sacarle la vuelta cuando ellos ya conocían toda la verdad.

—Lo que has estado haciendo no es algo que esté a discusión siquiera, Daiki —nunca había usado tonos suaves con él, ni siquiera durante la infancia, pero ahora parecía ir más allá. Incluso podría decir que una pizca de aversión se vislumbraba en cada vocablo dicho.

—Ese es tu punto de vista —contraatacó, sosteniéndole la mirada, indispuesto a ceder sin importar lo que le dijera y el modo en que lo hiciera—. Lamento decirte esto, pero no todo sale como tú lo deseas.

—¡No estaba esperando que mi único hijo fuera a ser un...sujeto de tu tipo! —podría haber omitido por completo el insulto, pero eso no amortiguaba el golpe emocional que ocasionó en el moreno. Hasta ese punto nunca se imaginó que llegara a repudiar hasta ese nivel a las personas con sus mismos gustos. Tal vez en parte estaba decepcionado y herido por descubrir ese lado de su progenitor.

—Entonces, no te queda más remedio que continuar lamentándote por ello...—su voz tan rasposa y esas palabras teñidas de monotonía solamente eran el doloroso reflejo de lo mal que le sentaba que su padre le diera la espalda por completo.

—¿Ha sido ese profesor el que te ha hecho hacer semejantes cosas, no es así?¿Él es el que está detrás de todo ello? —¿qué es lo que estaba parloteando?¿De verdad había pasado de tacharlo de lo peor que pudo haberle pasado a adjudicarle la culpa a alguien más? Aomine no podía tolerar que ahora quisiera arrastrar a su riña familiar al blondo.

—Te equivocas —dictaminó con bravura—. Él no ha tenido nada que ver con ello... Todo ha sido decisión mía —las pupilas del hombre se dilataron y esos labios se transformaron en una mueca de amargura y agravio.