Capítulo 8

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Alguien toca la puerta. Nos sobresalta logrando que nos separemos rápidamente. Sus nervios se denotan con claridad cuando pregunta quien es

- soy Carlos chicas, ¿listas? – dice al entrar a la habitación. Ana intenta disimular la situación, yo por el contrario la excitación se me escapa por los poros de todo mi cuerpo

- si… claro… lo estamos – responde ella y se aleja velozmente de mí para encontrarse con Carlos. Los sigo mientras vamos camino del elevador, Carlos se adelanta para llamarlo y en ese preciso instante aprovecho para tomar de la mano a Ana y la atraigo hacia mí

- no te preocupes, no tiene que saberlo si no lo deseas, aunque nunca se sabe que pueda pasar si se entera – sonrió maliciosamente a lo cual ella responde con una sonrisa tímida

El atardecer nos acompaña y la noche se presenta bastante calurosa, se agradece la brisa del mar que nos acompaña por el camino. Uno de los guías turísticos del crucero nos ha recomendado un restaurante/bar junto a la playa, nos ha dicho que es bastante ameno y su comida es deliciosa, así que hacemos caso a sus palabras, alquilamos un coche y nos dirigimos a Siparos, un restaurante de comida griega con unas preciosas vistas, un poco a las afueras de Naoussa.

El sitio es encantador, el ambiente de ensueño y el servicio es de primera. Disfrutamos como niños del lugar. Luego de la cena, nos tomamos unas copas en el bar. La música es suave, así que ayuda a crear un buen ambiente para conversar. Entre risas e historias, observo detenidamente a Ana recordando nuestro beso y sigo tan excitada como cuando sentí sus labios. Juan nota como la miro, dudoso pregunta

- ¿pasa algo con Ana? –

- no, ¿por? – digo saliendo de mis fantasías

- no sé, como la miras con tanto detenimiento –

Me muerdo el labio instintivamente y mis ojos se dilatan al mirarlo

- nena, ¿me quieres contar algo? – pregunta de nuevo pero esta vez sonríe como si ya supiese la respuesta

- puede… - respondo relamiéndome con mi historia – al parecer tengo una nueva amiga para jugar – le digo mientras le miró fijamente para que se dé cuenta de lo excitada que me encuentro. Me mira y sigue con esa sonrisa de sabelotodo que me encanta

- vaya, vaya, mi niña quiere jugar. Pero no tenía ni idea que ella también le gustaran las chicas – dice entre susurros para que ellos no nos escuchen

- al parecer ni ella lo sabía, me confeso que ha estado teniendo fantasías con ello y me ha dicho que también las ha tenido conmigo –

- mmm, interesante situación. Bueno, ¿Qué harás para jugar con tu nueva amiga? –

Me quedo callada por unos minutos, disfrutando de nuevo del recuerdo de sus labios

- di mejor, que he hecho ya – digo sintiéndome una jugadora sexual nata – la he besado y vaya beso cariño, me tiene totalmente excitada el solo recordarlo – y me acerco a él dejándole clara mis intenciones mientras le rozo la entrepierna suavemente. Él se ríe y me acerca a él, besándome apasionadamente

-venga parejita, dejar algo para la habitación – dice de manera burlona Carlos mientras nosotros nos separamos y todos reímos al unísono.

Juan y Carlos han congeniado maravillosamente y eso se nota en sus conversaciones, parece que se conocieran de toda la vida. Después de varias horas tomando copas y hablando, invito a Ana a dar una caminata por la playa, se ve preciosa desde el bar, así que me apetece acercarme, entre tanto los chicos se quedan para seguir con su conversación que se torna ya picante por el alcohol

- he observado que tú y Andrea siempre son muy cariñosos pero sobre todo apasionados, como el beso de ahora – dice Carlos entre risas - ¿Cómo lo hacen?, ¿es normal que estén así todo el tiempo? – pregunta extrañado de nuestro comportamiento

- por supuesto que es normal, ¡es como somos! – Responde juan animadamente – ¿Qué tiene de extraño?, ¿acaso tu no lo eres con Ana? –

- bueno, somos apasionados pero no todo el tiempo, tenemos nuestros momentos, como el de la otra noche – dice con cierta chulería. Ríen los dos mientras beben de nuevo de sus copas

- venga bribón, a saber que has hecho la noche anterior que no has contado nada – señala juan intentando que Carlos le cuente sus aventuras

- ¡todo! – chilla entre carcajadas – todo querido amigo, Ana estaba hecha una zorrita y eso me puso como loco, además Andrea tuvo también algo de culpa – dice sin darse cuenta que habla de la novia de su amigo de copas

- ¡¿Andrea?! - pregunta sorprendido juan

- sí, si…tu chica, la otra noche… - hace una pausa dándose esta vez cuenta que está hablando sin tapujos de mi – ¡uff!, perdona, ya no se ni lo que hablo

- vamos tío, hay confianza, ¿Qué hizo mi chica? – pregunta juan mientras le pone la mano en el hombro para darle más seguridad ante su confesión

- ¿la verdad?, ponerme totalmente cachondo – de nuevo ríen los dos ante sus palabras. Juan sabe el efecto que puedo tener en los hombres y eso le encanta

- sí, se de lo que hablas. Es una chica que consigue que los hombres caigamos rendidos a sus encantos, ¿Por qué crees que estoy con ella?, a mí me vuelve loco en la cama y fuera de ella – recalca con orgullo y satisfacción – aunque Ana no se queda atrás ¿ehh?, pedazo de mujer tienes

La conversación sigue entre risas, las copas van y vienen, las confesiones se vuelven más picantes. Al parecer los chicos están interesados, cada uno por igual, en la mujer del otro y eso les da una idea, algo que juan sabe que no podre rechazar.

Cuestión de Lujuria II: Islas GriegasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora