CAPÍTULO XXXIV

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POV CAROLINE

Mi corazón latía a mil por hora, el frío sudor recorría mi espalda como el filo de una estalagmita, y mis propios gritos lograron expulsarme de mis horribles sueños.

Me desperté sobresaltada palpando mi lado en la cama para encontrar un cuerpo que deseaba me consolara Un vacío se apoderó de mi pecho al notar que no había nadie conmigo y que me encontraba sola, sin Damon para que pudiese poner sosiego en mi intranquilidad, como era costumbre.

Enterré el rostro entre mis manos añorando sus caricias en mi espalda cuando despertaba con las lágrimas recorriendo mi rostro, y estas nuevamente salieron, pero la pesadilla había quedado en segundo plano pues mi atención se enfocaba en que me sentía sofocada, sola, y todo porque no podía corresponder aquel amor que ese joven de cabellos negros y ojos azules que, sentía por mí, deseaba verlo en este momento y en todos si era posible.

Cheque el reloj en la mesita de noche mientras limpiaba mis lágrimas, marcaba las 5:00 am. Deslice mis piernas fuera de la cama caminando hasta el baño. Tenía un aspecto terrible, ojeras por no haber dormido bien. Todo el fin de semana estuve dando conciertos en tres ciudades diferentes, era agotador pero cuando estaba arriba de ese escenario, no existía nada, no había tormentos, no pensaba en Klaus, no pensaba en porque no me llamaba, porque no respondía mis mensajes. No pensaba en Damon, en cuanto lo extrañaba, no pensaba en nada.

Decidí darme un baño pensando que tal vez el agua caliente podría relajarme. Dentro de la regadera mis pensamientos corrieron a mil por hora, fragmentos de recuerdos con Klaus invadieron mi mente, la primera vez que nos vimos, aun podía sentir como mi cuerpo se electrifico cuando nuestras miradas se cruzaron, la primera cita, el primer beso, nuestra primera vez. Y sin si quiera percatarme las lágrimas ya corrían de nuevo por mi rostro confundiéndose con las gotas de agua. ¡Dios, cuanto lo extrañaba! ¿Por qué no me llamaba? ¿Por qué no había regresado como prometió?

Al salir del baño fui director al closet para buscar algo cómodo que ponerme. Y después me senté frente a la gran ventana de mi habitación, en uno de los sillones aterciopelados. Mi mirada se quedó fija en el horizonte, donde la luz del sol apenas era visible, ya que este estaba tapado por las nubes grisáceas. Esta vez pensé en Damon, ¿Cómo estaría?. Tenía ganas de verlo, de platicar con él, de reír con él. Faltaban tres días para la cena de navidad y no sabía si el estaría presente. Y mucho menos tenía idea si Klaus vendría, se supone que íbamos a pasar esas fechas juntos. Pero ahora nada estaba asegurado.

El sonido de los truenos me trajo a la realidad, ni si quiera me había dado cuenta que estaba lloviendo fuertemente. Gire la cabeza mirando el reloj, había pasado una hora y media en aquella posición. No quería salir del cuarto, tenía pensado quedarme todo el día en la cama, así que volví acostarme, pensando que tal vez podía volver a conciliar el sueño por un rato más. Pero lamentablemente no fue así, lo único que sucedió es que di de vueltas por el colchón, buscando alguna posición en la cual pudiera volver a dormir. Pero nada, absolutamente nada.

De pronto escuche el sonido de mi celular indicando una llamada entrante, me estire para tomarlo del buro de noche y en cuanto vi el nombre del contacto, mi corazón se aceleró, las mariposas que creía muertas comenzaron a revolotear con fuerza en mi estómago.

¿Nik? – Pregunte en cuanto pulse el botón verde.

Hola, Caroline – Su tono de voz causó que un escalofrío recorriera toda mi columna vertebral. Me quedé sin habla, con la boca totalmente seca. Y unos segundos después de silencio el volvió hablar – Siento no haber llamado antes, yo... yo he estado muy ocupado.

The Sound Of Your Hearbeat(Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora