Anonadados, Dulce y Christopher se miraban sin poder comprender que estaba ocurriendo. Incapaces de articular palabra, su conversación se basa en miradas, posturas, gestos... Ante esta situación difícil, el productor pronunció las siguientes palabras: "después aclararan todos sus asuntos. Ahora necesito silencio, compostura y seriedad, lo que les voy a decir es muy importante. Christopher será parte de la producción de "Corazón que intenta mentir", no solamente con su canción y el videoclip, sino que más adelante realizará una participación especial en la novela".
Dulce María no daba crédito a lo que sus oídos estaban escuchando. Mientras su mirada se mantenía fija sobre el joven, clavándose sus ojos como puñales en el cuerpo de Chris, éste, no hacía más que dirigir su mirada hacia el suelo, evitaba por todos los medios que sus ojos entraran en contacto con los de ella, lo cual incrementaba el enojo de la villana.
Se respiraba tal crispación en el ambiente, que Dulce no aguantó más y se marchó a su camerino. En ese instante, Chris levantó la cabeza instintivamente al sentir cómo el aroma, tan característico de la joven, pasaba por delante suya, alejándose cada vez más. Entonces, por fin se pudo observar un atisbo de tristeza en sus ojos. Sin embargo, pese a que su corazón deseará correr tras ella, su mente insistía en que debía quedarse. Y esta vez, la mente le ganó la batalla al corazón.
Dentro de su camerino, tomándose un té mientras acaricia a Triana, a quien procura no dejar solo en ningún instante salvo por necesidad mayor, Dulce intentaba relajarse después del momento tan amargo que acababa de vivir hacía tan solo unos minutos. De pronto, Triana se sobresaltó al escuchar que alguien llamaba a la puerta.
- ¿Quién es? -preguntaba Dulce angustiada.
- Soy yo -respondía una voz masculina.