En aquellos días era tan difícil distinguir lo real de lo irreal, debía esforzarme demasiado para saber que voz debía seguir, para saber qué cosas estaban bien para mí, pero cuando aparecía esa voz yo solo quería hacer lo que decía, aunque en ocaciones era molesto, era frustrante, pensé que estaba volviéndome loca, pues, ¿Quién oye voces? ¿Voces que te dicen que hacer? ¿Enserio?, hay que estar muy loco, ¿No?. Y lo peor de todo era que no sabía qué hacer, pues en ocaciones era tan insoportable que no había paz en mi, era como si alguien, estuviera ahí, como si ellos estuvieran dentro de mi, así se sentía. No había silencio en mi, no había tranquilidad, pues, si hablaba, me decían que hablo demasiado, pero si permanecía en silencio, no se callaban. Era un gran desorden, con el tiempo aprendí a permanecer en silencio y a soportar ese bullicio que reinaba dentro de mi. Pero el mantenerme callada todo el tiempo me hizo estar triste todo el tiempo, y pues, con todos los problemas que ya abordaban mi ser, era demasiado. Luego de tanto sufrir en silencio, quería sentirme bien de alguna manera, ¿Cómo?. Dolor con dolor desaparece dicen por ahí.
Fue ahí cuando todo empezó y con mi primer poema "rápidamente" acabo.