Oigo el alboroto desde mi habitación y salgo al pasillo, colocándome las gafas con una mano, con la otra me aparto el pelo de los laterales de la cara. Ya hace un mes que estoy aquí y sigo sin poder dormir del tirón.
Escucho pasos por las escaleras y se me hiela la sangre de puro miedo, en la planta de abajo se oyen grititos y sollozos ahogados. Alexander y Catherine se aproximan a mi con la expresión muy seria, sus pisadas son firmes y fuertes, casi puedo sentir las tablas de madera crujir bajo mis pies. Trago saliva y pestañeo varias veces para acostumbrar mis ojos a la luz tenue del pasillo.
-¿Qué...ocurre?-Pregunto, con las voz ronca.
Me aclaro la garganta y me apoyo en el marco de mi puerta esperando a que hablen. Alexander es el primero en hacerlo.
-Hemos encontrado a dos hermanos con poderes, un chico y una chica. En Canadá, Cath y yo salimos ahora hacia el aeropuerto.
Frunzo el ceño, ¿Eso quiere decir que me tendré que quedar sola con dos adolescentes y una cría a mi cargo hasta que vuelvan? Se me revuelven las tripas y me apoyo las palmas de las manos en los costados. La posibilidad de que consiga controlar la casa durante ese tiempo me parece remota.
-Óscar se queda al mando, tienes nuestros teléfonos en este móvil.- Dice ALex y me tiendo un teléfono móvil con una pantalla enorme y tan solo dos botones, que no tengo ni idea de para que sirven.
Fijo la vista en Catherine unos segundos y luego en Alexander. Si el destino de esta casa está en mis manos en estos momentos... es una idea tan estúpida que me entran ganas de reírme, pero me contengo y respiro hondo antes de hablar, aunque no estoy segura de lo que voy a decir.
-¿Qué...?-Empiezo a preguntar, pero me lo pienso mejor.- ¿Cuánto tiempo vais a tardar más o menos?
Ambos intercambian una mirada de complicidad y se dan la mano, acto que hace que se me encoja el corazón y sienta una opresión dentro del pecho. Hace un par de día todos fuimos a dar un paseo por el bosque, Óscar no se despegaba de mi lado, recuerdo que desee que me cogiera la mano, le mire a los ojos y lo hizo, pero dejó de hablar y su rostro quedó inexpresivo...Fué horrible
-Te iremos informando cada día de como evolucionan las cosas Daniela...- Informa la chica tras un largo e incómodo silencio.
No me gusta esa respuesta, han evitado mi pregunta principal y eso no pinta bien. Me pellizco el puente de la nariz y las tablas de madera crujen bajo mi peso cuando cambio de postura.
-Cathy.-Dice Alex y frunce los labios.- Espérame abajo, trata de calmar a Eli.
Ella da la vuelta sin rechistar y baja corriendo las escaleras trotando.
-Entra. - Me ordena Alexander.
Paso a mi habitación de nuevo y niego con la cabeza, estoy harta de no entender nada.Me acerco a la pequeña cómoda pellizco el borde de una de mis camisas, que sobresale por le borde del cajón. Estoy nerviosa, y no entiendo por qué. Es una sensación extraña. Todavía me siento bastante disgustada, culpable por no haber intentado nada todavía.
Me giro tras unos segundo y le miro directamente a los ojos. Enarco ambas cejas y me cruzo de brazos.
Él suspira y se apoya en la pared a mi lado.
-Vas a tener que ser muy fuerte Daniela...esto se está complicando y cada vez va a ser más difícil salir de estas "misiones".- Dice, haciendo el gesto de las comillas con los dedos en la última palabra.
-¿A qué te refieres con qué esto se está complicando?
-No puedo explicártelo ahora, pero...
No le dejo respirar, doy un golpe en la cómoda de madera.
-¡Oh, basta ya! ¡Estoy harta de que no se me expliquen las cosas! ¡Basta de misterios!- Grito más alto de los que pretendía, y no me doy cuenta de que estoy apretando los puños hasta que me clavo las uñas en las palmas.
Aprieto los dientes esperando a que diga algo, a que me cuente lo más mínimo.
-Escucha Daniela... no son dones...son experimentos.- Dice y baja la mirada hacia sus manos.