Capítulo 21

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Capítulo 21

El transito estaba espantoso debido a la lluvia. Era algo que les había quedado muy claro a aquella tripulación que se regresaba en aquel transporte que le había suministrado el hotel. Muchos habían optado por descansar mientras algunos como Sebastian, miraban la lluvia en sus ventanas.


¿Cuánto tiempo había pasado desde aquella última vez en que la había visto? ¿Cuánto tiempo le había costado entender que esa había sido su última oportunidad de verla cara a cara? ¿Desde cuándo se había admitido que nada había hecho que la olvidase? ¿Desde cuándo había comprendido que ya no era aquel Sebastian que la había mirado a lo lejos, aquella primera vez, en Los Ángeles?


Respiró resignado.


Ninguna mujer le había golpeado como lo había hecho ella. Y era tan cierto lo de que nadie sabía lo que se tiene, hasta que se pierde... Y él la había perdido, antes de tenerla, al creerse irresistible.


Ella había resultado ser todo lo opuesto a lo que esperaba al verla. No había caído en sus encantos y nunca caería... Ella era inalcanzable.


Y era la única que seguía en su mente, como un amor nunca correspondido por la vida.


Y Londres le restregaba en la cara que jamás sería suya. Ella era de un mundo distinto al suyo. Perteneciente a un familia de aristócratas.


Se recostó a su asiento y rogó llegar pronto al hotel. Quería realmente descansar.


A la mañana siguiente, el sol había salido, para sorpresa de muchos. Mientras los vuelos habían retomado su curso con la normalidad habitual. La tripulación de Sebastian, debido al mal tiempo del día anterior, había resultado tener un día más en aquella ciudad. El personal de despacho de Delta Airlines se había comunicado con la tripulación indicándole que debido a que el vuelo del día anterior había sido unificado con el de ese día, la tripulación estaría incluida en la general (Documento que muestra la tripulación en inmigración) del vuelo que saldría el día siguiente, con la que estaba llegando ese día.


Lejos de allí, Sabrina había tomado una decisión que no pensaba que tomaría de la forma que lo estaba haciendo en ese momento.


Regresar a Los Ángeles.


Había hablado con Christopher pidiéndole como favor que le prestara aquel apartamento que aún había conservado en Los Ángeles, aunque su residencia permanente se encontrase allí, en Londres.


Sin podérselo creer, le había suplicado que no le preguntara el por qué de aquella repentina decisión de regresar a aquella ciudad, cuando ella tenía algunos compromisos en Londres. Ella entendía sus responsabilidades. Pero la mayor de todas, se la debía a sí misma. Y hacia tanto tiempo que las había dejado a un lado.


- ¿Los Ángeles?

- No me preguntes por qué lo hago en este momento. Hay cosas que no tienen explicación...

- ¿Charles se ha vuelto a meter contigo?

- No... Mi decisión no tiene nada que ver con él...

- ¿Entonces?

- Confía en mí... Y no preguntes algo que no tiene respuesta. Tengo que ir... Y es más que lo que necesitas saber. Sino me ayudas. Me la ingeniaré... Está en tus manos saber si lo mejor es ayudarme o dejar que lo haga por mi propia cuenta...

- No sé que se te ha metido en la cabeza...-le miró aún algo dudoso.

- Tranquilo, que no es algo que haga temblar de indignación a nuestra familia... Y si lo has olvidado. La primera vez que me ayudaste, no te quede mal.

- Necesitabas quedarte debido al trabajo que tenías en la fundación que estabas ayudando.-le objetó-. Era por una buena causa por lo que te quedaste en Los Ángeles, por eso te permití que te quedarás en mi apartamento. Sin embargo, ahora...

- ¿Ahora? ¿Ahora qué, Christopher?-cruzó los brazos.

- No quiero que sea por una decisión apresurada que luego te haga daño...


Sabrina le sonrió, al mismo tiempo, que le miraba a los ojos.


- Creo que durante mucho tiempo, he sido la más cuerda en la familia. Aunque haya cometido errores al ser un ser humano... Pero si temes que sea algo que pueda salir en la primera plana de un periódico. Te recuerdo, que en eso, te llevaste el premio hace años. Además, no es necesario que me acompañes para asegurarte que estaré bien. Recuerda que Amy te necesita en este momento. Está en la espera de un heredero Williams.

- Está bien... Tienes razón...-sonrió con picardía- Aunque, ahora que lo recuerdo, todavía me debes el haber salido en una de esas tantas primeras planas en la que aparecía por ser el irresponsable que era...

- Si lo has olvidado, querido primo, saldé mi deuda el día en que les di un empujoncito a Amy y a ti para que volvieran a unir sus caminos...

- Buena defensa... Cuida mi apartamento y portate bien...- le expresó al darle las llaves en sus manos.


Y al encontrarse finalmente en Los Ángeles, el impulso de que estaba haciendo lo correcto, volvió a ella.


Había sentido tristeza cuando descubrió que el capitán de vuelo no era Sebastian. Aunque nada podía asegurarle que pudiese ser él. Era una mínima posibilidad que fuese él, debido a que no tan solo era uno de los vuelos que él solía hacer al ser personal de Delta Airlines. Quizás, era mejor aprovechar el tiempo que aún le quedaba para pensar qué hacer y cómo hacerlo.


Tomar un taxi había sido una decisión adecuada, después de tomar su equipaje de la correa que había dispuesto el aeropuerto internacional LAX para aquel vuelo de Delta Airlines. Miró a la tripulación y sintió que su corazón volvía a retumbar con fuerza. Pero ya no había tiempo para cambiar de parecer.


Ese era su momento de ahora o nunca...


Subió a un taxi y durante todo el recorrido miró hacia su ventana. No podía olvidar que había pasado demasiado tiempo desde la última vez que había estado allí.


Y sin querer, recordó a aquella Sabrina que una vez había considerado viajar a Los Ángeles, para tener la misma suerte que su primo Christopher, de encontrar su otra mitad. Ahora, se encontraba de vuelta, sin saber si realmente hacia lo correcto, porque para ese entonces, posiblemente Sebastian la hubiese olvidado y logrado retomar su vida.


- Hemos llegado señorita...-le informó el taxista, trayéndole de nuevo a la realidad.


El sol había empezado a oscurecerse. Miró su reloj y observó que más temprano de lo que esperaba. Le agradeció al taxista su ayuda, después de pagarle. Y se propuso entrar a aquel inmenso edificio, como si nunca se hubiese marchado.

-Mañana será otro día... Y encontraré la respuesta que espero...- se dijo a sí misma, al subirse al ascensor y marcar el piso donde se encontraba el apartamento de su primo-. Espero no haber cometido un error al actuar por este impulso de querer conocerla... ¿Me habré equivocado contigo?


Irresistiblemente Tú (2do Libro-Serie "Un Cambio Inesperado")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora