Black Pearl | ChanYeol & Krystal

Dos.

ChanYeol

Cuando entré a mi casa, habían unos tipos sentados en el sofá y mi hermanastro estaba sentado en medio de ellos.

¿Qué estaban haciendo aquí? Mi hermanastro nunca me visita y sólo lo veo en el cumpleaños de papá.

—Es él, hazlo —dijo mi hermano mirándome y enseguida de eso, los tipos de pusieron de pie. Primero, uno me dio un fuerte golpe en el estómago, haciendo que me agachase un poco, después otro me dio un golpe en la espalda, haciendo que cayera al suelo. ¿Por qué estaban haciendo esto?

Acto seguido, mi hermanastro se puso de pie y se agachó para quedar a mi altura, aunque prácticamente no tenía, estaba tirado en el suelo.

—¿Po-por qué haces esto...? Me costó trabajo hablar, ya que aunque sólo fueron dos golpes, ambos fueron demasiado fuertes y mi fuerza no era demasiada que digamos.
—Yoona me lo contó.
—¿Quién...? —dije con una débil voz, intentando ponerme de pie, pero al instante mi hermanastro me dio una patada, haciéndome caer de nuevo.
—¡No te hagas el imbécil! Me enteré de lo que hiciste.
—No-no sé de que me hablas —se me dificultaba demasiado el hablar, ya que el dolor era demasiado.
—Tú sabes bien de lo que hablo... —traté de hacer memoria, y entonces supuse que se refería a la chica de hace rato...
—Oh... Eso, sí, bueno —dije poniéndome de pie mientras sacudía un poco mi ropa—. Pues la verdad, no estaba tan bien como dicen.
—¡¿Qué?!
—Dije que...
—¡Cállate! Te escuche.
—Entonces no preguntes —de nuevo sentí que me golpeaban, pero esta vez fue con mucha más fuerza, de nuevo caí al suelo.

Ahí estaba, vulnerable.

El dolor era demasiado, estaba sangrando y nadie venía ayudarme, tal vez mi madre ni siquiera estaba aquí.

Finalmente, se fueron, dejándome tirado en el suelo, estaba sangrando demasiado, quería pararme, pero no tenía fuerzas, poco a poco fui cerrando los ojos, sin saber qué pasó después.

Krystal

Intenté dormir, pero el intento fue en vano, no dormí en toda la noche.

Tenía que pararme para ir a la escuela, no quería, pero tenía qué.

Me dirigí al baño, me lavé un poco la cara y bajé a desayunar.

Ahí estaban mis padres, y mi hermana.

Los tres conversaban alegremente, reían, compartían en fin... Eran una familia. Yo sólo estaba de más, un estorbo.

Me senté y como siempre, puse cara de "odio a todo el mundo", como dice mi madre.

—Krys, ¿cómo dormiste hoy? —me preguntó mi hermana con una gran sonrisa, a veces me pregunto si de verdad le importa, o si sólo lo hace por educación.
—Bien, supongo —Ni siquiera le dirijo la palabra a mis padres, solamente estoy mirando mi plato con comida, la verdad no tengo apetito, me duele la cabeza y quiero dormir, aunque creo que ya se me hace tarde.
Me puse de pie, tomé mis cosas y salí de casa.

Caminando rumbo a la escuela (ya lejos de mi casa), pude escuchar una voz femenina gritando mi nombre, me detuve y me di la vuelta para ver de quién se trataba. Era Jessica.

Ella comenzó a correr, para quedar cerca de mi.

—Krystal, ¿vamos juntas? —Aunque ella y yo vamos a la misma escuela, siempre tratamos de evitarnos, o al menos eso hago yo.
—Oh no, no te vayan a ver tus amigas y se burlen de ti, así como lo hacen conmigo —Dije irónicamente. Esto de ser irónica se me da bien.
—Bueno... Pero ellas no están aquí —Dijo Jessica con una gran sonrisa.
—¿Qué?
—Ellas no están aquí, fueron a la playa, regresarán en una semana —Su sonrisa aún no se borraba de su rostro. A veces la odio por ser tan perfecta, pero no puedo negar que también la quiero demasiado, pero ella me ha hecho daño, y eso nadie ni nada, lo puede cambiar.
—Entonces, ¿te dejaron aquí, sola?
—No —Jessica tomó mi mano—. Decidí quedarme aquí, contigo.
—¿Por qué? —Jessica últimamente está muy rara, antes ni la hora me daba, y ahora me dice esto... La verdad no sé si sea verdad. Tal vez sus amigas están aquí, tal vez no la invitaron, todo era bastante confuso. Aunque, tal vez no lo sea, tal vez yo esté dándole demasiadas vueltas al asunto, tal vez de nuevo esté pensando demasiado.
—Porque... —Jessica pareció analizar lo que diría, pero finalmente de nuevo sonrió y dijo las palabras que nunca creí que saldrían de su boca, las palabras que nunca creí que me dirían a mi—. No quería dejarte sola.
Quería decirle algo igual de hermoso a lo ella lo había hecho, quería agradecerle, quería abrazarla, pero lo único que salió de mi boca fue:
—No te hubieras molestado, preferiría que me dejaras sola —Sus ojos reflejaban que mi comentario la había herido, ¿por qué siempre tengo que arruinar todo? Pero, como siempre, ella esbozó una sonrisa y dijo.
—Tal vez, pero aún así me quedaré siempre contigo —Ella tomó mi mano, mirándome a los ojos, estaba confundida, ¿por qué me decía esto?