Iluminas con tu mirada, mi alma,
iluminas con tu luz mi oscuridad;
Tú mujer de aquella sonrisa tan etérea,
que me conmueve, que me compensa;
Tú mujer de aquel cabello oscuro como el universo,
tan inmenso y sin desfiguro alguno;
Dos almas que se acercan, que se encuentran,
saludos con besos que calientan;
Miradas que se desean, aún más allá de los pensamientos,
es eso lo que hace un cariño como el tuyo, tan ETERNO.