PROLOGO

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AÑO 2005


Dean se encontraba recargado en el Impala esperando a que el tanque de la gasolina se llenara. Le había costado un poco de trabajo traer a su hermano menor con él.

El no entendía las razones de porque Sam Winchester quería estudiar abogacía en una universidad como Stanford. Dean nunca había pensado en escuelas tanto como en cazar, ya que cazar era su vida. Desde muy pequeño se había introducido en el mundo de lo sobrenatural, y era gracias a su padre.

Sam se encontraba dentro del local comprando algunas comestibles y mapas. Viajaban hacia Jericó, en busca de su padre, John Winchester. Dean comenzaba a impacientarse, su pequeño hermanito tardaba más de la cuenta, así que quito la manguera de la gasolina una vez que esta había llenado de combustible a su bebe.

Camino hacia el local mientras daba unos vistazos hacia todos lados para checar el perímetro. Antes de poder tocar la puerta para empujarla y entrar, una pequeña niña le hizo el gane.

Nunca le habían gustado los niños que no eran Sammy, pero algo en la niña llamo su atención. La pequeña no pasaba de seis años de edad. Sus cabellos rubios se balanceaban sin cesar por el viento. Pero eso no le impedía devorar la pequeña porción de Pie (Pay) que sujetaba con fuerza entre sus manos.

A Dean se le formo una pequeña sonrisa en su rostro al verla comer su postre favorito.

- Buena elección de postre – le dijo Dean a la pequeña. La chiquilla al escuchar la voz de Dean dirigió su mirada hacia él.

El entrecejo de Dean se frunció un poco al ver los ojos de la pequeña. Tenía unos ojos grandes y unas pestañas largas y risadas; su iris era de un color verde con pequeñas motitas azules.

Aunque se veían extraños, había que admitir que eran hermosos.

- ¿A usted también le gusta el Pie (Pay)? – pregunto la pequeña con una voz angelicalmente infantil.

Dean solo asintió y estaba de nuevo a punto de entrar al local cuando sintió una mano pequeña tomar la suya. Una insignificante, pero notoria corriente eléctrica se sintió al tacto.

Dean volvió a mirar a la pequeña, que ahora estaba a un lado de él sosteniendo su mano.

- Tenga – dijo la pequeña y le tendió una pieza de Pie (Pay) – mi mami dice que hay que compartir y no ser envidiosos.

Dean lo pensó un poco. No podía tomar la pequeña porción de Pay. Aunque ella se la haya ofrecido, no podía dejar a la niña con tan diminuta porción de postre. Por otro lado, no podía dejarla con el Pie (Pay) en la mano. Regalándole una sonrisa, soltó su pequeña manita y dándole las gracias cogió el trozo de Pie (Pay) en sus manos.

La puerta frente a ellos se abrió de golpe, casi estampándose en las narices de Dean

- ¡Oh como lo siento! Salía de prisa buscando a mi pequeña que no.... - La chica rubia frente a él no continuo hablando cuando lo vio.

La mente de Dean trabajo rápido y recordó esos ojos marrones, se dio cuenta de que estaba frente a una de sus conquistas de una sola noche.

- No te preocupes - le contesto Dean

- Mami, le compartí un poco de Pie (Pay) al señor- hablo la pequeña.

- Que te he dicho de hablar con extraños, Belha – exclamo la madre riñendo a la pequeña

2º Libro: La Marca de CaínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora