Capítulo 26. Sobrevuelo Hogwarts.

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Capítulo 26. Sobrevuelo Hogwarts.

— ¡Es un puto perro! —grita Nico casi arrancándose los cabellos—. Un jodido perro casi me hace mearme en los pantalones.

El perrito salta hacia mí y lo tomo en brazos sin pensarlo. Era Cosmos, ¿Cómo llegó aquí? Quien sabe, pero es tan hermoso que no puedes negarte a tenerlo en brazos.

— Ya hizo eso antes —rememoro aquella vez en la casa de Bea donde este perrito nos salvo.

— Aléjalo de mí —gruñe y se fija mejor en Cosmos, sus ojos brillan—. No, mejor dámelo —masculla hipnotizado y me arrebata al perro para abrazarlo a él —. Es tan hermoso que vomito arcoiris.

— Uh, ¿De dónde vino? —murmura Maddie.

— Bueno, cuando Doris y Cerbero se conocieron... —comienza tía Lily juntando sus manos.

— ¡Y vuelven a sus habitaciones! — Artemisa le interrumpe con una mueca—. Que el perro se haya aparecido es una señal.

— ¿De que en el inframundo no hay seguridad y hasta un perrito se escapa? —mi tía suelta sin pensar y al notar la mirada de la diosa carraspea—. Era una linda noche, pero ya siento el cansancio...

— Llévate al perro —ordena la niña diosa y Nico hace un puchero—. No pueden quedárselo.

— No eres nuestra madre —masculla negándose a soltarlo.

— Nico —le susurra Maddie en reproche.

— Vamos, volverán a verlo. Segurísimo —tía se lo dice con una pequeña sonrisa y toma al perrito en brazos—. Ve a dormir, muchachon.

Ahora noto que muero de sueño, Nico asiente parpadeando con pesadez y pasa junto a mí para luego rodearme con un brazo. Hace lo mismo con Maddie.

— Directo a sus cuartos —ruega mi tía y mira a la diosa—. Yo...

— Los llevo hasta la puerta del castillo —dice con simpatía hacía mi tía, pero al mirarme, no tiene la misma intención.

Vamos al castillo arrastrando los pies, y en la puerta me volteo hacia atrás. Artemisa ya no está.

Eso es bueno, supongo.

— Espero que Bruce esté en su ataúd, roncando —murmura Nico cabeceando.

Yo igual.

***

Cuando llega el día me alegro de no haber tenido pesadillas o sueños extraños. Aunque estoy agotada por haber caminado tanto la noche anterior.

Sólo por esta vez es Bea quien intenta levantarme para ir a clases.

— ¡Vamos! Sé que odias al Mundo Mágico pero estamos obligadas a acudir a esta prisión mientras tengamos una edad menor a la...

— Tú estás desesperada sólo porque tenemos pociones a primera hora —gruño con la almohada por sobre la cabeza.

— ¡Uh! Claro que no —dice con la voz chillona y yo me despojo de la almohada y las sábanas para mirarla con una ceja en alto—. Es que el profesor es tan...

— Tus hormonas me enferman —aseguro sintiendo mis mejillas rojas, porque mentalmente complete esa oración.

El profesor es tan guapo...

Bonito de mirar, sin duda. Pero si yo seguía mirándolo sin escuchar lo que decía, iba a acabar muy mal. En la oficina del maestro buscando un tutor, o peor, en la oficina de Bruce junto con mis padres que muy posiblemente harían el ridículo.

Solo soy una Greengrass. (SSG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora