Amores del pasado

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Y aquí estoy, con mi vestido de "perfecta" dama de honor hecho de chiffon rosa... haciendo la compra de la semana en el supermercado. Lo sé, suena ridículo ¿quién iría vestida así a comprar leche y huevos? Yo, yo lo hago. Y sé que tú también lo harías si tuvieras que fingir ser feliz durante la misa de la boda de tu prima a la que tanto detestas. Lo harías si tuvieras que presenciar como tu ex novio, y primer amor por el cual aún estuviste dolida por su partida incluso cuando ya estabas en la universidad, se casa con esa prima tuya odiosa. Que caso el mío ¿no?

Pero fui capaz de juntar toda la fuerza de la que pude hacer acopio y soportar como recitaban ante los invitados sus juramentos sobre estar en la salud y la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza. Y especialmente en la parte de la pobreza gasté toda mi energía en no reír, sé que mi prima es una maldita interesada que sólo está con él por su cargo muy redituable como político, y él está con ella por su habilidad con las fiestas y conociendo a nuevas personas. Cualidades que yo no tengo.

Sé que estuvo muy de moda en mi época de adolescente escribir sobre chicas que nadie las nota, tímidas y sarcásticas que de pronto un día el chico más popular de la escuela se enamora de ellas y viven felices. Pero quiero aclarar desde ya que yo no soy así. No lo soy ahora con 27 años ni lo fui entonces con 17. Haré un paréntesis en los hechos acontecidos actualmente para narrar mi vida amorosa, tal vez les ayude a entender la razón por la cual estoy aquí en medio del pasillo de frutas y verduras mirando hacia el vacío luciendo como una loca:

Mi trágica vida amorosa comenzó junto con mi adolescencia, a los 12 años. Tuve 2 o 3 novios y salí sin compromisos con unos chicos más durante mis primeros dos años de secundaria pero sólo son historias que no serviría de nada narrar. Hasta el tercer y último año que fue donde conocí a Alexander, un chico mayor que yo por 2 años. ¿Guapo? Me atrevería a decir que en ese entonces lo era debido a que entre las chicas fue muy popular. La mayoría soltaba uno que otro suspiro cuando él les sonreía. Pero yo fui la excepción hasta cierto punto.

Comenzó a hablarme creyendo que yo sabía quién era él. Fue un golpe para su ego enterarse de que no era así. Comenzamos a platicar frecuentemente y confesó que yo le gustaba pero lo que pudo ser una relación murió prematuramente ya que me cambié de escuela para iniciar la preparatoria. Nos dejamos de ver y yo comencé a salir con un chico de mi nueva escuela. ¿Pero qué importancia tiene Alexander en esta historia? Ya lo verán.

Al mismo tiempo en el que yo estaba "saliendo" con Alexander, llegó un alumno nuevo a mi grado. Las chicas de todos los grupos de secundaria querían hablarle y que él las invitara a salir, pero nuevamente yo fui la excepción. Ni siquiera me agradaba. Su nombre era (en realidad es pero me gustar olvidar que sigue vivo) Maximiliano, conocido como Max. Y mencionaré que es hermano de Alexander.

Dos años después, cuando yo cursaba el último año de preparatoria, Maximiliano se puso en contacto conmigo a través de Facebook. Seré honesta y diré que yo creía que me había hablado para intentar conciliar algo entre su hermano y yo, pero me equivoqué. Disculpas por eso Max.

Posteriormente, Maximiliano se propuso enamorarme. Y lo consiguió. Logró que la "reina del hielo" cayera ante sus pies. Te odio por eso Max. Jugamos a ser novios por un tiempo. Tiempo en el que descubrí que Maximiliano no tenía ni idea de que yo había salido un tiempo con su hermano. Siempre he sido honesta (cualidad por la que me he ido ganando rencores con el paso del tiempo) y decidí contarle sobre la fugaz atracción que existió entre su hermano y yo. Tremendo error.

Se puso furioso conmigo y con su hermano sin razón alguna. Sí, sin razón porque como dicen "lo que no fue en tu año que no te haga daño" y ni siquiera llegué a ser novia de Alexander. Y este fue el momento decisivo, fue el día en que todo cambió. Estuvimos en una supuesta reconciliación en donde su hermano pasó a ser Voldemort. Pero en realidad nuestro corto noviazgo era una mala alegoría de una montaña rusa. Subíamos y bajábamos, pero había días en los que no hacíamos más que bajar y bajar y no se veía esperanza alguna de subir. Yo creo que fue mi vértigo el que hizo que sufriera más que él en nuestro pasaje por aquella montaña.

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⏰ Última actualización: Nov 12, 2015 ⏰

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