-Willy-Le llamo su compañero, o como a él le gustaba llamarlo.-¿Escuchaste lo que te dije?-Movió la cabeza de un lado en un intento vago de tomar atención a su acompañante.
-No, perdón. ¿Qué decías?-Samuel suspiro resignado.
-Vamos chaval, ¿Qué te pasa? Andas muy distraído-Le dedicó una sonrisa afectuosa y le volvió a explicar.-¿Recuerdas que dije que iría a comprar ropa?-Guillermo asintió aún con dudas ¿Ropa? ¿Para qué se lo cuenta a él?-¿Acompáñame?
-¿Cuándo es?
-Mañana-No podía creer que le estuviera pidiendo algo como eso. ¿Por qué él? Cerró los ojos y suspiro. ¿Tenía otra opción? Su compañero era bastante insistente, y no recibiría un no como respuesta. Lo conoce bastante.
-Está bien, pero no te demores tanto eligiendo la ropa, que eres como una tía chaval-Se quejó. Samuel soltó una risa estrepitosa y tomo la mano de Willy.
-No te preocupes cariño-Se sonrojó ante el acto de su novio y miro a otro lado apartando su mano.
-Si eres tonto macho.
-Por ti, siempre-Samuel apoyo los codos en la mesa del restaurant que se encontraban y lo miro fijamente. Amaba la manera en que las mejillas de su novio se sonrojaban. Como se ponía nervioso, miraba a otro lado y le llamaba "tonto" ¿Amarlo? Amarlo era poco comparado a lo que sentía por él a cada segundo.
-Deja de mirarme y pide algo para comer tío-Miro sus manos avergonzado. ¿No sé cansaba de mirarlo constantemente?
-Está bien-Tomó la carta que estaba sobre la mesa y le echó un vistazo rápido. ¿Qué pedía? Había muchas cosas que les gustaban, pero no podía pedirlas todas. ¿Qué hacer?-¿Qué pedirás tú?-Miró a Willy por encima de la carta.
-No lo sé, si no me dejas ver lo que tienen no podré saber que quiero para comer. ¿No crees?-Le soltó con un dejé de molestia. ¡Era tan mono cuando se molestaba! Samuel no podía evitar pensar en eso cada vez que lo veía así.
-Bua chaval, que mono eres ¿Lo sabias?-Le pasa la carta sonriéndole de lado a la vez. Sabía que esas palabras lo molestarían mucho más, pero valían la pena.
-¡Cállate!-Reclamó más rojo que antes. ¡No entiende como le ama! ¡Se empeña en sacarle desquicio! Definitivamente está enamorado. Es tan estúpidamente evidente que se avergüenza.
-Vamos, elige cariño-Le susurro. ¡Lo va a matar apenas salgan del restaurant! Dejo de lado su molestia y se dispuso a recorrer la lista de platillos de la carta ¡Wua! ¡Cuántas cosas tienen!
-No sé qué elegir. ¿Qué pedirás tú?- Lo mira sobre la carta y levanto una ceja. Samuel se sorprendió por aquel gesto y se sonrojo. Willy sonrió victorioso.
-Mala gente.-Tapo su cara con una mano y con la le quitó la carta como pudo.
-¡He!-Se quejó.-Aún no termino de verla-Infló las mejillas. Esto hizo que sus ojos se achinaran más y Samuel soltará una risa de absoluta de burla.
-¡Chino!
-¿Cuántas veces te he dicho que no me llames así?-Ahora sí que estaba cabreado. Como odia que lo llamen así.
-Vamos Willy, no me puedes decir que es mentira-Dejó de reír ante la expresión de cabreado de su compañero. Tal vez si la había cagado.
-Todo el mundo me dice lo mismo ¿No saben decir otra cosa? Estoy harto tío-Refunfuño. Se levantó de la silla.-Nos vemos después-Declaró. Samuel no podía creer que se cabreara por algo tan simple. ¿Desde cuándo no tenía sentido del humor?