HELENAEstaba cansada de llorar, cansada de rogarle a Mike que me dijese si mi madre estaba muerta o había sobrevivido, cansada de gritar, cansada de todo. Me miré en el reflejo de la televisión que tenía en el dormitorio donde me tenía secuestrada y apenas me reconocí, me acerqué lentamente y contemplé mi cara, estaba más pálida que de costumbre y apenas podía ver mis ojos de lo hinchados que estaban, llevaba cinco días llorando sin parar y sin dormir, creo que a veces me quedaba dormida de lo cansada que estaba, porque es imposible que alguien llore tanto y no descanse un rato.
La puerta de mi habitación se abrió y el miedo se apoderó de mi, pero era la amable señora que me traía la comida, aunque apenas la tocaba. Cuándo la vi por primera vez le rogué que me sacase de aquí o que llamase a mi familia, pero Mike entró en el momento que se lo imploraba y se rió de mi, la señora era sorda, por lo tanto perfecta para " cuidarme ". Ese fue el único día que vi al cabrón de mi ex novio, pero cada vez que esa puerta se abre, tiemblo, porque se que en algún momento vendrá a por mi.
La mujer me deja en una mesa la cena de esta noche, huele delicioso y mi estómago me traiciona y ruge de hambre. Llevo mi mano al estómago y sin darme cuenta estoy acercándome a la silla. Ella me sonríe con dulzura y se sienta a mi lado, destapa la parte de arriba de la bandeja y veo spaghetti con almejas, me acerca el plato y doy el primer bocado desde hace mucho tiempo, sabe a gloria, lo termino tan rápido que miro a la mujer con timidez, ella vuelve a sonreírme y destapa un cuenco con helado de chocolate, me da una cuchara y la cojo sonriendo por primera vez. Como el postre mientras ella observa la televisión, al terminar se despide con la mano y vuelve a cerrar la puerta, me pego a ella y al momento escucho la llave cerrándola. Dedujo que ella no la cierra si no el guardia que custodia mi puerta.
Me siento en la cama y recorro la habitación, buscando algo que me indique donde estoy, delante de la cama hay una televisión grande pegada a la pared. A la izquierda una mesa blanca con dos sillas de piel negra, una pequeña y ridícula ventana es la única luz que recibo de fuera, no tiene ni barrotes porque no me entra ni la cabeza, es alargada pero no podría escapar por ahí. Las vistas son a un edificio abandonado, pero no veo mucho más. Por lo menos tengo un baño con una ducha, quizás pensaba que me ahogaría con una bañera, pero no le daré ese gusto. Y un armario donde tengo bastante ropa aunque es demasiado sugerente, se salvan algunos vaqueros y camisetas pero siempre escotadas, solo hay dos de cuello redondo. Cuando vi que tenía televisión no me lo podía creer, ¿ Quién secuestra a alguien y le pone tantos " lujos " ?. De todas formas la programación es siempre la misma, algunos capítulos de mis series favoritas y un canal de cocina. Nada de noticias, y por lo que pude escuchar ayer al guardia, Mike no quiere que vean la televisión que no sea la que el permita.
Me tumbo en la cama y cierro los ojos. Leo aparece en mi mente y sonrío, recordé lo que sucedió esa noche y también nuestra primera vez, sus recuerdos son lo único que me mantienen cuerda ahora mismo. Abro los ojos y me pongo el pijama, bueno, un maldito camisón de los muchos que Mike dejó en el armario. A pesar de que acaba de empezar Noviembre en esta habitación siempre hace calor.
Vuelvo a tumbarme en cama y recuerdo mi primera vez con Leo.
- Leo - susurro - no me puedo creer que me hayas convencido para venir a tu casa, estoy cabreada no sé si te diste cuenta - digo bajando la voz, colarme en casa de sus padres no estaba entre mi noche perfecta de cumpleaños.
- Si, y yo estoy enfadado contigo - entra en su habitación que está al final del pasillo y lejos del resto de habitaciones - Ya puedes hablar normal.
Se sienta en su cama y se quita la cazadora de cuero negra. No sé qué espera que haga.
- Ven, siéntate, hablemos del tema - dice con una sonrisa súper sexy, llevaba casi dos años con esa sonrisa, y no sé en qué momento pensé que era sexy.
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Lealtad (Crónicas de la mafia #2)
AcciónLas familias más poderosas de Roma han sido atacadas por una organización que lleva años vigilándoles desde dentro, Helena no puede creerse que Mike como ella le conocía, la usara para quitarle toda su herencia. Con ella desaparecida Leonardo Corleo...