Capitulo 1: Mujeriegos y chantajes.

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— ¿Tienes planes para este fin de semana?

Ahí estaba Jenette, una pequeña chica con grandes pechos perfectamente redondos, pero falsos. No es que este en contra de las siliconas más bien me parecen perfectas para un buen polvo, pero nada mejor que unas naturales.

Jenette llevaba puesta una camisa escotada con otro botón menos desabrochado que no dejaba nada a la imaginación y la acompañaba una minifalda con unas botas de tacón hasta por encima de las rodillas, típica vestimenta de zorra.

— ¿Qué tal si vamos al cine? Acaba de salir la nueva película de actividad paranormal, sería buena verla juntos.

Todos sabemos que en estas épocas ir al cine en pareja, no es ver la película sino atragantarse, el que entendió entendió. Además del mal aliento que tiene, la manera de escupir a la cara mientras habla y de tronar la boca mientras masca el chicle pierden totalmente mi interés.

— Ya la vi.

Cerré de un portazo mi casillero después de haber dejado mis libros de química y recogido los de matemáticas, o bueno, lo que quedaban de ellos.
Me aleje de Jenette dejándola colgada de aquella conversación, no es por nada pero sinceramente ella puede ser muy guapa—lo admito— pero nunca andaría con alguien de ese tipo de persona.
Pase mis dedos por el largo de mi cabello peinándolo ligeramente hacia arriba, hoy en la mañana me puse unos jeans negros, unas botas negras, una camisa a cuadros rojos y una chaqueta negra.
Mientras caminaba por los pasillos de la escuela las chicas al rededor mío me volteaban a ver murmurando pequeñas risillas y uno que otros suspiros; algunos chicos me miraban ardidos ¿Qué se puede hacer? No es mi culpa haber nacido demasiado guapo o que sus novias giman mi nombre a la hora del sexo y solo me limité a sonreír con una pequeña sonrisa pícara y más de 5 chicas soltaron un chillido de emoción. Nunca me cansare de esto.

Entre al salón de Matemáticas y como de costumbre todas las chicas del salón voltearon a verme. Le sonreí a una castaña y esta sorprendida, sin creerlo, tartamudeo "yo" en forma de referirse a ella. Camine entre los pasillos y tome asiento en el penúltimo banco de la tercera fila, banco de la derecha y en menos de 3 segundos una chica morena de grandes ojos oscuros cuyo rostro no se me hacía nada familiar, se sienta a mi lado.

— Hola Zak.

Su voz  es grave para una chica pero igual suena demasiado sexy.
Esta vestía un vestido escotado con su cabello largo en un rojo explosivo que por el color negro de las raíces dejaba claramente que a belleza no era totalmente pelirroja, además del peinado y la manera de vestir, llevaba demasiado maquillaje en cima que hasta podría escupir todo el kilo de polvo y otras chorreadas de productos que las mujeres se pone  día a día.

— Mmh... ¿Rebecca? —la verdad, ni siquiera me importa saberlo.

—Hilda... — sus sonrisa se desvanece y vuelve su vista hacia dirección hacía la puerta.

El profesor Darren o mejor conocido por toda la escuela como: piernas escurridizas entro al salón de clases y con su voz muy aguda que si lo pusieran en un concurso de la voz más chillona, piernas escurridizas ganaría el primer lugar, hasta haría el legado de la voz más chillona.

Como una tortura infernal se la pasó hablando toda la clase acerca de cómo encontrar x en tal ecuación, sinceramente me importa un carajo buscar la x, no es mi culpa que siempre pierdan sus x las ecuaciones.

Después de 45 minutos infernales el timbre se hizo presente liberándonos de la gran tortura, solo faltaba literatura y el día de escuela se acabaría. Tome mis cosas sobre mi pupitre metiéndolas de un tirón a mi mochila y sin cerrarla primero; me la coloque en mi hombro derecho y me fui antes que ¿Hanna? dijera algo.

Zak.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora