Y con vosotros siempre

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Cuando lleguo a la fuente, allí estan todos, esperándome, y cuando los veo, a ellos, aquellos a los que tanto, tanto quiero, me derrumbo.
Me tiro al suelo de rodillas, y me cubro la cara con las manos, escondiendo con dificultad mi rostro.
-¡Kat! No me digas que otra vez tu padre...
-No es eso... Es que...
Me levanto, y me dirijo al banco que hay al lado de la fuente. Alguien me pasa un pañuelo, pero las lágrimas que tengo en los ojos me dificultan la visión, y mi garganta, seca, solo deja escapar un susurro:
-Grácias.

Permanecen en silencio mientras yo me calmo, me seco las lágrimas y intento sonreír. No lo consigo.
-Chicos, mi padre... Me voy al vivir al Barcelona.
Marta, mi mejor amiga, parece que se le van al salir los ojos de las orbitas:
-¿Qué? No puede ser, no...
-Lo siento mucho...-digo, y me voy. No tengo fuerza para responder al todas las preguntas que se que me harán. Empiezo al correr hasta que llego al bosque, dónde me siento en una piedra.
Pienso. Pienso en todo lo que voy al dejar atrás, y lo sé, no estoy lista. No estoy lista para todo esto. Nunca lo voy a estar.
Oigo unos pasos detrás de mí, y me giro. Es Martín, mi mejor amigo.
-Vete por favor. -le digo, mirando al suelo.
-Sabes que no lo voy a hacer. No me voy a ir y te voy a dejar aquí sola, ahora no. Amigos para siempre, ¿recuerdas? Pa-ra-siem-pre.
Resoplo. Si no le quisiera tanto le habría gritado que se fuera. Pero no le puedo gritar, sabiendo que solo viene aquí para ayudarme, como hace siempre. Aunque esta vez no puede.
-Siéntate. -le digo.
Obedece, y se sienta a mi lado, haciéndome sentir segura.
Hay una larga pausa, hasta que él rompe el silencio:
-¿Cuándo te vas?
-No lo se. No he acabado de hablar con mi padre. Me lo ha dicho y me he ido.
-Kate ya...-le interrumpo.
-Sí, ya lo sé. Quieres que hable con mi padre. Y que no salga corriendo siempre. Pero no puedo. No soy como tú, que tienes tu familia perfecta, tu casa perfecta, tu futuro escrito. Sabes quien quieres ser. Y yo también lo sé. Pero cada vez que algo me sale bien, mi padre viene y lo arruina todo. No quiero aceptarlo, pero te tengo envidia, y esa envidia ahora mismo hace que te odie, a ti y a todos. Os odio, por que os envidio, ¿entiendes?
-No, esa es la verdad. Será mejor que me vaya, antes de que me tires una piedra a la cabeza por culpa de esa envidia tan poderosa que sientes hacia nosotros... -dice. Sé que se está riendo de mi, y me duele tanto que le grito:
-¡No te rías de mi, idiota! La verdad, ¡sacas lo peor de mi!
-Luego no te arrepientas de haberme dicho todo esto. No hace falta que cada vez que te enfades con tu padre, te enfades conmigo. Que te desahogues criticandome, y que luego vengas a que te perdone. Mira, ¿sabes qué? A la mierda todo. Conmigo has acabado, no cometas el mismo error con los otros.

Y se va. Y yo me muero pensando que, ahora no tengo a nadie que me ponga a flote cundo los otros me unden. He perdido a mi mejor amigo.

A veces me pasa. Cuando estoy enfadada, le grito a todo el mundo. Los critico. Dejo de valorarlos, y luego me arrepiento de todo lo que he dicho, de cada palabra, de grito, de cada mala cara, de cada todo. Y les pido perdón. A veces me perdonan, y a veces no. Pero así es la vida:
Unas veces ganando, otras perdiendo, pero siempre, siempre, aprendiendo

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⏰ Última actualización: Nov 15, 2015 ⏰

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