Ese demonio embarazado

one shot

Era temprano en la mansión Phantomhive cuando el señor de la mansión ya estaba de mal humor, su mayordomo llevaba toda la mañana actuando extraño y eso no le importaría demasiado si no fuera porque además era su amante.
La noche anterior ambos amantes habían hecho él amor y probaron cosas distintas, aquel día el inexperto menor había sido el dominante por petición del mayor, y estaba claro que algo debía haber echo muy mal cuando hoy el mayordomo evitaba estar a mucho rato a su lado.

- Bocchan porque no jugamos a algo nuevo hoy - ambos estaban desnudos y excitados sobre la gran cama principal Ciel sentado sobre Sebastián frotando sus genitales sobre los del extasiado mayor que jugaba con su dedo sobre el glande del menor .
- Aque te apetece jugar demonio pervertido - susurro él menor tumbandose sobre el cuerpo del otro sin parar de frotarse.
- ¿Te gustaría ser el que el dominante? - en un rápido cambio Sebastián se había puesto a cuatro patas incitando al menor que estaba dudoso - Solo hazlo Ciel
- Pero yo no...
- Hazlo ya - El menor se sujeto a las caderas del mayor introduciendo su pequeño e infantil falo en el calido interior del demonio que se estremecía con .
- Se siente agradable - Decia casi con inocencia comenzando a mover las caderas mientras con la otra mano masturbaba al mayor, era imposible que el llegase a tocar el punto que haría delirar al mayor aún asi ambos lo disfrutaron, la hábil mano del menor compensaba su falta de experiencia penetrando haciendo correrse al mayor seguido de el dentro de este.

- Sebastián - Decía decidido a pedir explicaciones el menor
- ¿Me llamaba bocchan? - Sebastián solo asomó su cabeza por la puerta sin acercarse como habría echo normalmente y mostró una sonrisa más forzada de lo habitual
- Acércate - su tono sonó tan severo que el otro no se quejó, solo se acercó mostrándose nervioso - ¿Te hice daño ayer? - La pregunta sorprendió al mayordomo y el menor apartó la mirada - Si es asi, no fue mi intención, pero no me evites - estaba más sonrojado que nunca en su vida - no lo hice aposta...
- ¡Oh! No bocchan, no es eso - se le veía inicialmente firme, como forzandose a estarlo - es otra cosa, usted no lo entendería - Contra más hablaba más nervioso parecía y eso era tan raro que llamo irremediablemente la atención del menor.
- Si no me lo dices no lo sabré - reprochaba el niño
- Verá bocchan es embarazoso y...
- ¡Lo sabia! Te hice daño... - Ciel casi pareció desanimarse, cosa extraña en el orgulloso niño
- Bocchan, esto que voy a contarle puede que no lo entienda y ruego su comprensión porque necesito unos días de descanso - Ciel no sabia que esperarse esto era realmente extraño - como los demonios somos raza diferente tenemos anatomía diferente y... El caso es que... - Sebastián relajo un poco la postura dejando notar lo ceñido que quedaba el traje - estoy embarazado... - Ciel quedo impresionado ante la noticia - no se preocupe será rápido, tres días, solo desapareceré tres días y problema resuelto
- ¿Donde iras? - Pregunto el menor casi con preocupación
- A donde no estorbe con mi embarazo bocchan - Todo aquello sonó un poco dolido y Ciel lo noto.
- Quedaos aquí - Parecía seguro de lo que decía pero no sabia lo que estaba por venir - ambos
El mismo se encargó de acomodar la cama principal para el demonio y de buscar su pijama pues esa barriga crecía por momentos y los botones del traje habían cedido. Sebastián se dejaba mimar, Ciel podia parecer un niño pequeño pero era muy responsable. Poco después él menor con dificultad había preparado la bañera y ayudo a entrar y a lavarse el pelo torpemente intentando imitar cuando Sebastián se lo lavaba a el.
Para cuando termino el día Ciel estaba exhausto y Sebastián ya tenía una barriga notable como de 3 meses y con apariencia también bastante cansada ambos en la habitación de nuevo.
- Bocchan si me disculpa voy a dormir un poco aunque solo sea por hoy - Mientras hablaba Ciel trataba de ponerse el camisón solo era algo bastante cómico - Déjeme ayudarlo aunque solo sea un poco
- Tu acuéstate, yo puedo sólo - miraba los botones de su pijama como si fueran algo raro y nuevo y eso divertía a Sebastián.
- Como ordene - se recostó observando la escena y antes de darse cuenta quedo dormido, una sensación nueva la del cansancio que nunca había experimentado.