Capítulo 10

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Ya son casi las dos de la tarde y los chicos han terminado sus compras. Laura ha preferido volver en su propio coche tras buscar papel de colores y envolver el regalo de cumpleaños de su amiga. Pablo había insistido en esperarla pero dada la impaciencia de Irene se marcharon los dos solos en el coche de la chica.

– ¿Y bien? –suelta Pablo por fin tras haber estado varios minutos en silencio.

–No sé a qué te refieres –contesta la chica.

–Vamos, Irene. ¿Te crees qué no me he dado cuenta como miras a Laura? Si la mirada quemase ya la habrías chamuscado.

La chica sonríe levemente tras la ingeniosa ocurrencia de su amigo.

– ¿Se puede saber qué te pasa con ella?

–Nada. No me cae bien y punto –dice mirando al frente.

–No me lo trago. Te conozco de siempre y cuando una chica te cae mal no te comportas así.

–Pues entonces no me conoces lo suficiente.

El chico suspira. Su amiga puede llegar a comportarse como una niña pequeña cuando quiere.

–Es por Sara, ¿no?

– ¿Qué? –pregunta sorprendida.

–Tienes miedo de que te quite a tu amiga, ¿verdad?

Irene cierra los puños con rabia. ¡Cómo no puede darse cuenta de que es por él! Que esa niñata de ciudad pretende quitarle al chico por el que cree sentir algo. Y no lo piensa consentir.

–No es por eso.

– ¡Ajá! ¿Ves como si había un motivo?

–Ay, Pablo de verdad. A veces no sé si eres muy buen actor o es que eres tonto. ¿No ves lo guarra que es? ¿En serio no te das cuenta de cómo le tira los trastos a todos los tíos que se le ponen por delante?

– ¿Laura? ¿Pero qué dices? Si es muy buena niña.

–Claro, por eso no te suelta el brazo, ¿no?

Ya pueden ver el campanario de Velc. Están llegando al pueblo e Irene ve que la conversación no va a ninguna parte, así que decide dejarla antes de delatarse ella misma.

***

La chica se gira de golpe soltando el silbato que tenía entre las manos. Mira fijamente a Marcos con una sonrisa que no le cabe en el rostro y corriendo se lanza a sus brazos. El chico la recibe y le da un beso en la mejilla.

– ¿Pero qué haces aquí? –pregunta Sara sorprendida a la vez que emocionada.

–No me iba a perder el cumple de mi tomatito por nada del mundo.

La chica se echa a reír y le vuelve a abrazar.

Un silbido le anuncia que tiene un nuevo WhatsApp. Se separa de su amigo y lo lee. Es Laura. Tiene que decirle una cosa muy importante, le pide que vaya corriendo al parque.

–Es Laura –le dice a Marcos. –me pide que vaya al parque que tiene algo importante que decirme. A saber que ha hecho ésta ahora...

– ¿Quieres qué te acompañe?

–Hombre, no te voy a dejar solo en casa –ríe.

Los chicos bajan las escaleras hasta la primera planta, salen de casa y cierran la puerta tras de sí. Juntos recorren la calle que comunica su casa con el parque. Es muy raro, no hay ruido. A estas horas de la tarde tendría que haber jaleo en el pueblo, y más en esa zona.

La chica no hace más que mirar a Marcos y sonreír. Él hace lo mismo. No saben ni que decir, pero con las miradas que se echan no hacen falta palabras. Se nota que los dos se han echado muchísimo de menos en esas últimas horas que no han estado juntos. Sara le vuelve a abrazar y éste le mira sorprendido pero con una gran sonrisa en la cara.

Dos amores de veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora