07.

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Esa misma tarde me encontraba sin nada que hacer sentada en mi cama, Sarah me había mandado me mensaje más temprano para decir si quería salir a una plaza o algo así, pero por alguna razón que no logro comprender bien, no le contesté, de hecho la ignoré rotundamente dejándola en visto en Whatsapp. 

Había pensado en llamar a Luke, pero algo me hacía dudar en hacerlo o no, es que con el nunca se podría saber si estaba feliz o si no lo estaba, era muy extraño y no tenía ganas de ir contra eso. 
Cambié de posición en mi cama a una más cómoda y me acosté, resignada a que hoy no era mi día y que me quedaría aquí, aunque no era tan malo, de igual manera yo no salía tanto como mis otros compañeros de escuela, pero tampoco quería estar todo el día encerrada. 
Dando un fuerte suspiro me levanté de un salto y caminé al cuarto de mi hermano, el extrañamente seguía aquí y no estaba en casa de su novia procreando. 

—¿Adam?—.Dí dos pequeños golpes en su puerta y luego asomé la cabeza por un espacio. 

—¿Qué quieres?—. Me miró mal, no había notado la música deprimente que sonaba de fondo y que le estaba entre todas las cobijas hecho bolas y solo se veía su cabeza mirando hacia el techo.—Deja de mirarme—. Cerró los ojos. 

—¿Qué te pasó?— abrí los ojos con sorpresa. 

—Nada, solo descubrí que mi novia es una perra—.  Sentí mi corazón hacerse pequeño, sé que mi hermano no era el más atento y el más lindo de todos, pero sé que me quiere, a su manera, y yo también a él, me dolía verlo así.

—Oh Adam, lo siento mucho—. Caminé hasta estar a su lado en la cama, no sabía si abrazarlo o no pero antes de poder decidirme él se puso de pie y lo hizo por mí. 

No me abrazaba así desde mi cumpleaños 12. 

—Gracias, Fea—. Me tronó la espalda, odiaba que hiciera eso. 

—Estúpido—. Me reí, evitando soltar un quejido de dolor. 

—No hay que quedarnos aquí Nath—.  Entrecerré los ojos. 

—¿Crees que no me di cuenta que no saliste con Sarah? Siempre te vas con ella—.

Tenía razón, aunque no todos los días salíamos,  a veces simplemente ella venía a casa y estábamos aquí sin hacer nada todo el día. 
Y hoy era la excepción. 

—No tenía ganas—.  Me encogí de hombros. 

—Voy a ir a casa de un amigo que podría interesaste, ¿Tampoco tienes ganas? —.  Sonrío. 

Y la verdad es que tampoco tenía ganas pero, a quedarme aquí y no hacer nada lo prefería. 

—Iré—. 
—Ve a cambiarte, te vez asquerosa la verdad—. 
Lo miré mal pero solo se rió, salí de su cuarto y entre al mío.

Me quité mi pantalón de piyama y la playera enorme de Adam y me cambie por algo más lindo, ropa negra obviamente. 

—Vamos—.  Adam se asomó por la puerta de mi cuarto y después lo escuché bajando las escaleras y encendiendo el auto.

Rápidamente desconecté mi celular del cargador y baje las escaleras. 

Cuándo pasé por la sala de estar mi mamá y mi papá estaban sentados viendo cualquier cosa en la tele. 

—Que lindo que tú y tu hermano ya salgan juntos otra vez—.  Dijo mi madre. 

—Vuelvan temprano—.  Sentenció mi papá, no me dejaba salir ni con mi hermano(aiuda eztho meh pazsa a my).  

Salí rápidamente entes de que me pusiera un cinturón de castidad, Adam ya estaba hasta con el cinturón puesto. 

...

Después de un rato conduciendo llegamos a la casa de su amigo, seguía sin saber quién era. 

—¿Cómo se llama tu amigo? —.  La verdad no sabía casi nada de su vida aparte de lo que veía a diario. 
—Jack, Jack Hemmings—. 
Mis ojos se abrieron con sorpresa. 

WAYFDonde viven las historias. Descúbrelo ahora