~Los elegidos~

Capítulo 7

-Muy bien chicos los quiero a todos formados en dos filas, de un lado los egresados y del otro estudiantes ¡Rápido!- Habían puesto a la entrenadora Adams a cargo de nuestro primer entrenamiento todos juntos. Ella era una señora de unos 35 años que había llegado al plantel hace 4. La verdad era muy buena en su trabajo y sus técnicas de combate eran impresionantes.

Desde muy temprano chicos de todo el mundo habían llegado al campamento. La directora había mandado a traer a todos los egresados que tuvieran entre 21 y 25 años; según la profecía ese era el margen de edad máximo.

Me paré junto a Joanna y mire la fila de los graduados. Había un par de chicas con el cabello color rubio platinado, debían ser hermanas o algo por que el parecido era increíble. Una tenía el cabello corto suelto y la otra lo tenía largo sujetado en una coleta. Seguí con la mirada la fila y me encontré con Kol hablando con un chico, estaba de espaldas así que no pude verlo bien pero por la forma en la que hablaban parecía que ya se conocían. Al fondo de la fila estaba una chica, parecía algo tímida, tenía el cabello castaño claro suelto y la piel muy blanca. Por último un chico moreno de cabello oscuro estudiaba la fila de los estudiantes, mi fila, imaginé que hacía lo mismo que yo. Finalmente su mirada se encontró con la mía. Pude sentir como la sangre subía hasta mis mejillas por la pena. Él solo me observó y sin hacer ninguna expresión miró al frente donde la entrenadora sostenía una hoja de papel en la mano.

-El día de hoy haremos entrenamiento físico, sólo eso. Todos ya deben de haber calentados así que podemos empezar. Elegiré a un estudiante y a un graduado, cuando diga su nombre deben ponerse en el área de combate y usando solo su cuerpo deberán vencer a su oponente.-Estábamos en el gimnasio; era un edificio grande de un piso con un cuadrado de colchonetas al centro, ese era el área de combate. A su alrededor había salones para distintos tipos de entrenamiento ya fuera físico, puntería, habilidades especiales, etc. También en una esquina había una gran estructura para escalar, aquí había de todo. - Bueno las damas primero- continuó la entrenadora. < Por favor yo no, por favor primero no...> - Olsen, Dahlía. Al centro por favor.- Hoy la suerte no estaba de mi lado. Me paré y me posicione en una esquina, esperando a que al menos la primera vez no saliera tan mal. - Tú pelearas contra...Clark, Elena.- La chica del cabello corto dio un paso al frente. Genial.

Nunca me había gustado mucho la violencia ni mucho menos golpear a nadie pero, estar aquí significaba aprender a defenderse y entre esas cosas estaba la lucha cuerpo a cuerpo.

Me preparé en posición de ataque, esperando a que mi oponente iniciara. Esta se abalanzo contra mí y sin darme cuenta tomó mi brazo y me lo torció. El dolor era demasiado así que con mi otra mano libre logré darle un golpe en el estómago, esto hizo que se debilitara lo suficiente como para que yo pudiera lograr mi escape.

Coloqué mis puños frente a mi cara como había hecho tantas veces en antiguos entrenamientos y esta vez fui yo quién atacó. Un golpe en la quijada hizo que la pelea se equilibrara un poco. Por ahora.

Miré a mi contrincante que con una mano se masajeaba la barbilla; sonrió. Casi parecía como si estuviera disfrutando la pelea.

Una vez en primer grado, cuando Sonia Miller me jaló el cabello en la clase de gimnasia, logré defenderme con tan solo darle un golpe en la cara. Recuerdo que no me volvió a molestar por semanas. Claro que aquella vez teníamos como 7 años y las cosas eran muy diferentes, aquí iba a necesitar más de eso si quería ganarle a Elena.

Por segunda vez se abalanzo sobre mí solo que esta vez logré moverme a tiempo para esquivar su ataque. Era mi turno. Con mi puño derecho le lancé un golpe en las costillas. Ella reaccionó y se quitó antes de que pudiera llegar a tocarla. Miré un momento a la multitud y pude ver a Sean entrar al gimnasio por las puertas principales. Cómo siempre vestía de negro pero esta vez traía su cabello suelto y alborotado. Nuestras miradas se encontraron.

Ese pequeño segundo bastó para que Elena me tomara por sorpresa y me golpeara fuertemente con su puño en la cara. Al instante caí al piso y mi cabeza se estampó contra la fría colchoneta. Todo se volvió borroso, lo último que recuerdo fue una silueta acercarse a mí y unos brazos que me rodeaban.