El Asesino

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"...Y el último de sus disparos fue el tiro de gracia que necesitaba pegarle a su moribundo compañero...", en una noche primaveral, sólo se escucho a lo lejos una explosión, seguida del sollozo exiguo de quien acababa de morir, ni siquiera tuvo el valor de mirarla de frente, sólo se armó con palabras para soportar el último aliento, para darle la fuerza durante su agonía, pero sólo recibió suplicas por una eutanasia rápida, poco agobiante y que sólo le diera la calidez momentánea de haber hecho lo indudablemente incorrecto.
Se convirtió en un asesino típico de un fénix, un asesino que inducia al fénix a arder para tratar de renacer, no sabía sí lo volvía loco el verlo renacer una y otra vez pero una y otra vez buscaba nuevamente verlo arder, se alegraba una vez renacido, lo trataba dulcemente cuando era un joven ejemplar, sin embargo al llegar a cierta edad, lo trataba de incendiar.
Al apuntarle el arma a su cabeza, se vendo los ojos con rapidez, su cobardía no le permitía verla morir nuevamente en sus manos, sin embargo sabía que su crimen a la salida de aquel callejón, duramente habría de pagar, quiso que fuese ella quien se suicidara a medio morir, le puso el arma entre sus manos y le enseño como jalar, sin embargo la cobardía de ella fue superior a la de el y entregandole su pistola, se arrodillo a sus pies y le suplico morir, no hubo honor en su muerte, fue cobardía pura de una pureza real al igual que la manera en que ese asesino la habría de matar.
Al verlo arder, le rocíó un líquido inflamable para ver sí de esta manera su muerte resultaba más rápida y menos dolorosa para sí mismo, sin embargo la hermosura de aquel fénix dependía de cuanto tardaba en arder, al ver lo que su compañero hacia con el, el fénix comenzó a llorar, su llanto curandero, su llanto en el alfeizar, sin embargo sus lágrimas poco hacían por ayudarlo a sanar, esperaba renacer rápidamente, tal como lo habían de matar, antes de arder por completo trato de mirar a su amigo por última vez, sin embargo este enloquecido, se volteó sin siquiera pedir perdón.
Luego de dispararle a tal mujer, la que se veia ahora diminuta dentro de su abrigo muy invernal, arrancó, corrió tratando de salir por otra salida de aquel callejón, sin embargo enloquecido por el terror, se obligó a salir por la entrada donde lo habían de aguardar, sus deseos tomaron armas y lo llevaron al paredón, trataron de vendarle nuevamente sus ojos, sin embargo el no lo deseo, abrió su cartera con lentitud y extrajo un tesoro, la miro por última vez y la beso en el aire, preguntándose a sí mismo, por que la mato.
El fénix ardio hasta que se consumio, no obstante el ni siquiera observó, segun dice el ave quiso morir y el simplemente se lo permitió pero su testigo no habría de ser, para el, la culpa fue del ave por querer ser asesinado pero tambien la de el por quemarlo hasta su muerte, no cree haberlo visto llorar sus lágrimas de cristal, no cree que eesa ave maldita pudiese ser capaz de llorar.
Ella revivio, vino un ave Recien nacido y lo han visto llorar sobre su herida mortal, se dice que son compañeros, se dice que entienden su verdad, sin embargo al salir de aquel callejón observó hacia el paredón, lo vio a medio morir, al hombre que la mató, corrió con su abrigo no apto para la estación y abriendole su mano, se encontró, busco por aquellos deseos por los cuales la mató, sin embargo no los encontró, sólo vio su imagen arrugada en un puño y tanto ella como su amigo lloraron sobre el, no saben cuanto pasó pero al despertar, despertaron los tres.
El dueño del ave, dicen que se intentó suicidar, dicen que lo vieron loco en la esquina de la ciudad, dicen que se volvió loco el dia en que los mató.

03- Noviembre- 2014

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