-Nunca huirás de mí, Sherlock- dijo Moriarty con un tono siniestro en la voz. Una sonrisa fría apareció en su rostro- No del todo, siempre te encontraré-
-Eso ya lo veremos- respondió Sherlock, mientras una sonrisa ladeada recorría su cara.
Sherlock elevó su mano, mostrando una pistola. La sonrisa de Moriarty se esfumó en cuestión de milésimas de segundo. Sherlock apuntó al hombre de rodillas que se encontraba delante suyo. Cargó el arma rápidamente y su sonrisa aumentó.
-Parece que a partir de ahora me aburriré- dijo Sherlock.
Se acercó y se agachó. Suspiró profundamente y metió la pistola en la boca de su enemigo, lentamente. James dejó que Sherlock hiciera lo que quisiera con él. La vida era aburrida, y ya no tenía ganas de seguir en ella.
-Adiós Moriarty- sentenció Sherlock antes de apretar el gatillo.
Un corto grito se oyó desde la puerta del almacén. Una silueta masculina se encontraba allí, testigo de la ejecución que se acababa de llevar a cabo. Sherlock se levantó rápidamente para alejarse unos metros.
Inmediatamente el hombre de la puerta, anteriormente nombrado Sebastian, corrió hasta arrodillarse junto al cuerpo del hombre casi sin vida. Cogió su torso y lo acercó a su cuerpo. Lo abrazó fuertemente sujetando su cabeza.
-Tigre...- salió un susurro casi imperceptible de los labios de Jim. Sus ojos quedaron sin vida después de dar su último suspiro.
-No, James ¡Jim!- gritó Sebastian, juntando sus frentes. Sentía las lagrimas agolparse en sus ojos. Agarró con fuerza su cabeza, notando sus manos humedecerse y mancharse con la sangre que salía de ella. Apartó su mano y la miró con rabia y tristeza- Dios, por favor no. Gatito, no te vayas, por favor. Jim. No, no, no, no ¡Dios no me hagas esto!-
Incorporó el cuerpo sin vida de la persona a la que quería. Enterró su rostro en su cuello, dejando salir sus sollozos, sin importarle quien los oyese.
Sherlock comenzó a caminar, alejándose de aquella horrible escena. Los gritos y suplicas de Sebastian seguían haciendo eco en aquella gran sala. Los gritos dejaron de oírse, y, siendo un gran error, Sherlock decidió no prestar atención a ello.
-¡Tú!- gritó Sebastian levantándose con dificultad. Podía notar un vacío en su pecho, un vacío que ya había sentido antes, antes de que Jim lo volviese a llenar- ¡Tú has hecho esto!
El detective se giró para ver a Moran en pie, con las piernas temblorosas. Su mano estaba elevada, sujetando la misma pistola con la que había matado a Jim, su Jim. Su mano temblaba y no podía apuntar a quien quería matar en ese momento. Apretó el gatillo, teniendo la suerte de su parte. La bala atravesó la sala e impactó en el pecho de Sherlock, quien calló al suelo inmediatamente.
Sin pensarlo dos veces, Sebastian introdujo la pistola en su boca y apretó el gatillo. Sin él, su vida volvería a ser un infierno y no necesitaba pensarlo para saber que le seguiría hasta la muerte y más.
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Hasta la muerte y más
FanfictionLa vida volvería a ser un infierno sin él. No necesitaba pensarlo para saber que le seguiría hasta la muerte y más.