64. Se acerca la hora

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Frank.

Habían pasado ya unas tres semanas desde que vi a De Luque por última vez.

Me dijo que vigilase a Luzu.
En aquel momento no entendí el porqué de aquello, hasta que un día decidí seguir a Luzu, tras contarme una de sus mentiras que se estaban volviendo costumbre. Aquello pasó hace dos semanas...



Luzu llevaba unos cuantos días diciéndome que iba a trabajar, que algunas tardes tenía que hacerlo, cuando él siempre había tenido sólo turno de mañana, hasta la hora del almuerzo.

Al séptimo día ya me cansé de sus palabras y decidí seguirlo.

Hizo una caminata larga, pero como yo imaginaba no era en dirección a donde él trabajaba.

Sus pies dejaron de andar, cuando llegaron frente a la puerta de una casa que parecía estar abandonada. Además de que se encontraba en un lugar oculto, donde no paseaba nadie. Sería imposible encontrarse a alguien caminando por allí.

Luzu sacó algo de su bolsillo, algo que imaginé que sería una llave. Evidentemente, lo era.

Entró y dos horas más tarde salió con una enorme sonrisa.

Desde ese día, cada tarde que salía, lo seguía hasta aquella casa, en la cual no sabía qué se dedicaba a hacer. Aunque muy en el fondo, creía saber qué era. No sólo por la cara de satisfacción en su rostro, sino porque desde la primera tarde que salió, no habíamos tenido sexo.

"Tres semanas sin sexo"

Eso era algo, completamente, imposible para Luzu.

[...]

—Guapo, me voy a trabajar —Se acercó a mí para darme un posesivo beso, y se separó para mirarme—. ¿Me echarás de menos?



Yo asentí, mientras lo miraba desde mi asiento.

Quería poder decirle cómo me sentía respecto a que me mintiese, pero no era capaz de vocalizar palabra.



—¿Te pasa algo? —me preguntó, al ver tristeza en mi rostro.

—Es sólo que ya no hacemos cosas juntos, señor... Me entristece.



Se sentó sobre mi regazo y me miró con ternura. Al menos eso me pareció a mí.



—¿Quieres que hagamos algo juntos, cuando regrese?

—Me encantaría. —Sin darme cuenta, estaba sonriendo.

—Prepara algo dulce, mirando los ingredientes y el modo de hacerlo en internet y cuando vuelva lo comeremos mientras vemos alguna película. ¿Te parece bien?



Asentí, sin borrar la sonrisa, y me levanté para dirigirme a la cocina.



—Ya estoy deseando volver contigo. —me dijo.



Él desapareció por la puerta, y yo pude borrar la sonrisa, por fin.

Si estuviera deseando estar conmigo, no iría a esa maldita casa, a tener sexo con cualquiera.

Fruncí el ceño, y me puse manos a la obra en la cocina.

Preparé un bizcocho de chocolate. Mientras esperaba a que llegara Luzu. Llamé a De Luque. Él me dio un número al que llamar si veía algo extraño en la vida de Luzu.



Duros caminos del destino [Wigetta y Lutaxx]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora