Después de todas las tormentas...está tu cama y puedes dormir en ella.

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La lluvia había cesado. Solo unas pequeñas gotas seguían cayendo, pero nada de lo que preocuparse. El cielo comenzaba a despejarse de a poco y el sol amagaba con salir. La humedad que había, de algún modo extraño, me tranquilizaba. La niebla se había evaporado. Todo comenzaba a aclararse. Menos lo mío. Resultaba tan genial ver cómo podía evitar las cosas en mi mente y los sentimientos en mi corazón y concentrarme en otras cosas, como en el clima. Era experta en eso.

 Había conectado los auriculares al iPod y tarareando las canciones me encaminaba a casa. La jornada escolar había terminado, gracias a Dios. Había pasado las horas sola o con Leila, ya que me negaba a ver a otra persona y las otras personas se negaban a verme, al parecer. Ya me sentía más relajada, más tranquila. Aunque tenía un constante punzante dolor en la cabeza, me pregunto si será por la caída que me pegué hace unos días o por todo lo que ha sucedido. Bah, no me importa.

 — ¡Aria!—creí escuchar. Me saqué los auriculares, giré para ver de quién se trataba. Era Louis que se acercaba a mí a zancadas, me reí por primera vez en la mañana. Me resultaba tan divertido Louis. Recordé la tarde del jueves en la casa de Liam, se había comportado demasiado amable y bueno conmigo. Le sonreí mientras esperaba a que llegase. Cuando estuvo frente a mí, puso las manos en sus rodillas y descansó así hasta recuperar el aire. —Caminas muy rápido, mujer. —se quejó. Solté una risita tonta.

 —Louis, ¿cómo estás? Qué extraño encontrarte por aquí. —mi voz acostumbrándose a hablar, eran contadas con los dedos de la mano y pies las palabras que había soltado en toda la mañana.

 —Estoy bien, gracias. Me he mudado el fin de semana anterior, mi casa queda por aquí. ¿Y tú? ¿Cómo estás?—me mira fijamente, entrecerrando los ojos. —Aria, ¿has estado llorando?

Oh, oh.

 —Vivo por aquí también. Estoy bien, gracias— traté de sonreírle, esperando a que eso lo convenza. De todos modos, no entiendo por qué tiene que preocuparle. Sin embargo, no quiero ser descortés. —Y sí, he llorado. Pero nada grave— contesto con una mueca en mis labios.

 — ¿Sabes que puedes confiar en mí, verdad? Soy como una tumba guardando secretos— responde riendo. Por un momento, sopeso la idea, pero la descarto rápidamente. Al menos por ahora. Le asiento sonriente. Y comenzamos a caminar a la par.

 Louis me conversa animado y cuenta chistes tontos que me hacen reír exageradamente, a mi fortuna, no menciona a Niall ni a Harry. Me agrada, y ahora que creo que lo veré seguido, supongo que seremos buenos amigos. Me da conversación y estar con el resulta cómodo y se pasa un buen rato.

 — Entonces, hemos pensado cambiarnos a su colegio. Será algo complicado hacer el cambio, pero creemos que se podrá. —sonríe y se detiene delante de la antigua casa de los Stewart, una casa grande y espaciosa por dentro, y por fuera, un hermoso jardín; aunque ahora está con algunas cajas, por la mudanza, supongo. —Aquí es. Mi nuevo hogar. ¿Quieres pasar?

 — Otro día, debo ir a casa, pero gracias Louis. Nos vemos— luego de un amistoso abrazo de despedida, le sonrío y me encamino a casa, que tan solo queda a dos casas a la izquierda. Vaya, Louis. Mi nuevo vecino. Y tan cerca.

 Me tumbé en la cama, arrojando la mochila y todo el abrigo que llevaba al suelo. Debía pensar y mucho. ¿Es qué enserio todo esto estaba sucediendo? Una parte de mí decía que estaba exagerándolo todo, y era cierto. “Dramática” debería ser mi segundo nombre. Pero… ¡Por Dios! Se trataba de Niall y Melanie Sparks, ¡y juntos! Era inaceptable. Me agradezco una y otra vez por haber cerrado los ojos y no haber contemplado aquella escena que aguardaba a por mí. No lo soportaría. Eso de verlos besándose, sería la gota que colmaría el vaso. Y algo que me daría nauseas también. Y dejando de lado lo más desagradable del día, estaba Elena. ¿Qué rayos sucedía con ella? Cuándo me vio aquella mañana pasó de tener una expresión terrorífica a una totalmente indiferente, de dolor y enfado a la vez. Era tan confuso, pero aún más el saber por qué se encontraba así conmigo ¿Qué le había hecho? La mayoría de las veces Elena se enojaba por estupideces, pero lo arreglábamos en cuestión de minutos y por primera vez, no tengo ni la más pálida de lo que he hecho. Si es que he hecho algo en realidad. Luego, Harry. Otra persona a la que no entendía. ¿Enserio lo del sábado no había significado absolutamente nada para él? Me sonrojo al recordar la escena, tan pasional, tan de película romántica. Pero, ¿es qué tan rápido se le subía lo de “popular” a la cabeza? Era demasiado obvio, y lo había previsto, el entendería que yo no era suficiente para él, lo raro es que lo haya hecho tan rápido, aunque no me sorprende. Duele. Melanie siempre tuvo razón, recuerdo la mañana en que me lo había dicho. Yo me lo había dicho, ¡qué estúpida fui! Y, sumándole a todo, Louis sería mi nuevo vecino. Eso no era nada malo, pero tener a uno de los mejores amigos de tu amor imposible, quién se besa con tu enemiga natural, y del chico que te ha besado un sábado y no ha ido a una fiesta por ti, quién además te ignora en el colegio, como vecino resulta ser algo perturbador. Y terminando, ¡mi abuelo! Oh, había olvidado todo ese asunto.

Its Gotta Be YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora