Sehun era una persona determinada.
Aunque siempre se tomaba su tiempo para considerar y estudiar sus decisiones, no tendía a vacilar demasiado. Dudar conseguía que las cosas se complicaran más de lo necesario, sobre-analizar significaba perder.
Por supuesto, las decisiones más importantes que había tomado a lo largo de sus diecisiete años de vida no habían sido más trascendentales que aceptar o no realizar un proyecto con un compañero de clases que sabía que no aportaría nada a la hora de trabajar, o calibrar si era buena idea cubrir a su hermana cuando faltaba a alguna clase por pereza. Eran decisiones cotidianas, poco arriesgadas, donde la pérdida era insignificante, si es que llegaba a perder. Nada del otro mundo.
La disyuntiva a la que se enfrentaba ahora no cabía bajo el término cotidiano.
Luhan masticaba distraídamente una barra de chocolate mientras intentaba resolver un ejercicio con el entrecejo fruncido en concentración. Sehun había insistido en poner el lugar en orden, así que habían pasado varios minutos recogiendo el desastre en el suelo y organizando la sala. Había abierto las ventanas para que entrara luz y empujado los cristales a un lado para dejar correr aire. Una vez que terminaron de acomodar, se movieron con todos los papeles a la sala, y estaban sentados ahora sobre la alfombra, alrededor de la mesa de café.
Sehun lo observaba en silencio, esperando a que se irritara y empujara la hoja frente a él para pedirle que volviera a explicárselo. Sehun lo haría, pero su cabeza no estaría en el producto escalar, sino en la marca sobre su cuello y en el vívido recuerdo de cómo había llegado ahí pocas noches atrás. Luhan se daría cuenta y Sehun sabría que él conocía lo que estaba pensando, pero ninguno diría nada porque habían quedado en actuar como un par de estúpidos.
―Explícamelo de nuevo ―le dijo al final Luhan, como había esperado.
Sehun explicó otra vez, con el mentón apoyado sobre la palma y garabateando sobre la hoja para él. Cuando lo miró para preguntarle si lo estaba siguiendo, se distrajo al ver una pequeña mancha de chocolate en su boca. Luhan alzó la cabeza y enarcó las cejas, confundido por su pausa. Sehun señaló su propia boca, para hacerle saber que se había manchado, y el mayor pasó los dedos por sus labios, intentando limpiar lo que el otro le señalaba. Pero el chocolate ya estaba seco y continuó ahí, así que Sehun, sabiendo exactamente lo que estaba haciendo, se llevó la mano a la boca, humedeció su pulgar y lo dirigió hasta el labio inferior del otro, donde frotó encima de la marca de chocolate hasta hacerla desaparecer.
Bajo su tacto, pudo sentir la pequeña cicatriz que existía allí como una huella suave y a la vez rígida a comparación del resto del mullido labio. Y ahí estaba otra vez... Ese tirón extraño y desconocido, el cual no entendía pero sabía que no debería sentir ante la presencia de Luhan, de entre todas las personas. Se sentía tan confundido que comenzaba a enojarse.
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Toska «hunhan»
Fanfiction❝ Oh Sehun es un adolescente con una gran vida. Atractivo, inteligente, de clase acomodada y familia tipo, con numerosos amigos y una adorable novia. Sin grandes problemas en su día a día más que algún que otro asunto cotidiano. ... Siempre que igno...