A Lauren le daba vueltas la cabeza. El recuerdo de los besos de Ann ocupaba todos sus pensamientos, mientras intentaba con todas sus fuerzas concentrarse en el camino de vuelta a casa. Las dos habían estado hablando durante horas, tocándose ligeramente las manos o pasando como por casualidad el brazo por los hombros de la otra o alrededor de su cintura. Después fueron abajo a bailar. Rápidamente se acercaron la una a la otra. Los labios de Ann le rozaron el cuello y Lauren se inclinó apenas un poco para recibir el primer beso. Delicado, exploratorio, interrogante, sólo una ligera presión de la lengua de Ann entre sus labios.
Después ella abrió la boca un poco más: el beso se hizo más y más profundo, y sus lenguas se exploraron mutuamente.
Los fuertes y protectores brazos de Ann la rodearon firmemente, casi con cariño, y después sus manos se deslizaron por la cintura de Lauren y por sus caderas, y luego le tocó el culo, mientras se apretaban la una contra la otra durante todo aquel beso que parecía que fuera a ser interminable.
Llevaban besándose ya cinco canciones cuando la mano de Ann se deslizó hasta la parte delantera de sus vaqueros y empezó a apretar cada vez c0on más fuerza contra el montículo de Lauren. Lauren separó ligeramente las piernas ante la urgente insistencia de aquellos dedos y entonces, enloquecedoramente, Ann apartó la mano, la llevó hacia los pechos de Lauren y empezó a masajearlos, presionarlos, amasarlos y acariciarlos hasta que Lauren puso su mano sobre la de Ann para aumentar la presión.
Incluso ahora, al recordarlo, Lauren se retorcía contra el asiento de cuero del Saab. Había deseado desesperadamente que Ann durmiera con ella aquella noche, pero Ann, de repente, se apartó bruscamente y después le tendió la mano a Lauren para que la acompañara a la barra. Con los vaqueros empapados y sin decir palabra, Lauren la siguió.
—Volveré pronto por aquí —dijo Ann, despreocupadamente—. Quizácpodamos quedar para tomar una copa. Tracy tiene todos mis teléfonos.
Llámame. Mañana por la noche estaré de vuelta en casa.
Lauren hizo un esfuerzo para que ni su voz ni su rostro traslucieran su decepción.
A medida que recordaba el musculoso cuerpo de Ann contra el suyo, la intensidad y la pasión de sus besos, aparcó el coche y se quedó sentada, casi sin aliento, en la oscuridad. De un modo inconsciente, su mano se había deslizado hasta la entrepierna de sus vaqueros y estaba acariciándose por encima de la ropa. En un momento dado Ann había interrumpido el beso y le había susurrado al oído: «¡Oh!, nena». La mano de Lauren se empezó a mover a más velocidad, con más fuerza y más urgencia, a medida que recordaba la intensidad del placer que le había provocado aquel susurro. Podía notar que estaba muy, muy mojada.
Quería volver a oír aquella voz, quería acariciar aquella piel, meterse dentro de ella, que la lengua de Ann la volviera loca. Quería sentir a Ann frotándose contra ella, lamiéndole los pezones, penetrándola con los dedos hasta que explotara entre sus manos. Lauren estaba terriblemente excitada, pero cuando llegó el orgasmo se vio acallado, obstaculizado por los vaqueros. Se quedó sentada y sin hacer ruido durante un rato, hasta que recuperó la calma.
Después cogió el teléfono.
Camila respondió después del tercer timbrazo, ligeramente atontada por el sueño.
—Camila, ¡creo que ésta sí que es! ¿La has visto? Hemos estado besándonos como locas en la pista de baile. Me desea. Sé que me desea. No sé cuándo voy a volver a verla, pero voy a llamarla, Camila. He de tenerla, y pronto. La espera me está volviendo loca.
—Yo nunca he tenido ninguna oportunidad, ¿verdad que no...? —la pregunta era deliberadamente ambigua y Camila la lanzó al aire.
—Oh, no te encuentras bien, ¿verdad? ¿Estás bien? Dios, espero que podamos hablar mañana. Espero que vuelva a aparecer pronto. ¡Está tan en forma y es tan fuerte! Es poli, Camila, y había sido soldado. ¡Es tan divertida!, ¿sabes? Dios, y sabe bailar. Pensaba que iba a correrme en la misma pista.
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Placeres ocultos- Pausada(Camren)
RomanceCUIDADO! Contenido explícito. El cambio del milenio se acerca y lo mismo sucede con el cuarenta cumpleaños de Lauren. Lleva casada veinte años y está harta de su papel de esposa trofeo en una pequeña ciudad donde no puede luchar adecuadamente para l...