Verlas y no hacer caso es igual a no verlas.

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“Tyler… Espero por tu bien que esto sea bueno” entrecerré los ojos enviándole una mirada de advertencia.

“Oh si, créeme Amelia. Valdrá la pena y más” íbamos en el auto de Tyler camino a nuestro primer día trabajando juntos en quien sabe, pues el señor Tyler no me dijo que íbamos a hacer o donde lo íbamos a hacer.

A medida íbamos rodando, mas niños habían en las calles; hasta que finalmente paramos… frente a una escuela.

“Bueno, Amelia, espero que seas buena con los niños porque son a los que estarás cuidando por 2 semanas” el apagó el auto y me miraba con una sonrisa ancha. La felicidad de Tyler era contagiosa y no pude evitar sonreírle, aunque no sabía la primera cosa de niños.

“Esa era tu idea? Cuidar niños?”

“No solo cuidarlos. Vendremos a buscar y llevar a sus casas 5 niños cada dia, pero cuidaremos solo a 2. Te confieso que yo realmente tendría que cuidarlos de todas maneras, pero soy un completo desastre.”

“Bueno, sinceramente  no creo que pueda ayudarte mucho… no he cuidado a un niño en mi vida. Lo que no entiendo es, quien te dejaría a ti, en cargo de sus hijos?” pregunte realmente curiosa, si yo tuviera hijos necesitados de una niñera Tyler no sería mi primera opción… ni la decima.

“Mi mama” dijo el ligeramente apenada con una sonrisa ladeada que me había dado cuenta nunca dejaba su rostro.

“Vamos a cuidar a tus hermanos! Tal vez esto sea divertido después de todo…”

Cuando todos habían llegado, fuimos a dejamos a 2 niños y 1 niña en sus casas para luego ir a casa de Tyler y cuidar a Trisha de 4 años y Timothy –alias Timmy- de 6. Ambos se parecían mucho a Tyler. Trisha tenía el pelo largo, castaño oscuro, con ojos café y algunas pecas. Timmy tenía el pelo negro, y los ojos un un poco más claro que los de Trisha.

Al llegar a casa, descubrí que no vivian muy lejos del colegio. Una casa muy linda de 2 pisos, en el primero estaba la cocina, un baño, la sala, un pequeño balcón trasero y un patio.

*Punto de vista de Kendall*

Estaba sentado en una mesa de la cafetería tomandome un vaso de jugo. Su sabor no era definido, asi de malo son los jugos de la cafetería. O asi de mal esta mi lengua hoy. ¿Siempre han sido asi? Ni en eso podía pensar, con Roxanne frente a mi. Sus escote muy abierto, pestañas moviéndose con coqueteo, un mechón de cabello enroscado en su dedo. Coqueteando con otro tipo justo en mis narices. Y créanme cuando digo que no es la primera vez ni será la última. Pensando que ya es tiempo de darle un ultimátum, me le acerco.

“Podemos hablar?”

“Ya estamos hablando” respondió sin quitarle los ojos al imbécil que estaba delante de ella. Y lo grande es que ya no estoy ni celoso.

“En privado”

“ ¿Qué no ves que estoy---“

“ ¿Ocupada? Al diablo con eso. Pero esto no tomara mucho tiempo. Terminamos, ahí tienes más tiempo libre”  y ahora todos nos miraban. Y a mí que me importa? Yo quería ser un caballero y decírselo en privado pero ella se lo busco. Perra… y de pronto recuerdo que todas las advertencias estuvieron ahí, todo el tiempo. Yo solo no hice caso”

“ ¡Felicitaciones! Debo admitir que duraste más de lo que pensé.” Me miraba con satisfacción. Como si ella me hubiera dejado a mí, pero todos sabemos que no es así…. Entonces, ¿Por qué esta feliz?

“ ¿Que dices? Yo te deje a ti. No al revés, princesa”

“Ya que no te das cuenta, tendré que explicártelo más detalladamente. Ahora entiendo lo que dicen de los rubios… idiotas. ¿Te acuerdas ese día en el jardín de la casa de Patricia? Es cierto que yo te quería humillar, pero tu amiguita Amelia se interpuso. Y más que eso, me humillo a mí. Y a mí nadie me humilla, deberían saberlo ya. Asi que era mi turno de humillarla a ella, quitándole lo que más quería… a ti. La pobre, estaba patas arribas por ti, que no te dabas cuentas porque estás loco por mí. Pero creo que el que quedo peor fuiste tú… no definitivamente, el que quedo peor fuiste tú. Humillado, sin Amelia y sin mí. Pero estoy seguro que valí la pena”

 Apreté mucho mis puños para no golpearla. Maldita arpía. Era aun peor de lo que me advirtieron. De lo que Amelia me advirtió… aunque Roxanne tenía razón. Me quede solo, por perro. Por polla caliente. Por estar empecinado con Roxanne. Mis ojos se encontraron con unos conocidos ojos café entre la multitud, justo en la puerta estaba Amelia. Vi su cara, y no se veía satisfecha o feliz; como lo esperaba. Así me di cuenta de que tenía que hacer las paces con ella, mi amiga de toda la vida, la que no me juzga ni me engaña, la que me cuida y quiere. Y la que yo quiero… Amo.

Okay, se que dure mucho para subir pero es que tuve un bloque de inspiracion y no sabia que escribir. Seguro ahora duro menos porque ya lo tengo todo planeado. No se molesten y COTE <3

El uno para el otro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora