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Después de estar todo el día en casa de Megan partí a la mía. Aún vivía con mis  padres, eso de independizarme no era lo mío, vivir sola significaba; comida quemada, incendios, desorden, cuentas por pagar, trabajar, tan solo de pensarlo me da flojera. Una vez lo intente, me fui a vivir con Megan un mes. Trabajaba doble turno, lavaba, planchaba, arreglaba, hacía la comida, iba a la escuela y después tenía que hacer la tarea, me canse tanto qué tuve que rogarle a mis padres volver.
Abrí la puerta de mi casa y entre dejando la mochila en el sillón. Corrí a la cocina y me encontré con mi mamá lavando los platos.

–¿Sabes que hora es Michelle?–Hablo molesta y dejo de lavar los trastes para mirarme.

–¿La hora en que no hablamos del tema y me ceno tranquilamente, para después irme a dormir?–Sonreí falsamente y tome unos hot cakes de el refrigerador.

–No puedes llegar a esta hora–Se cruzo de brazos y me miro fijamente.

–Son las once, no es tan tarde–Me encogí de hombros poniendo los hot cakes en el microondas.–Además estaba en casa de Megan, no en una disco.

Le puse dos minutos al microondas, y me recargue de el lavabo.

–Mientras vivas bajo este techo son nuestras reglas. Y a partir de ahora te quiero aquí a las 8–Sin más salió de la cocina.

La seguí enfadada, ¿A las ocho?¿Enserio?¡Era muy temprano!

–¡No puedes solo decir eso e irte! ¡Te había pedido permiso para ir con Megan! No puedes solo decirme que tengo que estar aquí a las ocho, es muy injusto–Proteste.

–Estás llegando muy tarde, nos preocupamos Michelle entiende–Suspiro frustrada.

–¡Entiende tú! Tengo 19 años, no puedes solo mandarme–Alce mi voz molesta.

–¡No michelle, esto no es como tú digas. Soy tú madre, tengo todo el derecho de mandarte. Vives en mi casa, conmigo y tu padre, y desde ahora llegas aquí a las ocho, ¡Punto!–Alzo su voz cuándo dijo la última palabra.

Rodee los ojos y sin más camine a la cocina y saque los hot cakes del microondas volviéndolos a poner en el refrigerador, hasta el hambre se me había ido.
Tome mi mochila del living y subí a mi cuarto, cerrando de un portazo.
Y claro, la relación con mis padres no era buena. Mi madre siempre estaba peleando conmigo ¿Y mi padre? Casi ni lo conozco, se la pasa en el trabajo todos los días, todas las horas, casi nunca lo veo.
Cerré la ventana y la cortina, me despojé de mi ropa solo quedándome en ropa interior.
Me acosté en la cama tratando de dormir, pero me era imposible. Me giré poniéndome en otra posición, pero nada.
Suspiré y me senté en la cama pasando mis manos por mi rostro.
Me hice una coleta y me acosté de nuevo. Esta vez el sueño me venció.

11 de noviembre.
6:00 am
Día lluvioso, -6 grados.

De nuevo en la escuela, malditos martes ¿Por que no todos los días son viernes?
Abrí mi casillero, saqué todo lo que necesitaba y lo cerré.

–¿Me extrañaste?–Susurró Justin en mi oído.

Rodee los ojos y lo ignore caminando hacía el Aula.
Se puso a mi lado pasando su brazo por mis hombros empujándome a su pecho.

–Perdón por ser un patán ayer, no estaba de buen humor–Hablaba demasiado bajo, como si quisiera que nadie nos oyera.

Fruncí el ceño.

–¿Por que solo me hablas a mi?–Le pregunté mirándolo.

Pude notar unos cuantos moretones en su cara y su labio rojo e hinchado.

–Me recuerdas a alguien, es solo eso–Me sonrió de lado.

Carraspeé y me rasque el cuello, eso me pasaba cuándo estaba nerviosa.
El timbre sonó y justo al mismo tiempo llegamos a la clase.
Justin se sentó donde siempre y yo donde la última vez.

La clase paso aburrida—Como siempre—, al finalizarla tome mis cosas y corrí al casillero(ahora ya nadie me tiro), las guarde y me tome las otras de la siguiente clase.

–¿Michelle?–Me hablo un chico.

Al mirarlo lo reconocí, era con el que se había peleado Justin, Kyle.
El estaba peor, su ojo estaba inflamado, morado y un tono verde. Su labio tenia una costra de sangre y estaba morado.
Sus brazos igual tenían moretones.

–Kyle, Hola–Le sonreí.

–¿Quién te dijo mi nombre?–Frunció el ceño.

–Bieber–Le respondí enseguida.

Él asintió e hizo una mueca.

–¿Te acompaño a tu clase?–Me sonrió.

Sentí una mano jalarme y pegue un brinco.

–Ya tiene quién la acompañe, vete de aquí–Dijo frío.

Kyle suspiró y se despidió de mí agitando su mano.
Me solté de Justin cabreada.

–¿Que te pasa?–Gruní alzando la voz.

–¡Baja la voz!–Susurró molesto.

–Siempre llegas a interrumpir lo que no te incumbe–Fruncí el labio y lo empujé caminando a la clase.

El corrió hacía mi y me detuvo.

–Perdón..–Susurró de nuevo.

Suspiré y solo asentí pasándolo.

Sorry | os → j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora