Harvert Givell

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Capítulo I

Desperté, oía que llamaban a mi nombre, un sonido entre molesto y atemorizante a la vez, casi no podía abrir bien los ojos.

-Señor Givell, perece y muestre su cara

Sentí un estremecimiento al escucha señor Givell, tenía tanto que no me llamaban de esa forma, me levante al instante no antes sin verle la cara a quien me llamaba de tal forma y con tanta dureza.

-Usted ha sido liberado por los actos de los cuales se le habían acusado, a partir de ahora usted ya no pertenece a este lugar.

Era él, el Sargento Cadwell el jefe de la autoridad aquí no lo podía creer, sentí como mi corazón empezó a latir de un modo desesperante, tan solo escuche esas palabras me quede inmóvil, no sabía que decir, ¿Es acaso esto un sueño? Qué diablos pasa, si es apenas ayer que me metieron a la fuerza en mi celda por golpear a un preso gravemente, no sé qué pasaba por esos momentos pero me sentía feliz, por primera vez en mi vida me sentía realmente feliz, casi desvanecido alcance a completar un par de palabras.

-¿Es acoso esto una broma Sargento?

-¿Me ve la cara de que este bromeando?

Dijo el sargento en tono serio.

-Disculpe Sargento, es solo que me ha sorprendido

En tono aun incrédulo sin saber que decir.

-Bien ya que me ha creído entonces salga de ahí rápido.

Abrió la reja dándome unas prendas a la vez.

-póngase esto por favor de inmediato antes de salir

Las tome y tan pronto las vi sentí un estremecimiento.

-¿Disculpe Sargento Cadwell ¿Porque estas prendas tienen las mangas atadas a la espalda?

Dije en tono confundido y dudando de la palabra del Sargento Cadwell.

-¿Acaso se atreve a cuestionar mi palabra? No le he preguntado si se lo quiere poner, es una orden Troncus.

Dijo en un tono muy alto y molesto, he ahí mi verdadero nombre, me quede observándolo y sin más que decir me puse las prendas una por una.

-He terminado sargento.

-Bien, ahora estire las manos

Dude por unos segundo pero no podía hacer más que escucharlo y acatar sus ordenes, saco de su bolso unas esposas que traía escondidas, acto siguiente, me las puso en las manos, sentí como apretó tan fuerte las esposas que casi pegaban con mis huesos, las esposas no dejaban que mi sangre circulara bien, tenía la mano morada de la muñeca Hacia abajo, no me importo y lo seguí observando.

-Bien Troncus, ahora sígueme y hay de ti que hagas un movimiento brusco de los que sueles hacer porque te daré un tiro, no me importara ya mas tu integridad ¿Entendido?

No conteste a la pregunta solo me le quede viendo con una mirada tan penetrante que su acompañante retrocedió un par de pasos a lo que dijo el Sargento.

-No temas cabo Roberts, es solo una rata que quiere intimidar.

En ese preciso momento juraría que quería tomarlo por el cuello y matarlo pero por una alguna extraña razón no lo hice y seguí observándolo de la misma manera que un mendigo observaría a quien le quitase la comida, baje la mirada al mismo momento que le pregunte.

-¿A dónde me lleva?

-A dónde van los miserables como tú.

Respondió con voz risueña. 

Esas palabras hicieron que me desplomara por completo.

-¿Acaso no dijo que saldría de aquí ya?

El Sargento reventó en risa diciendo a la vez.

-¿En verdad creíste que saldrías de Ofergooth? Claro que no Troncus, solo te mudaras al cuarto negro donde no podrás hacerle daño a nadie nunca más.

Si en ese momento me hubieran dado un tiro en la cabeza me hubiera desplomado menos que con esas palabras, sentí mi vida perecer en ese lugar para siempre, baje la mirada mientras él me tomo por el cuello sacándome de la celda poniéndome delante de él.

-Vamos Troncus, camina delante de mi donde pueda verte, ya me has cabreado bastante, así que no tendré tolerancia contigo ¿Oíste?

Camine con paso lento sin mirar hacia atrás, solo escuchaba las risas estúpidas de los que me iban escoltando, de repente siento un leve golpe en la parte inferior de mi cabeza. 

-Date prisa que no tengo todo tu tiempo, apresura el paso, anda perezoso.

La sangre empezó a hervirme, no aguantaba más, sentía el impulso infinito de tomarlo por el cuello y estrangularlo, esta vez no aguantaba más, volví la cabeza despacio con una calma inquietante y puse mi mirada fija a los ojos de ese hombre a lo que escuche.

-¿Que tienes he hombre? ¿Acaso no te gusto que te golpeara? Qué delicado me has salido

Dijo con voz risueña y burlesca

-Sargento Cadwell

Dijo segundo sujeto con voz muy baja

-Lo siento si soy atrevido Sargento pero temo de lo que este hombre pueda hacerle si se descuida.

-Bah!! Qué tontería Cabo Roberts este hombre miserable no me hará nada porque simplemente no es nada, mejor observe como dominar a un presidiario de los más peligrosos.

Me tomo por la espalda sujetándome de el cuello y apretándome a la vez dijo con voz autoritaria,

-Vez Cabo Roberts, así se domina a una rata.

Sentí como mi cuerpo empezaba a radiar calor, no podía mas y tenía que hacer algo al respecto, mientras me tenia tomado del cuello sin dejarme respirar bien, con las esposas golpee su abdomen haciendo así que me soltara, tomándolo después por el cuello con las mismas esposas, el segundo sujeto intento ayudar pero de inmediato le dije con voz agitada.

-No te muevas o lo estrangulo

El Sargento Cadwell sin esperarlo rompió en risa.

-Ese es el Troncus que yo conozco, miserable y tramposo, ágil pero estúpido.

Sentí como me tomo por la cabeza con sus manos dejándose caer con mi barbilla pegada a su cabeza haciendo que me desplomara cayendo fuertemente hacia el piso viéndolo apenas con mis ojos entre cerrándose, lo ultimo que escuche fue que el dijo.

-Harvert Givell Cornelius, "Numero 85" el presidiario más peligroso de la prisión de Ofergooth, no saldrás nunca de aquí mientras yo esté con vida.

Escuche ese nombre, tenia tanto sin escucharlo ni siquiera recordaba el apellido de mi padre o de mi madre, de repente todo me dio vueltas, vi una especie de sombras y perdí la conciencia por completo.




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⏰ Última actualización: Nov 16, 2015 ⏰

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