Capítulo 1

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  Han pasado diez días desde que vi a Michael por última vez. Diez días de angustia, diez días de vacío, diez días de lágrimas. No queda nada más en mi interior. Ni emociones, ni alma, ni lágrimas. Nada. Todo se ha ido evaporando. Cada vez que cierro los ojos lo veo ahí, su rostro atractivo persiste cada vez que lo hago. Una ráfaga de imagenes se proyecta en mi mente; vacilan entre el hombre atractivo y seguro de sí mismo que me poseyó por completo hasta el núcleo y esa criatura vacía, hiriente e imbécil. Estoy hecha un auténtico lío, una mierda también. Me siento vacía e incompleta, me obligó a necesitarlo y ahora se ha ido, veo su cuerpo atractivo en la oscuridad y oigo su suave voz en el silencio, es doble tortura, pero es la única manera en que puedo verlo. Vivo en un infierno, estoy vacía e incompleta. No he sabido nada de él desde que me marché y lo abandoné allá abajo tirando las cosas de Madisson. No ha habido llamadas, ni mensajes, ni visitas... nada. Lo hecho mucho de menos, pero no a la persona hiriente y vacía a la que me enfrenté la última vez. Ese no era el hombre del que me había enamorado. No vi quién era en realidad, y como dijo Elle, fingió todo este tiempo. Estaba ebria de lujuria y sumida en su intensidad, en su mirada y... en esa forma tan profunda y exquisita de follarme, él me consumía por completo, y yo me dejaba consumir, dejé embriagarme y poseerme por ese hombre y mírame, estoy aquí tumbada en la cama pagando los platos rotos.

 La pobre de Madisson se ha estado esforzando mucho para sacarme de este agujero negro en el que me he metido, ha intentado de todo, pero como mejor me siento es pudriéndome en la cama. Si, en esa cama dónde tuvimos nuestra primera experiencia sexual. Si, en esa cama donde he estado llorando los últimos diez días, ahí donde mi almohada y mis sábanas absorben mis lágrimas y mi dolor. En estos momentos no había más solución que llorar noche tras noche. No he salido de la habitación desde entonces, han pasado diez días; no he mirado el sol ni he estado debajo de él, no he visto a ninguna persona más que mi reflejo, no he sentido el aire golpear mi rostro y todo lo que antes solía hacer. Me he protegido con las sábanas, me envuelvo en ellas como una oruga y lloro, lloro hasta quedarme dormida otra vez. Madisson entra a dejarme comida pero apenas y las toco, voy al cuarto de baño y hago lo que necesito, y al finalizar, me meto debajo de las sábanas. Se ha vuelto una rutina, es lo que he hecho durante diez días, es como mejor me siento. Pero sin embargo, el dolor sigue consumiéndome, sigue apuñalándome y me sigo preguntando por qué. Mil veces me pregunto por qué, pero no obtengo respuesta.

¿Qué más puedo decir? Estoy mal, muy mal, realmente mal. Estoy en un mundo gris donde no hay risas ni sonrisas, donde la felicidad y la alegría se han marchado dejándome dolor, mucho dolor. Ahora mismo estoy en mi habitación, si, como hace diez días, estoy en cama, tapada como una oruga mientras que las cortinas ahuyentan los rayos del sol; todo está oscuro y silencioso. Excepto por los sollozos que suelto cada vez que lo recuerdo. Que es todo el tiempo. Miro un punto inexacto, recordando y odiando: callada y absorta de la realidad. Estoy en una profunda depresión y no me gusta, no me gusta la manera en que me encuentro, odio estar así por culpa de ese hombre, odio esto con todas mis fuerzas. Es tiempo de salir de esto, él no merece mis lágrimas y mi sufrimiento, necesito ponerme al día, salir, hablar con mis amigas, reír y curarme, estando aquí no creo poder hacerlo. Venga mujer, ¡hazlo! Tu estás aquí hecha una mierda mientras que él está como si nada, follando a la puta de Elle.

¡Vamos! ¡Levántate!

Me desenrollé de las sábanas y las alejé, me senté y miré a mi al rededor. Joder, no puedo. Me dejé caer hacia enfrente y me cubrí con las sábanas. No puedo salir de aquí, si lo hago, significa ir hacia el lugar de los hechos y ¡no! No quiero, no podré resistirlo. Quizás salga y entre por la ventana, total, romperme los huesos es más fácil de llevar que el dolor de mi corazón. Me arrastré hasta llegar a la orilla de la cama, saqué los brazos, y con mis manos, me sostuve del suelo; caminé sobre mis manos hasta dejar caer mi cuerpo, gateé hasta llegar al cuarto de baño, y al llegar a la puerta, me puse de pie y abrí, me quité la ropa que usé hace diez días y me metí en la tina, abrí la llave y esperé a que se llenara. Sentí el agua mojar mi cuerpo, estaba tan fría pero no me importó, cerré los ojos y me preparé mentalmente para salir al mundo. Solo haré como si nada hubiese pasado, sonreiré, evitaré todo tema respecto al extraño y seguiré con mi vida. Ah, y probablemente cumpla las fantasías de Ian. 

#2 Poseída por el DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora