Soy una cenicienta con los tacones llenos de barro y el pelo enredado, con un vaso de plástico en la mano y mil ideas tristes en las que estar pensando. Soy una de esas princesas que no lloran por miedo a ahogarse, que no sueñan porque saben que eso las llevará al fracaso, que besan un rato a algún sapo que más tarde no recordará ni el sabor de sus labios. No tengo corona sólo una botella y muchas heridas escondidas tras la ropa, esparcidas por la piel, marcas de guerra que cuentan no cuentos, sino mi historia. Sólo soy otra chica con las manos temblorosas, los ojos tristes y una sonrisa siempre en la boca.