Capítulo 10: La fosa pútrida

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Selma se pasó las dos semanas siguientes telefoneando y obteniendo permisos y accesos. En teoría estaba retirada y a todos les sorprendió que aquel espíritu descubridor se hubiese revitalizado tras dos años de duelo. Más de uno le opuso resistencia, pero bastó que Lara interviniera. No había fuerza en la Tierra capaz de resistir el carisma de Lara Croft.

En todo aquel tiempo ni una ni otra le vieron el pelo a Kurtis. Parecía que se lo hubiese tragado la tierra, nada raro en él después de todo.

- Lara – murmuró la turca, nerviosa, mientras repasaba por enésima vez una lista kilométrica con todo lo indispensable – nos hace falta apoyo logístico.

- ¿Apoyo... logístico?

- Sí, necesitamos disponer de un soporte técnico. Alguien que sepa trastear con material informático y que pueda conseguirnos contactos por vía Internet o telefónica en pocos segundos. Capadocia es un desierto aislado, como bien sabes, y allí no vamos a disponer de muchos lujos... necesito a algún experto en informática y comunicaciones que pueda mantenernos en contacto con el resto del mundo. Ivanoff se ha ofrecido a ser nuestra biblioteca a distancia por si necesitamos información sobre los Nephilim (en estos dos años ha llegado a convertirse en un experto...) y claro, como no hay manera de sacarlo de Bran, tendremos que superar la barrera... bueno – concluyó, histérica - ¿Conoces a alguien que pueda prestarnos ese favor?

Hacía rato que Lara sonreía, inspirada.

- Claro. Conozco a la persona perfecta.

- ¿Quién?

- Se llama Zip.

- ¿Zip? ¡Eso no es un nombre!

- Cierto, y también es un poco payaso. Pero nos servirá. Confía en mí.

*************

A las dos semanas, y pese al desespero de Selma, todo estaba listo.

Zip apareció cuando estaban a punto de partir, llegando tarde como era su costumbre. Bajó del autobús de un salto, cargando con la mochila de su portátil nuevo y mascando chicle despreocupadamente. Selma se asustó al verlo:

- ¿De dónde has sacado a este tío? ¿Del Bronx?

Pero Zip ya se acercaba alegremente:

- ¡Vaya, vaya, Lara! ¡Cuánto tiempo! Parece ayer cuando fastidiamos al viejo Von Croy robándole el Iris, ¿eh? ¡Y tú tan guapa como siempre!

Con un desparpajo intolerable, el muchacho afroamericano estampó dos sonoros besos en las mejillas de Lara, para luego girarse a observar con curiosidad a Selma:

- Hablando de mujeres hermosas, ¿qué están viendo mis ojos? ¿De qué harén ha surgido esta adorable odalisca?

- Mi nombre es Selma Al-Jazira, y a partir de hoy soy tu jefa - contestó ella tajantemente, indignada ante tanto descaro.

- Oy, oy oy, ¡la mora tiene carácter! Estaré encantado de servirle, bella Selma – dijo, besándole la mano con socarronería.

- Ya te dije que era un payaso.- dijo Lara momentos más tarde, mientras cargaban todo en el jeep.

Selma no respondió. Al mirarla a la cara, Lara comprobó, sorprendida, que estaba roja como un tomate.

***********

Era la segunda vez que Lara visitaba Capadocia, pero su belleza la impactó como si fuera la primera vez que sus ojos veían aquellas formaciones rocosas imposibles, aquellos montículos limados por el tiempo. Selma se reclinó en el asiento y cerró los ojos, recordando... por desgracia, no todo lo que tenía que recordar era agradable.

Tomb Raider: El Cetro de LilithDonde viven las historias. Descúbrelo ahora