Lilium

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Sus manos frías la acariciaban de manera sucia y poco delicada. Jadeaba de manera incesante, y gemía como un animal.

Se sentía vulnerable en los brazos de aquella criatura, pero ella lo deseaba. No quería que la dejase ahí sola, rodeada de sus recuerdos flotando en forma de niebla dorada.

Observaban el acto, lo sabía, pero poco y nada le importaba.

El Tiempo la tomó de la cintura sin contener su fuerza, y su lengua lamió sus secos labios.

Una lágrima corrió por la mejilla de quien cayó en la tentación, la única que podía ser salvada. No opuso resistencia cuando la áspera piel del Tiempo rozó la suya y la violó.

Sus largos cabellos se perdían entre sudor y sangre, mientras el monstruo, temido por todos, reía entre dientes. Nadie escapaba de él.

Se levantó, la abandonaba ya. Ella, desnuda y sucia, rogaba su permanencia.

Los inexistentes ojos del Tiempo la miraron sin compasión, y de la misma manera, la abofeteó.

Una exclamación se dejó oír entre los ojos y recuerdos observantes del repugnante escenario.

Sin más que hacer ahí, él se marchó, no así las miradas.

Bajo la luz, ella se arrodilló.

- Ten piedad.

El eco resonó en la nada, y sus palabras penetraron en los oídos de su creador.

La sangre continuaba cayendo en finos hilos, desde su cabeza hasta donde se convertían en vapor.

Las llamas del infierno volvieron a encenderse, quemando la piel de la tentada.

Podía sentir el dolor desgarrante, el olor que desprendía su quemada piel alcanzada por el fuego. Sus ojos hervían y su sangre se convertía en veneno. ¿Qué había hecho para merecer tal castigo? ¿Tanto era el errar de un humano que tenía que pagar con la eternidad?

Su cuerpo no acababa nunca de consumirse entre las llamas, era infinita.

Un coro empezaba a cantar una canción, eran los bufones, bien llamados ángeles. Se aseguraban de que el castigo se aplicaba, mientras vocifereaban canciones que no podían ser replicadas arriba.

''Bendita seas, sucia mujer.

Que por tus actos y pecados

has alcanzado la corona de la vida.''

Ahora podía ser salvada. Las llamas se avivaban y su ser desaparecía junto con el coro.

LiliumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora