Entrada en la época de 1905 una minoría de pobladores empezó a sufrir algún tipo de enfermedad o demencia, la cual, para tratar de buscar una solución los pacientes eran trasladados al hospital psiquiátrico que quedaba a varios kilómetro del pueblo de donde residían. Realmente, a pesar de los medicamentos, nadie podía curar a esas personas. Incapaces y frustrados de no poder hallar una cura los doctores llegaron a la conclusión de que esa enfermedad simplemente no tenía cura. Tanto medicinal como psiquiátrica.
Nadie sabia cual era la causa de tan atroz enfermedad demencial.
Todos los familiares del enfermo en cuestión respondían a las interrogantes casi con las mismas palabras. ¿Sabe usted por qué su hijo está en este estado?; ¿Cree usted que haya sido algún virus o que sea algo de genética?; ¿Su madre a sufrido algún trauma y por ende reacciona de esta manera tan agresiva?. Esas eran algunas de las preguntas que le hacían a los familiares desconcertados. Pero todos eran un "no" rotundo. Unos que otros "sí", pero sin embargo no coincidía ni se hallaba nada útil. Después de muchos investigaciones en la sangre, cerebro y mas, muchos doctores, con pesar, anunciaban que no había ningún mal en el organismo. Por ese caso los análisis psiquiátricos eran la única opción para hallar el punto clave.Pasaron meses y todavía ni rastro de una cura o por lo menos de algún indicio. Buscaban algo que los guiara, a pesar de ya haber sacado la conclusión de que eran casos perdidos.
El psiquiátrico, ya a finales de septiembre, se hallaba cundido de enfermos. Nunca hubo en la historia tantos pacientes, ni tantos enfermeros y psicólogos en un hospital. Toda los análisis psicológicos eran un vaivén.
Muchos pacientes fueron ejecutados por altos niveles de agresión.El primer ejecutado fue un anciano, padre de uno de los psicólogos, él cual cuando se le hacia el chequeo diaria atacó a una enfermera mordiéndole el rostro. Su hijo presente se interpuso en el ataque, causando así que su propio padre lo matase enterrándole por todo el rostro un pequeño exacto que el anciano escondía en su bata.
A comienzos de noviembre una nueva víctima de la misteriosa y perturbadora plaga llegó a las puertas del hospital. Miriam Prieto de tan solo 16 años ingreso por un grave caso de demencia o como le decían algunos doctores EMI (Enfermedad mortal indefinida).
La joven paso de un estado altamente agresivo e inhumano a uno mucho peor. La tenían encerrada en el cuarto mas espacioso, descuidado y menos peligroso, según los enfermeros. La joven atacaba a cualquier persona que entrase a la habitación. El único acercamiento era cuando se le pasaba la comida por debajo de la puerta. La joven se arrojaba contra las paredes con brusquedad.El límite entre ella y los enfermeros se marco cuando dos enfermeras que le hacían la inspección se acercaron a ella debido a que se quejaba de que algo la estaba lastimando, y según dijeron, salía sangre debajo de la camisa de fuerza. Cuando la fueron a socorrer se dieron cuenta que la camisa estaba suelta, y la joven solo reía de manera desenfrenada. Ambas enfermeras fueron atacadas con tal brutalidad que las paredes blancas del cuarto se convirtieron en algo parecido al lienzo de un artista que lanza brochazos de pintura roja de forma frenética. Los cuerpo fueron sacados de la habitación después de poder lograr sedar a Miriam.
Para el 20 de diciembre se le tenía prevista la fecha para su ejecución.Fue entonces cuando en los días próximos a su ejecución alguien llamó al psiquiátrico. Era el cura Santiago Ortiz quien prescindía una cita con el dueño del hospital psiquiátrico.
En la tarde del 19 de diciembre el psicólogo Fernando Fuentes y el cura se reunieron para hablar de la enfermedad que se multiplica por el pueblo. Santiago sabia muy bien que era todo ese alboroto que había en el psiquiátrico, pues, lo había leído en los diarios y fue testigo de algunos casos. Pero sabia algo mas que ningún doctor o psicólogo sabia... La cura.Después de horas de charla y de poco convencimiento el dueño del hospital propuso que sí en verdad eran demonios y no otra cosa fuera al psiquiátrico y curara una de sus pacientes más afectadas. Éste acepto, pero pidió que se le diera un tiempo de preparación.
Así fue cuando en finales de enero de 1906 el cura Santiago Ortiz piso por primera vez el hospital psiquiátrico. Un periodista del pueblo fue ese mismo día solo para ver si lograba captar algo, y conjunto con su fotógrafo acompañaron al cura.
Al entrar Santiago sintió la presencia, no de uno, de muchos entes demoniacos. En la libreta el reportero anotó cuando Ortiz murmuró "Dios mío, esto es el propio infierno". Todos veían a los pacientes como enfermos. Todos menos Ortiz, quien no tuvo que mirar fijamente a uno de ellos cuando se dio cuenta que todos estaban poseídos. Tenían un aura potente y negativa a su alrededor.
Cada paso que daban le daba vida a una vibración que moría en las paredes, por ello se dio cuenta de que ese lugar estaba a días de desplomarse.
Cruzando por los pasillos pudo analizar en que estaba metido realmente. Habían distintos demonios, unos mas fuertes que otros pero todos peligrosos. Al llegar a una puerta de hierro todos se detuvieron. Un guardia que se hallaba parado vigilante saludo con la cabeza. Fernando le dio la señal de abrir la puerta. Esté jalo de un seguro y la puerta se fue abriendo lentamente. Junto con el chirrido de la puerta fue llegando un olor fétido. El olor a muerto. Algo alertó al cura y fue el ente. No era un demonio, por decir, común mi corriente. Ese ente... Era satanás.
Los cuatros hombres entraron a la habitación dejando al guardia en la entrada con el arma en mano por si algo fuera de lo previsto ocurría.
La joven se hallaba dormitando en una silla a la cual estaba amarrada.- La hemos sedado antes. Y no ha sido fácil - dijo el psicólogo quien le mostró un rasguño profundo en su brazo derecho.
El cura puso su maleta en una mesa pequeña y empezó a sacar sus utensilios. Se acomodo los lentes y abrió la Biblia. En una mano tenía el rosario enredado en su palma y en la otra el agua bendita.
Se persignó y dio comienzo al exorcismo. Antes de que cayera la primera gota de agua bendita Miriam se despertó.
Sus gritos eran desgarradores. Cada gota que se posaba en su cuerpo pareciese que las sintiese como ácido.El cura pronuncia palabra tras palabras sin titubeos ni silencios. La bestia maldecía y se quejaba. En un momento se quedo inerte. Todos los presentes observaban temerosos menos el cura, el cual, sudaba a mares.
Las luces empezaron a titilear hasta que en el momento menos imaginado se apagaron definitivamente. El fotógrafo al ver en la oscuridad en la cual se adentraban tomó una fotografía para iluminar la escena. Pero a los segundo solo quedaba la voz del cura. Se escuchó un estruendo, alguien había golpeado algo. Un grito hizo que todos se estremecieran. El fotógrafo tomó otra foto en la que se capturaba al guardia tirado en el suelo. Estaba muerto. Un charco de sangre estaba a su alrededor.
Un gruñido muy cercano hizo que entrará en pánico y tomará fotos tan rápido como se lo permitiese la cámara.Miriam estaba en el techo mirando de cabeza a Ortiz. La joven poseída gritó y saltó sobre el cura, y cuando estuvo apunto de cortarle la yugular Santiago sacó de su pantalón un pequeño crucifijo de plata y se lo incrustó al demonio. Diciendo sus palabras finales expulsó al demonio del cuerpo de aquella joven.
El periodista ayuda a quitar el cuerpo de Miriam de encima del anciano. Con ayuda del psicólogo la recostaron. La exorcizada presentaba un tez distinto y el ambiente no estaba pesado. abrió los ojos. Ya era otra vez Miriam Prieto.Pasados meses muchos curas de todas partes visitaron el hospital psiquiátrico para brindar ayuda y poder liberar las almas de aquellas personas.
A los días de curar los pacientes el hospital psiquiátrico se vino abajo.
Las fotos tomadas ese día de 1906 están guardadas en algún libro de la biblioteca del pueblo y sin consideradas una parte histórica muy importante.Fue así como en abril de 1906 la plaga mortal, la llamada "demencia" o "EMI" dejo de ser un inconveniente para el pueblo.