Toy Guy ➳KaiSoo

Toy Guy

Las puertas se abren haciendo tintinear la pequeña campanilla dorada. Los infantes corren de un lado a otro maravillados por todo lo que se encuentra a su paso. Van de un lado a otro buscando lo que quieren llevarse. Algunos gritan, otros ríen, uno que otro llora porque sus padres no le complacen. El lugar se llena de vida siempre a esa hora. Todo mundo tiene una sonrisa en el rostro excepto cierto muñeco que ha sido olvidado en las sombras de la estantería que se encuentra en una esquina.

Observa como todos los días sus amigos son llevados, menos él. Porque es un muñeco viejo y anticuado, ¿quién querría un muñeco de cuerda en estos tiempos? Observa a los nuevos juguetes que son llevados rápidamente por los niños. Siempre prefieren a los juguetes nuevos porque son novedosos y más interesantes que él. Se encoje en su asiento con desgana, otro día más que no será vendido, ya no le importa verse presentable.

Pero sí hay alguien que ve todo lo que ese muñeco de cuerda hace. Desde que lo vio quedó prendado de él puesto que entendía su dolor. Kai era una nueva figurilla con el que las niñas podían jugar horas, venía con unas ropas que iban a la moda, jeans con tirantes rojos y una camisa blanca. Su piel era morena, sus ojos cafés y su cabello sedoso, el mejor cabello que se podía permitir tener un muñeco de plástico eso sí. Sin embargo en un pequeño accidente de transporte, quedó lastimado del rostro, teniendo consigo un rayón que surcaba la mejilla derecha del figurín, era defectuoso. ¿Quién querría a un muñeco defectuoso? Además no es como si fuera único, una hilera de iguales muñecos le acompañaban pero él no se sentía igual a ellos.

Si aquella caja de plástico no le impidiera moverse iría hacia aquel muñeco y le preguntaría su nombre. Quería verle sonreír puesto que para él tenía unos preciosos labios que le gustaría ver en una sonrisa. También sus preciosos ojos expresivos le gustaban, aquel traje negro que usaba con corbatín le hacía ver tan elegante que Kai se sentía tan común y ordinario. Él simplemente quería ir hacia donde estaba él para escuchar su voz. En aquella juguetería dos juguetes anhelaban diferentes cosas y al mismo tiempo la respuesta estaba en el otro.

El pequeño muñeco de cuerda observaba la juguetería que ya se estaba vaciando por ser algo tarde, dentro de poco sería cerrada. Lo único bueno de su condición era que podía moverse a todos lados si lo deseaba, él no tenía empaque. Cerró la tienda por lo que se dispuso a recorrer la juguetería, miraba a los nuevos juguetes que habían llegado y que le veían pasearse con libertad. Juguetes sencillos para niños pequeños, figuras de acción, peluches, muñecas, carros de control remoto y casas de muñecas.

No había tantas estanterías así que pronto llegó hasta una que tenía nuevos juguetes. Observó algunas muñecas de la marca de juguetes 'S.M', había de varios tipos y de todas las formas pero fue un muñeco en especial el que le llamó la atención. Entre tantos muñecos que simplemente se movían había uno que tenía la vista fija en él. Se acercó lentamente hasta estar enfrente de él y leyó el nombre que tenía en su caja rosada.

—Kai — musitó aquel nombre y el muñeco en su caja se pegó al plástico transparente que les separaba.

—Hola — dijo Kai pero la caja impidió que su voz se escuchara. Golpeó ligeramente el plástico, ahí estaba el muñeco al que tanto quería hablar pero no podía escucharle por esa caja de cartón que le capturaba. El muñeco de cuerda observó cómo le quería hablar y se acercó más para ver si podía escucharle pero fue en vano.

—Me llamo Kyungsoo — informó el pequeño muñeco con una sonrisa tímida, esperaba que al menos él si pudiera escuchar lo que le decía.

Kai sonrió abiertamente, había escuchado al fin su nombre.

—Kyungsoo — saboreó aquel nombre y acercó su mano al plástico con anhelo.

Unos ruidos que provenían de la parte trasera de la tienda hicieron que Kyungsoo corriera lejos, debía regresar a su lugar, no sin antes darle una última mirada a Kai. El dueño de la tienda, Kim Minseok revisó el lugar por última vez antes de irse y cerrar por completo todo.