Loving Fear

Capítulo 1

El pequeño seguía llorando, sus ojos de un color miel intenso estaban totalmente nublados por las lágrimas; quería acercarme a él, decirle que todo estaba bien, pero algo me lo impedía, una fuerza extraña me mantenía pegada a la pared, viendo como el pequeño sufría...

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Me incorporé bruscamente en la cama con la respiración todavía agitada, mientras ponía la mano en mi pecho para intentar calmarla. El sudor brotaba por toda mi piel. Me giré hacia la mesilla para mirar la hora, ¡mierda! eran las 8 de la mañana y en una hora comenzaba las prácticasen la empresa de traducción, y yo seguía intentando calmar mi respiración.

Me puse en pie de un salto y me metí al baño tras coger una falda de tubo y una camisa de color blanco, algo no muy elegante pero tampoco muy informal. Abrí el grifo de la ducha, toqué con los dedos el agua para ver si estaba en su punto y después cubrí mi cuerpo bajo la capa de agua caliente e intenté olvidar el sueño que había tenido, pero me era imposible, ya llevaba más de 5 años soñando con aquel niño de mirada frustrante y cuerpo extremadamente delgado, no sabía si algún día esas pesadillas terminarían con un final feliz o si sabría el por qué de ellas.

Enjaboné mi cuerpo con la esponja y después me aclaré volviendo a dejar caer el agua sobre mi.

Salí de la ducha, me sequé con la toalla y prendí el secador para quitar algo de humedad a mi larga melena morena, tras ello me vestí y dejé mi pelo suelto cayendo sobre mis hombros, más abajo de la cintura.

Por último me maquillé escasamente, dado que no era de esas chicas a las que les gustaba acicalarse y salí del baño a toda prisa. Cogí todas mis pertenencias importantes y las metí en el bolso acompañadas de una manzana que cogí para la hora del descanso, ya que no había desayunado.

Las calles de Londres tenían actividad, la gente salía a correr, a trabajar, a llevar a los niños al colegio o simplemente a pasear; el clima esa mañana era muy agradable-esbocé una sonrisa-el día prometía o al menos eso esperaba; tenía miedo de que mi jefe en esa empresa fuese un carcamal o lo que es peor un amargado y controlador compulsivo.

Tras esperar unos 10 minutos en la parada del autobús logré montar en uno, cogí asiento y saqué los cascos y mi móvil del bolso, me los puse en los oídos y di a "reproducción aleatoria", Beyoncé y su Single Ladies retumbaban en mis oídos, yo seguía el ritmo de la cancion con las manos y los pies.

Tras varios minutos de disfrute musical bajé del autobús quedando parada enfrente de un gran edificio con cristaleras, todas ellas de efecto espejo, era realmente enorme y bonito a la vista, además de tener pinta de sofisticado. No perdí más tiempo y me adentré en el edificio.

En recepción estaba un chico de  ojos negros y pelo rubio que me sonreía mientras seguía hablando por teléfono, yo le correspondía la sonrisa cada vez que me miraba.

-Si señor, mañana a las tres con el Sr. Wright en su despacho, queda apuntado, tenga usted un buen día.

El chico colgó finalmente el teléfono y puso su atención en mí.

-Usted dirá señorita. -me sonrió dejando ver sus dientes perfectos, era realmente guapo.

-Pues... -ya empezaba a trabarme- Vengo por las prácticas desde la universidad de Cambridge.

-Oh si, nos informaron de su incorporación hoy Srta. Katherine Miller, ¿no es así?

-Sí, la misma. -asentí aún con una sonrisa en la cara, que bien sonaba mi nombre en boca de ese chico.