Esta no es una de esas historias con final feliz, básicamente porque aún no ha llegado a su final, y eso es lo que quizás más miedo me da, que llegue un final el cual no espero y todo lo que imaginamos se vaya.
Hay un proverbio japonés que habla de que dos personas están unidas por un largo hilo rojo, el cual aunque pase mucho tiempo o te distàncies mucho de esa persona ese hilo nunca se va a cortar, siempre vas a estar unido a esa persona. Podrán pasar muchas más personas en tu vida, pero un lado de tu corazón o gran parte de él, siempre seguirá perteneciendo a esa persona.
Quizás sea él mi hilo rojo, vaya uno a saberlo, pero de lo que estoy segura es que el mundo era nada cuando estábamos juntos, y que yo era nada junto a él.
No se muy bien en que momento empezó nuestra historia, porque nos conocíamos de siempre, solo se que un día, así porque si, todo cambió, el ya formaba parte de mi vida y yo de la suya.
Nuestros caminos se cruzaron al mismo tiempo que nuestras miradas y desde ese momento no había marxa atrás, hablábamos noche y día y necesitaba un "hola" suyo en mi día o día o si no, no se, me faltaba algo....