65. «Todo el mundo hiere alguna vez»

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Samuel.

Había llegado el día en el que, posiblemente, pillaría a Luzu con las manos en la masa. O al menos eso esperaba.

Quizás el chico, Frank, estuviera equivocado y no pasara nada fuera de lo normal con su compañero. Igualmente, pensaba averiguarlo.

El chaval me llamó a eso de las siete, y salí pitando de casa.

Aparqué el coche, frente a su puerta, y llamé al timbre. Él salió enseguida.



—¿Va-vamos a ir en coche? —Estaba un poco nervioso.

—Como prefieras. No me importa.



Frank prefirió ir andando, además se veía que necesitaba caminar un poco para calmarse. Supongo que lo asustaba averiguar qué haría Luzu allí.



—Deberías tranquilizarte —comencé a hablar—. Ya tendrías que saber cómo es Luzu. Lo que vayas a ver a continuación, no será algo muy diferente de lo que es él en el fondo.



Él tragó saliva y volvió la mirada al suelo.

No sabía que más decirle para que no estuviera tan nervioso. Además cada vez que abría la boca para hablarle, él se estremecía. Así que decidí mantener la boca cerrada hasta que llegásemos.

Los pies del chico dejaron de andar. Dio media vuelta para mirarme, con angustia, y me señaló la casita que estaba situada a unos pasos de nosotros. De hecho, la única casa que se veía allí. Digamos que era un sitio bastante tranquilo.

Fui en dirección a esta, pero vi que el chaval no avanzó.



—¿No vas a entrar? —Él se encogió de hombros— Como quieras. —Seguí adelante, pero entonces él se colocó a mi lado. Sonreí, cuando no estaba mirando y ambos nos acercamos a la casa.



Eché la puerta abajo al segundo golpe, y aquello casi me hizo caer al suelo.

Cogí al chico de la mano, sólo para que se tranquilizara. No pareció ayudar, al menos no al principio.



—¿Luzu? —grité para que saliese y diera la cara— Sé que estás aquí... —Eso último lo dije cada vez más bajo. No esperaba aquella escena. Bueno, no del todo.



Alejandro se encontraba con una camisa blanca, desabotonada por completo, y la mano de Luzu en el interior de sus pantalones. Este último me miraba con la boca abierta, mientras que el menor sólo hacía suplicarme.



—Por favor... —vocalizó el más bajito de los presentes.



Rápidamente miré a Frank, quién estaba horrorizado.



—Frank... Yo... —pronunció el castaño. El recién nombrado se escondió tras mi cuerpo. Creo que quería llorar, claro si no lo estaba haciendo ya.

—Suelta al chico, Luzu —Este me miró con desprecio y besó la boca de Alex con autoridad y maldad. Lo mordió. Era evidente por los gemidos de dolor del contrario—. ¡Para de una vez, maldito!



Corrí hacia él y lo tiré al suelo de un empujón.



—Ahora estás a salvo, Alejandro —dije. Y el chico se echó a llorar en mi pecho. Yo lo rodeé con mis brazos, algo que me pareció lo más natural en ese momento, y pronuncié las siguientes palabras—. Tranquilo... Todo irá bien de ahora en adelante...



Duros caminos del destino [Wigetta y Lutaxx]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora