Capitulo 7 Tú y yo somos todo un poema.
-¿Qué fue eso Herms?- pregunto una pelirroja completamente asombrada de lo que había visto recién en medio de los jardines de Hogwarts. Hermione desvió su mirada, en realidad no quería tocar mucho el tema, porque quería poner en orden sus ideas- ¡Tú y Nott!, ya lo sabia………lo sabia……….se te veía en la cara cuando me contaste lo del lago el otro día………..Herms, no mientas y se sincera ¿Qué tanto viste de Nott en esa ocasión?
-Lo suficiente, Ginny- dijo Hermione caminando por los pasillos, deshaciendo su moño y quitándose las sandalias ya que le apretaban ( se le habían empezado a formar pequeñas ampollas en los pies y estos le dolían un poco ¡Diablos! Como los griegos sobrevivieron cientos de años calzando sandalias era todo un misterio para ella) continuo caminando descalza y con el cabello castaño suelto llegándole a la cintura- Fue un accidente y lo de esta noche, ocurrió simplemente porque esta borracho como una cuba. Mañana ni se acordara, te lo puedo asegurar.
-Si tú lo dices- exclamo Ginny no muy convencida. Había visto a los dos bailando y le pareció que hacían una pareja extraña pero atractiva, él alto, fuerte y Slytherin, ella frágil, delgada y Gryffindor. Nott parecía un oso abrazando a Hermione mientras bailaban torpemente, por un momento pensó que la estaba atacando y se enfureció, pero oportunamente, antes de lanzarle el maleficio de los mocomurcielagos al chico, recordó que ellos eran "amigos" y se oculto detrás de un seto para espiarlos. Entonces fue cuando observo que Nott juntaba su rostro con el de ella, le rozaba los labios y le bajaba un tirante del vestido. Allí fue donde reacciono y decidió interrumpir la situación por el bienestar de su amiga, que parecía completamente hipnotizada o mas bien idiotizada por el Slytherin. Si los hubiese visto McGonagall o Snape se hubiese armado la gorda, ella sabia que Hermione era bastante mojigata para algunas cosas y quizás, o por lo menos eso esperaba, no dejara pasar al chico mas de allí, pero cualquiera hubiera supuesto con razón que esas caricias no tenían nada de inocentes. Algo le decía que Theodore Nott borracho o no, iba a recordar perfectamente todo lo que había pasado con Hermione. Decidió no hablar mas del tema puesto que Hermione no parecía muy dispuesta a seguirle el hilo y se dedico a cotillear sobre si misma- En fin, te cuento que Michael me pidió que fuese su novia…………y …………..¿Adivina? le dije que si. Dentro de dos semanas saldremos a Hogsmade al Salón de Té de Madame Pudipie.
-¿Tú vas a ir a ese sitio?- Hermione levanto una ceja incrédula, la Ginny Weasley que conocía, no hacia esas cosas. Su amiga últimamente estaba siendo muy popular entre los chicos del colegio, al contrario de ella misma, que a veces era más gris que las paredes del castillo. El Salón de Madame Pudipie era el sitio ideal para ir a si querías formar parte de la cadena de chismes amorosos de Hogwarts, el lugar mas indiscreto para una cita, a menos que quisieras que todo el colegio se enterase de tu vida amorosa- ¡JA! Los gemelos te mataran en cuanto se enteren.
-No pasara, porque tú no les vas a decir nada Herms y además no me verán- dijo Ginny con un brillo pícaro en los ojos- te aseguro que ellos no va a ir a ese sitio con Katie y Angelina. Seguro irán a la casa de los Gritos o a las Tres escobas. Ellos proclaman que ya están en séptimo, que son unos chicos grandes y que lugares como el Salón de Té son para niños inexpertos.
-¿Salen con sus parejas…………….en pareja?- pregunto Hermione un poco sorprendida, doblaron una esquina para seguir dirigiéndose a su sala común. Ginny se echo a reír y afirmo con la cabeza, Hermione no pudo evitar comentar- Esos dos son realmente raros.
-Si- dijo Ginny con expresión de asco- espero que no lo hagan todo así…….porque de seguro que seria……
-Uff- Hermione se estremeció imaginándose la situación. De pronto ambas chicas doblaron otra esquina, justo en el pasillo del baño de los prefectos y se detuvieron al ver a un joven rubio acomodándose la corbata saliendo del baño, pasando una mano sobre su cabello para tratar de peinarlo, caminando con soltura y despreocupación hacia ellas, en su rostro se dibujaba una sonrisa de satisfacción. Una silueta femenina que había salido tras de él, oculta con una capucha, corría en dirección contraria y las chicas no pudieron ver de quien se trataba.