Capítulo 3: Lírica, narrativa y teatro.

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-Dos cafés por la mañana y un zumo de Pascual Funciona para las tres chicas más preciosas del instituto.- Berto con una enorme sonrisa depositó encima de la mesa dónde esperaban Las Diosas al Cubo su almuerzo de las once en una de las mesas de la cafetería del internado.

-¡Berto! Siéntate ahora mismo.- Daniela parecía divertida, mientras Diana forcejeaba las mano de Desiré que tapaban su boca. Él un poco perdido obedeció y se acercó una silla de la mesa vecina hacía ellas dejando la bandeja encima de la mesa.- ¡Explícate ahora mismo!

-¿Cómo...?- El camarero parecía perplejo por la agresividad y las risas de las dos muchachas mientras veía cómo su compañera de travesuras estaba roja cómo un tomate.

-¡Qué es eso que Diana y tú estáis liados!- Espetó está mientras rompía en una gran carcajada.

Desiré y Berto se unieron al momento a la risas de Daniela mientras Diana, ya libre de las zarpas de su amiga, miraba iracunda a su amiga.

-No se porqué os cuento las cosas sí después os inventáis la mitad de ellas.

-Por favor Berto, detalles ¿qué cara puso Patinson cuando os descubrió?

Berto seguía riendo, pero sereno el rostro y puso una mueca, levantando su ceja derecha y presionando sus labios intentando imitar la cara que puso en aquel momento la profesora de latín.

-Y también se le hincho la vena de la frente.- Dijo él con otra carcajada.- Me hubiese gustado tenerla en clase, seguro que a la hora de explicar pondrá caras extrañas y hará gestos muy expresivos y raros con las manos.

-¡Uy sí! Te la pasas increíble en sus clases.- La ironía de Desiré era fácil de palparlo en el aire y todos los demás rieron sin poderlo evitar, exceptuando a Diana que seguía molesta por la actitud de sus amigas.

-¿Y qué? ¿Cómo te ha ido la conquista con Félix?

-Desiré cállate.- Daniela ya la estaba señalando con su dedo indice y con mirada asesina. Estaba claro que había ido lo siguiente de catastrófico.

-Daniela le ha saludado y Félix se la ha quedado mirando para después girarle la cara.- La velocidad en que lo había dicho Diana hizo que a Berto le costará entenderlo pero enseguida volvió a reír con la misma intensidad que anteriormente.

-¡Diana!

-Te jodes, por inventarte cosas que no he dicho.

-No me lo creo.- Anunció Berto con una gran sonrisa.- Es imposible que un chico exceptuándome a mí claro, haya rechazado a Daniela.

-Sí eso ha sido un cumplido gracias, pero sí te estás riendo de mí puedo aclarar que entre tú y yo nunca ha pasado nada porque te pone más un pene que un tonto un lápiz.

-No seas rencorosa, Dani.- Berto se acercó a la muchacha y la abrazo por detrás.- Ya encontrarás a más hombres que te quieran dar por detrás.- Este beso su cabeza y enseguida notó cómo le pegaban un puñetazo en el brazo.

Mientras la Dulce y la Deseada del grupo reían, Berto cogió su zapata esquivando las collejas de Daniela y se retiró detrás del mostrador.

-Que capullo que es.

-Eso te pasa por ir tan de sobrada, amiga.- Dijo Desiré sonriente.

-Y por decir mentiras.

-¡Ay ya Diana! Que lo de Berto era una pequeña broma, hasta él se ha reído. No tienes que ser tan vergonzosa y menos con Berto.- Daniela coge el sobre de azúcar y lo hecha a su café para después mezclarlo con la ayuda de una cucharita.

Perdona pero, te vas a enamorar de míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora