Capítulo único

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― ¡Evans! ¡Tengo un notición! ―

Todo había comenzado así de simple. Con ella leyendo en la hora libre de Historia de la magia por que el profesor había sufrido un intento de exorcismo por parte de un pariente lejano.

Si, esas cosas pasaban.

Sirius Black, el majo del grupo mas come castigos de Hogwarts se dejó caer junto a ella con una sonrisa que mostraba toda su dentadura. Iba suelto de todo, porque él era así, con el cabello desalineado pero brillante, con la túnica prácticamente mal puesta pero no del todo, con lo pillo oliendo a Black.

Sep.

Era un cuadro que siendo Lily Evans no soportaba, porque eso significaba que James Potter estaba cerca y Lily no simpatizaba con él. Por supuesto que no.

― ¡Oh! ¡Vamos! ¡Pregúntame! ¡Pregúntame! ―

― ¿No puedes hacer menos barullo?― reclamó la pelirroja ciertamente molesta.

Sirius negó, con los labios contraídos y los ojos brillando de: nopis, no puedo.

A lo cual Lily respondió con su típico bufido y su tic mal ocultado.

Y ella que estaba tan bien leyendo sobre Runas.

¿Por qué Merlín? ¿Por qué ese Karma?

― ¡Oye James! Tu novia no quiere hablarme, dile algo. ― hizo una pausa al notar la ausencia de su despeinado compañero de cuarto. ― ¿Dónde se fue?

Iba a golpearlo, mínimo patearlo. ¿Cómo la había llamado?

― Déjala tranquila. ― Y como era de esperarse, desde que esos se juntaron siendo unos mocosos, Remus Lupin no estaba ni muy lejos, ni muy cerca. A solo dos bancos de ambos no quitaba su vista del profeta. Peter a su lado sonreía nervioso mirando la escena.

― Pero no quiere escuchar mi súper idea. ― miró a Lily. ― James ya lo aprobó.

La pelirroja tornó los ojos, cansada. Retomó la lectura esperando que al verse ignorado por segunda vez terminase con su molesta interrupción de niño pequeño. Pero Lily vivía de sueños, por que el mayor de los hermanos Black no estaba ni de cerca con la idea de dejar de joder la mañana.

― ¿No quieres saber? Te involucra. ―

No, si de eso no se había dado cuenta.

― Evans...―

Como no demostraba reacción alguna comenzó a golpear los dedos contra la mesa, creando ese característico y molesto ruido. Al primer minuto nada, al segundo tampoco. Fue al tercero que Lily cerró su libro fuertemente y le aplastó la mano con el mismo sin darle tiempo a reaccionar.

― ¡Eso dolió!

― ¡Era la idea!

― Yo solo quiero contarte algo bonito y vas y me pegas. ¡Esas no son formas! El día de mañana serás la mujer de mi mejor amigo, está claro que debemos llevarnos bien.

― Ya deja de alucinar, Black, y sobre todo, deja de meterme en tus desvaríos. ―

― ¡No son locuras! Es obvio que en algún momento te darás cuenta de cuánto te gusta James y comenzaran a salir, por supuesto que me sentiré solito de vez en cuando por que él es mi amigo, somos como la uña y la carne, yo soy la carne por si no lo sabes, soy de lo más sensual. ― se detuvo un instante, pensativo. ― No, espera, me estoy yendo de tema.

Lily bufó e hizo ademan de abrir nuevamente el libro entre sus manos. Sirius la detuvo.

― Aún no te he contado lo que vine a decirte. ― le sonrió. ― Cuando te enteres, te mueres.

¡Se llamará Harry!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora