El día más vergonzoso.

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El que lee una buena historia sueña con ella hasta el cansancio, imaginando las innumerables aventuras del protagonista hasta que este llega a su gran final. Podría ser en un hermoso ocaso, tomando de la mano a su amada, quien secretamente en el pasado, lo veía de reojo desde su pupitre queriendo que él la volviese a ver y así regalarle una tímida sonrisa. Pero un día, el héroe tomó valor y le declaró su amor para así terminar juntos y felices para siempre.

Sin embargo, si la historia es mala, no se le presta la atención debida y normalmente se evade su final, que en algunos casos es una tragedia o la soledad eterna.

Sea cual sea, siempre caes en cuenta que es algo ficticio, que aquello nunca te pasara a ti, que solo debes cerrar los ojos y al abrirlos todo aquel mundo desaparecerá como por arte de magia, pero ¿qué ocurre si es en la vida real?, ¿hay alguna forma de evitar que el mal desenlace te ocurra? O ¿sólo debes cerrar los ojos, respirar profundo y al abrirlos la vida te cambiará?

Es hora del receso en el instituto Santo Tomas. La algarabía de los alumnos es ensordecedora, algunos suelen salir apresurados a buscar el mejor sitio con sus compañeros para comer, jugar o charlar. Los pocos que se quedan en el aula, mueven sus mesas para estar en grupos y así hablar de las últimas noticias ya sea de los más populares del colegio o incluso de la serie televisiva del momento.

Todo aquello me parecía tan agotador, mi único deseo era descansar un rato. Apoyé mi cabeza en la mesa y busqué mis audífonos en la gaveta; cuando por fin los encuentro, me los colocó y cierro los ojos. De pronto, las chicas que estaban a mi lado comenzaron a reír fuertemente a tal punto que me incomodo el escándalo. Decidí subirle el volumen a la música para no escucharlas, pero entre risas y cuchicheo, un simple nombre se les escapa, Aura, mi cuerpo se empezó a estremecer y disimuladamente abrí mis ojos, apague mi reproductor de música, para prestar más atención a su conversación.

-¡Te digo la verdad!, ahora ella anda con Demian.

-Que envidia, ellos hacen una bonita pareja, pero no se lo merece, él es tan lindo, debería ser mío.

-¿qué dices?, a ti Demian ni te vería, él es tan gentil, amable, pero con ese toque de seriedad que le da ese misterio a sus ojos.

-¡Cállate! una vez me hablo.

-Dar instrucciones para llegar al salón no cuenta.


Un fuerte golpe a la mesa me hizo levantarme y regresar a la realidad. Era Allan un amigo de la infancia que por cuestiones de salud había perdido un año de estudio y ahora iba un nivel más bajo que yo.

-¿Escuchaste Daniel, lo del nuevo novio de Aura?

La chicas empezaron a reír mientras nos miraban sin disimulo.

-Si ya lo oí, pero no lo digas tan fuerte, vamos a fuera a hablar.

Hacia un hermoso día de verano por lo que decidimos alejarnos un poco de la gente para sentarnos en los árboles que estaban casi en los límites del instituto y comer nuestros almuerzos. Sabía que no era un secreto para nadie lo de que me gustara tanto Aura, por lo tanto había sido constantemente parte de las burlas de mis compañeros e incluso de otros alumnos de distintos grados.

-Comparado con él soy solo un cero a la izquierda, que suele aparecer sólo para dar valor a otros, por desgracia ese valor se los dan humillándome frente a todos para ganar, según ellos, fama.

-¿Qué dices ?, me has ayudado siempre, por cierto, necesito que me ayudes con inglés mañana, ¿puedes ir a mi casa?

-¿Por qué en tu casa?, sabes que no me gusta ir por tu hermano.

Mi Salvación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora