No calientes lo que no vayas a comer

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En ese momento sonó mi móvil, era mi tio Juan. Él era quien me proporcionaba el dinero y el piso de Barcelona, a cambio yo tenía que viajar donde él quisiese a supervisar su empresa, ya que era una de las más grandes del mundo.
Perdón Nia, tengo que cogerlo, es importante- le dije mientras me levantaba de mi asiento y descolgaba- Dime tío
Tienes que irte a Bruselas, mañana - me ordenó, su voz era ronca y profunda- ya tienes el billete, vuelves en una semana. El chófer te esperará en el piso para llevarte al aeropuerto, se puntual.
Lo seré, no te preocupes- dije con algo de resignación- ¿cuánto esta vez?
Como vas una semana, 20 de los grandes y el coche que quieras- me dijo como si se tratara de calderilla- ya los tienes en la cuenta, el coche lo tendrás cuando vuelvas.
Perfecto, nos vemos mañana- dije antes de colgar.
Volví a mi asiento con algo de tristeza, no me apetecía nada irme esta vez. Tenía amigos aquí y el hecho de estar una semana allí me suponía perder clases. Creo que me llevaré a alguien, no me apetece estar sola.
¿Ocurre algo, Beca?- me preguntó Nia con algo de preocupación en su rostro- ¿Todo está bien?
Sí, solo es que me voy a Bruselas una semana- le dije como si me fuera a la esquina- Es trabajo... Volviendo al tema de antes, ¿comemos?
Claro, no quiero que te desmayes en mi despacho-dijo entre risas- puede que me culpen de algo que no he hecho
¿Como qué? -Pregunto una vez ya he recogido mis cosas y me levanto-¿Quieres hacerme algo indecente?
Puede- me susurra desde detrás en mi oído y hace que un escalofrío recorra mi cuerpo.- sería divertido
A la mierda- me digo más para mí que para ella, suelto mis cosas y llevo a Nia hasta la pared cogiendo sus muñecas y levantándolas por encima de su cabeza - ¿quieres jugar?
Nia tiene una expresión en su rostro entre diversion, felicidad y algo de sorpresa. No deja de mirarme a los ojos en ningún momento. Mi cuerpo se pega al suyo, aunque ella no quiera no tiene elección ya que está contra la pared. Nuestras piernas encajan y mi pierna derecha queda entre las suyas. Me dirijo a su cuello, primero lo lamo despacio entre besos, cuando voy dando mordiscos y la entrepierna de Nia queda presa de mi muslo gime, cierra los ojos y se deja llevar.
Beca...- casi no es capaz de articular palabra de lo excitada que está- No pares...
Quería obedecer, pero no era el momento, quizá otro día. La deseaba más que a nada en este mundo pero no iba a darle lo que me pedía para que me usara como una marioneta, no soy estúpida. Me separo de ella, lo justo para que abra los ojos, aún está muy excitada.
¿No vas a acabar?- me pregunta un tanto molesta- No calientes lo que no te vayas a comer, Beca.
Todavía no es el momento, Nia- le digo mientras me acerco a su frente y poso un beso- No voy a ser tu juguete.
Las palabras que acababa de decir sabía que le habían dolido, se le notaba en el rostro, pero yo sé que solo me quería como una destraccion. Otro día tendrá una tutoría con otra alumna y seguro que no se queda en lo de hoy.
Vamos a comer- le digo mientras cojo su mano y estiro hacia fuera del despacho- yo te invito.
Salimos de la facultad, ya no había nadie por allí así que no le solté la mano hasta que llegamos a mi coche. No era nada del otro mundo, un Seat León rojo, me lo regalo mi tío por mi 18 cumpleaños, junto con el carnet del que no tuve que examinarme, pero no pregunté.
Fuimos a un restaurante japonés muy famoso del centro, que me encantaba por sus sopas de miso y ensaladas de algas.
La comida estaba impresionantemente buena, quizá fuera por la compañía pero la velada fue inmejorable. Elegí por Nia la comida y le encantó, no dejó nada en el plato.
Cuéntame más de ti, Beca- me dice mientras saborea su postre- quiero conocerte mejor
¿En qué sentido Nia?- le doy un repaso rápido con la mirada, muerdo mi labio. Intento no responder a sus preguntas, cuanto más sepa antes se cansará de mí.
No intentes desviar el tema hacia tú terreno- su mirada intenta adentrarse en la mía y descifrar lo que pienso, que absurdo.
No lo desvío, lo encarrilo hacia el punto principal- mi pierna se roza con la suya y sonrio picaramente mientras lamo el helado de mi postre y cierro los ojos. Gimo, por el placer que me produce el helado de limón y para excitarla.
Nia se muerde el labio, arde de deseo y yo lo noto. Pongo la mano en el fuego que si mirara sus bragas estarían empapadas.
Beca, para o tendré que arrastrarte hasta el baño- dice con la respiración agitada.
No serías capaz Nia, tienes demasiado miedo- en el momento que esas palabras salen de mi boca se que Nia se lo toma como un reto.
Ella se levanta de la mesa y sin decir uns palabra veo que se dirige al baño.

Por amor al arte. (Profesora & Alumna)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora