Capítulo 4

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Después de comer me dormí la siesta, me sentía cansada y necesitaba descansar. Al despertarme llamé a Kira para ir a la playa, y ella aceptó.

—¿A la playa? ¡Sí!— Me dijo ella algo emocionada.
—Tienes ganas, eh.— Reí.
—¡Muchísimas! Quiero despejarme de tanta angustia y poder pasar una tarde contigo.
—Pues a las cinco si quieres, ¿me pasas a recoger?
—Claro que sí. Adiós fea.
—¡Adiós!

Fui a prepararme. Me puse el bikini, cogí una mochila con crema, toalla, gafas de sol y dinero, nunca sabes si lo vas a necesitar. Me peiné un poco, pero con el pelo suelto.

—¡Mamá!—Grité buscando a mi madre por la casa.—Me voy a la playa con Kira.
—¡Estoy aquí!—Me contestó ella desde la cocina.
—Ah, aquí estás. Pues eso, me voy a la playa.
—De acuerdo, no vuelvas tarde, ya sabes que hay pizza...
—Tranquila, eso no me lo pierdo.—Dije sonriendo.
—Adiós cariño.
—Adiós mamá.—La dí un beso en la mejilla.

Kira estaba esperando en la puerta con su coche. Yo fui hacia ella corriendo.

—Hola.—Dije entrando en el coche.
—Tú siempre corriendo, ¿eh?
—Como lo sabes.—Reímos.
—Bueno, pues vamonos.

Llegamos a la playa y colocamos la toalla en un lugar donde no daba mucho el sol. Nos tumbamos mientras nos echábamos crema y después nos fuimos a dar un baño. El agua estaba algo fría, pero aún así sentaba muy bien el bañarte.

—¡No me salpiques, está fría!—Dije alejándome de Kira. Ella comenzó a reírse.
—¡Sí está buenísima! Mira...—Y se tiró de cabeza.
—Está loca...—Susurré.

Al salirnos, cogimos las toallas y fuimos a por un helado, al llegar a nuestro sitio, había unos chicos con nuestras cosas.

—¡Eh! ¡Fuera de aquí!—Gritó Kira.
—¡Fuera!—Dije yo también.

Ellos se quedaron mirándonos y de repente empezaron a decir cosas hacia nosotras.

—Vaya, qué chicas tan guapas...—Dijo uno de ellos.
—Sí, son preciosas.
—Dejadnos en paz e iros, ya.—Contestó Kira algo molesta.
—¿Y si no queremos?—Respondió, quizás, el más guapo de ellos.
—Pues pueden pasar cosas malas.—Dijo Kira.
—Iros ya.—Dije yo en tono borde.
—La más pequeñita se pone matona, ¿cuántos años tienes? ¿Quince?
—Los que no te importan.
—Muy bien, vamonos, pero volveremos.

Después de que se fueran, nos fuimos nosotras también. 

Al llegar a casa, mi madre estaba preparando la pizza.

  —Hola cielo.— Me saludó mi madre.

—Hola mamá.

—Estaba aquí preparando la pizza y he pensado que podrías invitar a tu... Ya sabes...

 —¿A mi novio?

—¡Sí, eso!

—Bueno, puedo decírselo, no sé si podrá.

Subí a mi habitación y allí llamé a Ross. Él me dijo que sí que podía venir y la verdad, iba a ser una noche muy divertida.

Sobre las 20:30 llegó. Llamó a la puerta y fui a abrirle.

  —¡Hola!—Le abracé.—Pasa. ¡Mamá, ha llegado ya Ross! 

Mi madre fue enseguida a saludarle.

  —Hola, soy Emily, la madre de Olivia o también dicho tu suegra.—Le guiñó el ojo, yo suspiré. Ross la dio dos besos y sonrió.—Vamos a cenar ya. Ross, ¿sabes que yo hago la mejor pizza de esta ciudad?

  —No lo sabía, señora.

—No me llames señora, tranquilo. Sentaros, venga.—Dijo ella señalando dos sillas.—¡Noah, a cenar!

Mi hermana llegó corriendo y al ver a Ross se paró en seco.

—¿Y este quién es?—Decía mientras se sentaba en su taburete.

—Noah, este es... Es mi novio, ha venido a cenar hoy con nosotras.

—¿Tu novio? ¿Y os dais besos?—Yo solté una carcajada.

—Bueno, a veces...—Dije yo a la vez que cogía una porción de pizza.

Todos comenzamos a comer, la verdad, hoy la pizza la había salido deliciosa. Llevaba distintos ingredientes que juntos formaban un sabor único en esta familia, la receta había pasado de generación en generación, ya que mis abuelos son italianos, y en Italia ya se sabe que hacen la mejor pizza del mundo.  

  —Está buenísima.—Dijo Ross limpiándose con una servilleta.

—Olivia, ¿y por qué este es tu novio?—Me susurró al oído Noah, aunque lo habían escuchado los demás.

—Este, se llama Ross, y es mi novio porque le quiero mucho.—La contesté sonriendo.

—Aaah, ¿y hacéis cosas de mayores?—Al oír esa pregunta, me quedé en blanco.

—Eso eso, ¿hacéis cosas de mayores?—Dijo también mi madre.

—¡Mamá!—Todos rieron.

—Era una broma—Respondió ella.—Bueno, espero que os haya gustado la cena de hoy, y Ross, encantada de conocerte. En verdad, hacéis buena pareja.


A veces mi madre me avergüenza, pero no la culpo, es mi madre, y solo quiere lo mejor para mí... 

Después de ayudar a mi madre a recoger fuimos Ross y yo a mi habitación.

  —Gracias por venir, espero que mi madre no te haya molestado, es muy protectora.

—En absoluto, es muy graciosa. Tu hermana también.— Me dijo sonriendo.

  —Sí.— Reí. 

—Te quiero mucho, en serio.

—Yo más.— Comenzó a besarme.

Fue un beso apasionado, él es experto en eso, es tan... Tan dulce, pero a la vez rebelde... Es el chico ideal, y suena algo cursi, pero es la verdad... 



Holaaa, bueno, aquí tenéis el capítulo 4, espero que no se os haya hecho muy pesado. Sé que no ha sido gran cosa, pero bueno. Aprovecho para deciros que si podéis compartir la historia con otras personas me sería de gran ayuda. Muchas gracias por leerla y votar, comentar si os gusta.

Chau.


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