El enemigo de mi enemigo es mi amigo

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Capítulo XXVII

- ¿Quién creen que dejó esto? –Dijo Belén asustada.

- Quién más, Pablo. –Golpeó la mesa Ángel.

- ¿Siete? ¿Cuáles siete? –Preguntó Luis sin dejar la nota del Team P.

- Paúl, Pablo, Jessy, Johan, y los tres no lo sé. –Alzó la mirada Enrique.

- ¿El trío sombrío? – Belén anunció algo agitada. –Espera, ¿Paúl? –Mencionó confundida.

- Desapareció por mucho tiempo, y dudo que el trío sombrío este en este Team. –Kike regresó la mirada a Bel. –Además ellos sufrieron en la guarida de –P.

- Los necesitamos. Necesitamos a esos idiotas. –Dijo Ángel mirando el amanecer por la ventana de su sala.

- Recuerdan. –Bel se acercó junto a Ángel. –Los cuatro nos reuníamos a ver el amanecer cada sábado. Cada sábado después de la supuesta muerte de Paúl. –Apoyó su cabeza en el hombro de su amigo.

- Lo recuerdo, comíamos hotdogs, escuchábamos música, nos reíamos sin necesidad de la humillación del otro. –Camino Luis junto a Bel.

- Viejos tiempos. –Kike se paró al otro lado de Ángel. –Suena tonto y cruel; pero me alegró saber que ya no nos dominaba Paúl.

- Necesitamos saber la verdad. Saber qué pasó con los padres de esos idiotas, quién está en las tumbas de Jessy y Johan, y además quienes son los tres faltantes del Team P. –Dijo Ángel sin dejar de ver el hermoso amanecer que iluminaba cada vez su rostro.

Eran las 6 de la mañana y los muchachos estaban a punto de salir a su cafetería favorita. Cuando estaban saliendo del garaje, una enorme multitud de personas, entre ellos; policías, reporteros, vecinos, y los padres de los chicos. Cuando todos vieron eso, un horrendo sonido vino de sus celulares. Al sacarlo abrieron el mensaje.

"Sonrían bastardos, esto saldrá en primera plana. Besos. Team P."

Alzaron la mirada, y en la ventada del copiloto estaba golpeando suavemente el Detective Ordoñez.

- Que sorpresa, bienvenidos a casa. –Miró a Kike y a Bel.

- Íbamos de camino a la jefatura. –Mencionó Bel.

- Tranquilos, los llevaré más rápido. Salgan del auto y entren a la patrulla. –El detective se retiró del auto.

Iban saliendo del auto; los flashes, las preguntas de los reporteros, micrófonos por todos lados, las miradas de sus padres. Eran las cosas que más les incomodaban hasta entrar a la patrulla.

Una vez dentro, el detective no respondía las preguntas que los chicos le hacían. No sabían cómo llegó la información de que habían regresado a los oídos de la policía. Muchas teorías vinieron a sus cabezas.

Al llegar a la jefatura, vieron a; Daniel, Stefania y Mateo sentados en una mesa tomando café. Cuando los grupos se vieron, el trío sombrío se levantó para explicarles que la policía llegó en la mañana a sus casas.

Ambos grupos acordaron no decir donde estaban para evitar decirle a la policía acerca de –P, y de Paúl. De pronto Ordoñez comenzó a llamarlos uno por uno. Primero fue Mateo.

- ¡Gómez! –Se escuchó en todo el lugar. Mateo entró al cuatro de interrogatorio. –Siéntate. –Mateo tomó asiento.

- ¿Qué pasa? –Preguntó.

Los secretos nos unenWhere stories live. Discover now