Let's Play!

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— ¿Qué haremos hoy Hyukkie? —Preguntaba el por meses menor, mientras salían de la casa de su novio tomados de la mano.

—Mmh... ¿te gustaría ir al centro comercial? Puede que en el cine tengan alguna película buena. —Sugirió con su típica sonrisa deslumbrante sin detener sus pasos.

— ¡Hey, tortolos! —Exclamó una voz suave; tan suave como la del pelinegro.

Ambos jóvenes se giraron al instante reconociendo de inmediato la voz. Como si fueran dos gotas de agua, de pie en la entrada de la casa, estaba el hermano gemelo de Hyukjae, nada menos que Eunhyuk. Ambos chicos eran idénticos, solo se les podía diferenciar por el color de cabello, el cual, su novio lo llevaba en color negro y su hermano era de un castaño claro que, para el gusto de Donghae, le hacía lucir bastante atractivo.

Además sus personalidades eran distintas una de la otra, mientras que su Hyukkie era alguien tranquilo y paciente, bastante tolerante y dulce, su hermano Eunhyuk era más desinteresado, alguien que le gustaba vivir la vida y conocer de todo un poco, le gustaba ir a cuanta fiesta le invitaran y, aunque no tenía alguna clase de vicio hasta el momento, o al menos eso era lo que Donghae creía, Eunhyuk dejaba esa sensación de artista porno, siempre desprendía un fuerte aroma varonil, no sabiendo si se trataba de su colonia o era su propia esencia, pero era bastante adictivo. También usaba ropa ajustada al cuerpo y viajaba en motocicleta a todos lados llevando su chamarra de cuero negra. Tenía un aire a peligro que le encantaba.

A veces Donghae se mareaba cuando se encontraba con los dos hermanos pues, su Hyukjae no se quedaba tan atrás en cuanto a poner sus hormonas en una increíble danza. Cada beso que le daba, la forma en que lo tomaba por la cintura, el suave aroma que desprendía y a la vez tan dulce que le nublaba el pensamiento, sus carnosos labios tan suaves y lo romántico que era  con los detalles que le regalaba. Realmente estaba enamorado de ese chico. Ahí era cuando Donghae se sentía confundido y ansioso, pues los dos le atraían ¿por qué los dos? Se preguntaba, pero a pesar de ser diferentes, para Donghae no había más explicación, seguro que antes de nacer eran la misma persona, pero para que no se sintiera tan solo su Hyukkie, Dios lo dividió dándole un gemelo con quien jugar, divertirse y pelear cuando lo deseara. 

—Has olvidado las llaves del auto. —Informó el castaño acercándose hasta ellos y sacando a Donghae de su ensoñación.

— ¿Qué? Pero si yo las traía...

—En la bolsa de tu chaqueta, lo sé, pero a noche tuve que llevar a unos amigos a sus casas, y ya que no cabíamos en mi bebé, tomé tu auto prestado. —Dijo con una enorme sonrisa en los labios agitando el llavero en su dedo.

Hyukjae resopló arrebatando la llave de la mano de su hermano mientras lo observaba con fastidio.

—Más tarde hablaremos de esto.

—Sí, si papá, te esperaré como buen niño en mi habitación haciendo los deberes. —Se burló sin borrar su sonrisa prepotente, antes de tomar la mano de Donghae para llevarla hasta sus labios y así besar su dorso. —Ten cuidado, puede que esté tan molesto mi hermanito que hoy si te dé duro.

Los colores subieron a la cara de ambos ante tal comentario. Hyukjae apartó rápidamente a su novio del castaño jalando hasta el auto.

— ¡Joder Eunhyuk, me las pagarás! —Exclamó sin siquiera mirarlo mientras que abría la puerta para que el menor subiera. Donghae aún sintiéndose apenado, sonreía bobamente, no sabía si por lo graciosa que le pareció la escena o por el tremendo estremecimiento que le había recorrido el cuerpo al sentir los labios del azabache.

—No te enojes, Hyukkie, por lo menos tu auto no tiene ningún rasguño.

—Y si lo tiene él tendrá que pagar. —Dijo malhumorado, arrancando en camino al centro comercial.

La tarde pasó bastante tranquila para la pareja. Visitaron tiendas de ropa, la tienda de mascotas donde Hyuk compró un nuevo atuendo para Choco y Yuki. Después entraron al cine a ver alguna película de terror, aunque realmente no la vieron. Con la sala casi vacía, y aprovechando el tiempo se sentaron en la última fila. Gracias a que el reposa brazos se podía levantar, permanecieron muy pegaditos durante toda la función.

Lo que había comenzado con un beso en la mejilla, pasó a unir sus labios en una inocente caricia, mas no conformes con eso, Donghae inclinó el rostro hacia un costado amoldando mejor sus labios. La lengua del peli negro paseó por el labio inferior de su novio logrando que este le permitiera entrar en su boca. El baile entre sus lenguas no se hizo esperar, robándoles ligeros suspiros que se ahogaban en la cavidad del otro.

—Mnh... Hyukkie. —Dijo el menor en un suspiro, metiendo su mano por debajo de la camisa de su novio, sintiendo los músculos de su vientre, en tanto los delineaba con la yema de los dedos.

Estremeciéndose ante el tacto, se pegó más al cuerpo de su pareja. Su mano acarició el hombro de este, deslizándose lentamente por su brazo hasta lograr alcanza la traviesa mano. La sacó de su lugar haciéndola descender hasta tocar su entrepierna, en la cual Donghae pudo sentir el duro bulto que se aprisionaba en los pantalones de su novio. Un jadeó apenas audible salió de los labios de Hyuk, terminando con su beso.

Ante tal reacción, Hae sonrió relamiéndose los labios.

—Hyukkie...

— ¿Lo quieres sentir, bebé? —Preguntó con la voz ronca, motivando a que el menor le continuara acariciando, moviendo su palma sobre la ajena.

Donghae se remordió el labio inferior, sintiéndose ansioso por tal sensación. —Llévame a otro sitio... amor. —Dijo con tono de suplica a lo que el más alto no se hizo esperar.

Tomó su mano sacándolo de la sala de cine, caminando a prisa hasta la salida del recinto. No notaban si había más personas a su alrededor, solo deseaban llegar a un lugar cómodo para los dos.

Cuando por fin llegaron a un hotel cercano a un par de cuadras del centro comercial, Hyukjae se abrazó al menor desde la espalda, siguiendo así su camino hasta el elevador, tras haber tomado su keycard.

Ambos sentían arder en deseo, y que menos de decir de Hyuk, quien aprovechando su postura besaba el cuello de su pareja en tanto el elevador subía hasta el sexto piso. Pasó sus manos por debajo de la polera de su novio, acariciando todo a su paso, en tanto Hae se derretía entre sus brazos. Le encantaba la sensación de su pequeño respirando de forma tan pesada. Le mordió el lóbulo con suavidad, al tiempo en que sus dedos alcanzaron sus tetillas, presionando estas en suaves remolinos.

—Ngh... umh... Hyukkie. —Ante tal placer, Donghae alzó más su trasero, pegándolo contra la entrepierna de Hyukjae, donde comenzó a restregarse con descaro, al fin que nadie más los veía.

El pequeño cubículo se llenó de sus jadeos y suspiros cuando las puertas se abrieron ante ellos. Casi de inmediato Hae se despegó del cuerpo ajeno, tirando de su mano y así buscar su habitación. Hyuk le seguía muy de cerca ayudándole a buscar, cuando por fin dieron con el número que les había sido asignado.

La habitación estaba en penumbras pues ya eran bastante tarde, pero sin siquiera detenerse a encender la luz, se abrazaron nuevamente a besarse, caminando lentamente en dirección a la cama. Huyk lanzó al menor sobre esta, y así rodeó un poco el mueble para encender la lámpara de noche. Donghae expectante, se acomodaba mejor sobre el colchón hasta poder recargar su cabeza en la almohada.

—Hyukkie... ven aquí, bebé. —Pidió haciendo un ademán con las manos, pero Hyuk estaba mandando un mensaje de texto ¿En serio estaba enviando un mensaje en esa situación? Donghae lo observó curioso, normalmente su Hyuk no lo suelta hasta poseerlo por completo. Su hyuk era un pervertido a más no poder, con tal de complacerlo ya habían probado el sado y algunos otros juegos que al final terminaban encantando al más joven.

Por fin el peli negro dejó el celular en la mesita de noche, se quitó los zapatos y con cuidado subió en la cama, quedando a horcajadas sobre el peli castaño.

— ¿Qué hacías? ¿mnh? Espero que ese mensaje haya sido para tu mamá o te azotaré Hyukjae, recuerda que eres mío de mí. —Refunfuñaba tomando las mejillas ajenas.

—Sí, era un mensaje para mamá. —Rió divertido al escuchar lo posesivo que bien sabía era su pareja. —Solo le dije que esta noche no llegaré a dormir ya que... no planeo dormir. —Respondió con voz apenas audible y sensual. De pronto sintió como los delgados dedos se introducían en la pretina de su pantalón a cada costado. Alzó su cadera dando paso a que tanto su bóxer como pantalón salieran de su cuerpo dejándolo semi desnudo. Apenas se hacía a la idea de su cuerpo expuesto cuando las grandes manos del pelinegro se deslizaron por su vientre, subiendo por su pecho y con ello alzando su camiseta.

Donghae soltó un hondo suspiro ante el dulce tacto, pues le encantaba sentir como su cuerpo era tocado con tanta amabilidad, aunque también le gustaba lo rudo, el simple hecho de que su Hyukkie lo cuidara tanto, lo hacía sentir completamente amado.

Al haber perdido su ultima prenda, abrió sus parpados, notando como su pareja le devoraba entero con la mirada.

—Eres tan hermoso, Donghae...

—Tú también... eres muy hermoso, amor. Quítate todo, también quiero verte.

No le dijo dos veces cuando se sacó la camiseta lanzándola al piso, así como lentamente y ante la atenta mirada del menor, se desabrochó los pantalones, bajándolos poco a poco, perdiendo cualquier tipo de pudor que antes pudo haber sentido, ahora solo deseaba que fuera Donghae quien pudiera disfrutar de todo su cuerpo y viceversa.

Cuando por fin quedaron en las mismas condiciones, Donghae pasó sus palmas sobre el formado pecho de su novio, acariciándolo y rozando sus pezones cada vez que lo frotaba. El aludido se inclinó sobre el cuerpo ajeno, alcanzando sus labios comenzando a acariciarlos con ansiedad, mientras nuevamente el éxtasis regresaba a ellos.

La entrepierna de Hyuk, descansó sobre la adversa, moviendo su pelvis en ligeras fricciones, robándoles hondos suspiros y uno que otro jadeo. Sus manos inquietas, recorrían toda la piel del otro, sintiendo cada centímetro de esta. Sus corazones latían al mismo ritmo, mientras sus cuerpos se restregaban.

—Te amo, Donghae... Te amo tanto. —Confesó el pelinegro, no porque no lo hubiese dicho antes, pero le gustaba reafirmar los sentimientos que tenía al decírselos a su novio.

Donghae curvó una suave sonrisa, mientras besaba el mentón adverso, ahogando algunos jadeos.

—Mi amor... mnh, te amo más. —En eso estaba cuando Hyukjae se irguió separándose del menor. Sin decir una palabra, lo tomó del hombro para girarlo, dejándolo boca abajo.

—Hae... hoy vamos a jugar. —El menor se remordió el labio, pues ya sabía de los juegos que solían practicar.

— ¿A los vaqueros, Hyukkie? —Preguntó sonriendo muy amplio, mientras alzaba el trasero, quedando de rodillas, permitiendo que su entrada quede visible para su pareja.

De pronto el mayor gruñó el verle, la vista era perfecta para él. Hae entre ansioso y divertido, contoneó un poco su cadera provocándolo aún más. En ese momento se escuchó como la puerta de la habitación era cerrada, alertando al menor, pero por su posición no podía ver más atrás de Hyukjae.

—No, hoy jugaremos algo diferente a los vaqueros.

—Hyukjae ¿Qué fue eso? ¿Alguien entró en la habitación? —Interrumpió nervioso.

—Tranquilo, bebé, fue en la habitación de al lado, no debes preocuparte.

— ¿De verdad? —Preguntó poniendo su espalda recta, y así ver hacia atrás de ellos, pero con la poca iluminación notó que no había nada y su puerta estaba cerrada, aunque ahora que lo recordaba, no sabía si la habían cerrado o no.

Antes de que pudiera seguir con sus pensamientos y su mirada preocupada, Hyukjae lo tomó desde la espalda capturando a la vez sus labios en un beso húmedo, al haber metido su lengua en la cavidad ajena, arremolinando sus lenguas en una constante y placentera caricia, con la cual ya ni sus labios eran necesarios mantener unidos.

Las manos de su Hyuk estaban tocando su pecho, mientras el miembro de este se rozaba en medio de sus nalgas, haciéndolo jadear. —Mnhg... umh... —Donghae movía su trasero tratando de rozar más el duro falo de su pareja casi intentando clavarse en él.

Una mano tomó su miembro erecto, acariciándolo desde la base hasta la punta, poniéndolo más deseoso de esas caricias, daba pequeños sentones contra el duro pene y la palma que le daba atención.

—Hyukkie... ah. —Gimió en su boca y este tomó sus pezones, pellizcándolos con suavidad y acariciando en pequeños círculos. Donghae se sentía en el paraíso, más aún con los besos en su cuello, su lengua era tan hábil que lo hacía derretir en ella.

Quería más, su pene ya estaba goteando, su mente estaba en blanco, apenas y podía pensar. Las caricias en su cuello fueron descendiendo por su clavícula y después por su pecho, así llegó hasta su ombligo para terminar en la punta de su miembro.

—Hy-Hyukkie... ahí... —Gimió en su boca, cuando por fin fue consciente de que aún besaba a su novio. Hyukjae lo atrajo más contra su pecho, lamiendo ahora el contorno de su oreja.

—Bebé... solo déjate hacer. —Le susurró, mientras Donghae no podía dejar de observar la cabellera castaña, dándole una fabulosa atención a su miembro, poniéndolo tan duro que incluso le llegaba a doler.

—Eun... —Apenas pudo articular cuando este succionó y embistió su miembro con la boca con mayor velocidad. Hae apenas podía soportar el placer que eso le transmitía.

—Me... me vengo... ¡Eun! —Gimió estando a punto de llenar la boca de su cuñado, pero este se detuvo justo en el último segundo. Alzó la vista hacia Hae, sonriendo muy amplio.

—Eres tan caliente, Donghae. —Comentó relamiéndose los labios antes de compartir una mirada de complicidad con su hermano. — Y... ¿A qué jugaremos? —Cuestionó poniéndose de pie para sacarse su chamarra de cuero frente un atónito y muy excitado Donghae, en tanto Hyukjae se embriagaba del aroma de los cabellos de su novio, paseando su nariz en la nuca de este.

—Mnh... jugaremos a "El rey dice".

—Oh, de mis juegos favoritos. —Respondió Eun divertido. — ¿Al rey le gusta el juego? —Preguntó observando al menor de los tres, el cual estaba aún cubriendo el falo de su novio con sus glúteos y sintiéndose morir de la pena ¿Cómo era posible que en medio de todo seguían tan caliente?

—No... no sé cómo se juega. —Dijo de forma inocente, haciéndolos reír a ambos.

—No te preocupes, cariño, nosotros te enseñamos a jugar.

Donghae se maldijo mentalmente por responder eso en vez de protestar a lo que el par de hermanos le querían hacer, pero ¿qué era lo que le querían hacer?

—Ponte en cuatro, bebé. —Donghae giró su rostro a ver a su pareja con preocupación.

—Hyukkie... ¿esto está bien? —Hyukjae tomó el miembro ajeno, presionándolo en tanto lo acariciaba, haciendo gemir al más joven al cerrar sus parpados.

—Está más que bien, amor.

El menor no dijo otra palabra, regresando a ponerse en cuatro sobre la cama, pero ahora un poco más tímido. Hyuk se acomodó detrás de él, separando más sus glúteos y dando cortos besos desde su coxis, descendió por una de sus mejillas dejando más besos y cortas mordidas, las cuales le robaban jadeos a su novio.

En tanto Donghae decidió cerrar los ojos y no ver lo que sea que ahora harían los hermanitos. Sintió cada caricia de los labios de su novio ante las cuales, su cuerpo respondía solo relajándolo completamente. No fue hasta que la lengua del pelinegro entró en su cavidad comenzando a estimularle y robarle gemidos aún más fuertes.

—Mngh... Hyuk..kie... unnh.

Hyukjae palmeó las nalgas de este, lubricando toda su entrada con su saliva, pero no duró mucho cuando se apartó, haciendo sentir cierto vacío a Donghae, sin embargo algo frío mojó su entrada, obligándolo a mirar, y notando como ahora el lubricante lo vertía Eunhyuk, el cual ahora se encontraba completamente desnudo... y tan sexy como su hermano. Esos dos en verdad eran muy parecidos.

Salió de sus pensamientos de nuevo cuando dos de los largos dedos de Eun penetraron en su ano, embistiéndolo despacio, muy lentamente metiendo el espeso líquido frío que ahora se iba calentando. No quería gemir, no quería que lo escucharan, por lo que escondió su rostro en la almohada ahogando cada sonido indecente que se escapaba de sus labios.

— ¿El rey no desea pedir nada? —Donghae solo negó, pero conforme sentía entrar sus dígitos más profundo, comenzó a mover su trasero hacia adelante y atrás, así como sus piernas se separaban lo suficiente para darle más espacio. Fue entonces que sintió una nalgada haciéndole arder la piel.

— ¡No me pegues! —Regañó al peli castaño en un jadeo, pero este solo rió metiendo un tercer dedo. Donghae gimió tan alto esta vez, pues incluso su pareja estaba recostado bajo su cuerpo lamiendo la punta de su polla. Se sentía perdido ante tanto placer.

A pesar del dolor al ser dilatado su anillo, deseaba sentir más aún.

—Ya... ah, por favor, lo quiero dentro...

Gimió pero no hubo respuesta, al contario sintió otro dedo entrar haciéndolo casi llorar al ser estirado en mayor medida, sentía que no podría.

—Hyukkie... ya no... —Pidió en un ligero gemido. Hyuk se sentó a su lado, llenando sus cabellos de besos, recostándose poco después a su lado.

—Déjame estar debajo de ti, amor... todo estará bien ¿si? Te prometo que te sentirás mejor. —Le dijo metiéndose entre sus brazos a la vez que entre sus piernas, mientras lo abrazaba con sumo cariño, dejando besos en su rostro.

Estaba tan sumido en las palabras de su Hyukkie, que no se dio cuenta cuando de nuevo comenzó a jadear por la placentera fricción.

— ¿Qué... hace?... ya puedo... dile que ya puedo... —No podía articular bien, pues su pareja estaba acariciando su pene, tan lento que lo estaba volviendo loco.

—Donghae... esto es tan encantador... ¿por qué no me habían invitado antes? —Decía el de cabellos claros tomando un dildo que minutos antes había dejado sobre la cama.

—Mnh... lo mismo pienso... mi bebé, se ve que lo está disfrutando mucho. —Donghae no entendía a que se referían, se sentía usado por los dos, pero ya antes había fantaseado con algo así, con la atención de los hermanos que le hacían sentir en llamas.

Eun aún se divertía estirando al menor, cuando metió lentamente el grueso juguete, lo que Hae sintió sumamente extraño, pues no solía usar juguetes con su Hyukkie.

— ¡Ah!... Más... Hyukkie. —Pronunciar el nombre de su novio le era tan normal, que hasta ahora se daba cuenta de que ambos le estaban tratando con cuidado. Una suave sonrisa se dibujó en sus labios al abrazarse de su pareja, tomando los labios de este como si fueran un caramelo, pues los succionaba y soltaba con insistencia, haciendo que se pusieran rojos, en tanto Hyukjae le respondía de igual manera al acariciarlos.

Eunhyuk, por su parte, metía el vibrador hasta casi el fondo, comenzando a embestirlo lentamente, aumentado el rimo conforme notaba se hacía más fácil moverlo, mientras con su mano libre, acariciaba el redondo culo del más joven. Por fin lo pudo meter y sacar libremente, para entonces, Donghae ya estaba gimiendo y temblando en los brazos de su novio, deseando liberarse de su dolorosa tortura, pero nuevamente Eun se detuvo frustrándolo.

—Ya... mnh, Eunhyuk, quiero correrme... ngh. —Decía suplicando, abrazandose más fuerte a Hyukjae, mientras este no dejaba de masturbarlo con calma; más de la debida.

—Lo que el rey mande. —Dijo con una sonrisa en los labios, sacando el juguete y metiendo lentamente su polla. Donghae sintió el cambio, intuyendo incluso que era él y no solo un juguete. Eunhyuk comenzó a arremeter contra su cuerpo, gimiendo por lo estrecho que se encontraba a pesar de todo, y así se tomó de los cabellos de Hae, apoyándose de ellos así como de su cadera.

Pero sin quedarse atrás, Hyukjae alzó su pelvis, tomando ambos miembros entre una de sus manos, frotándolos con tal vigor que comenzó a gemir más alto, tanto como su pequeño lo hacía ahora cerca de su oído.

—Joder... que rico culo tienes. —Gemía Eun dando más duro contra su cuerpo.

—Así... más, Eunhyukkie...—Hae curvó su espalda al sentirse en el más grande éxtasis, alzando más su trasero, pues por fin el mayor había tocado su punto más sensible. Hyukjae aceleró lo más que podía el movimiento de su mano, corriendose junto con su pareja, en un gemido casi al unísono. Pero Eunhyuk no, ya que efectivamente tenía tanta experiencia en el sexo, disfrutó de la manera en que su pene era succionado por las paredes del más joven, jadeando aún en cortas embestidas.

—Delicioso... mnhg. —Apenas la pareja se estaba recuperando cuando Eunhyuk tomó el miembro de su hermano, tocando la punta y lubricándolo con el mismo semen que acababa de lanzar.

—Te enseñaré lo que es el verdadero placer, hermanito. —Donghae expectante a estas palabras, se enderezó, quedando sentado sobre el vientre de su novio, contemplando lo sudado que estaba y ruborizado por el orgasmo.

—Quiero que me folles, Hyukkie. —Los hermanos sonrieron al mismo tiempo, a lo que el aludido recobró su erección con solo tener la sensual vista de Donghae desnudo sobre él.

—Es todo tuyo, amor, tómalo cuando desees.

Aún estaba un poco agitado no importandole poder disfrutar el sentirse lleno por su pareja, pero los planes de Eunhyuk eran otros. Lamió uno de los hombros del menor abrazándolo por la cintura sonriendo muy amplio.

—Tendrás que tomar dos, mi pequeño Hae. —Susurró Eun sobre su oído, antes de lamer dentro de él, estremeciendo el cuerpo del chico. Hyukjae se limitó a tocar el abdomen ajeno, ascendiendo hasta sus pectorales.

— ¿Cómo...? —Estaba tan perdido en las caricias que apenas notó como era alzado y nuevamente su entrada era profanada, esta vez por su Hyukkie. Un fuerte gemido salió de los labios del menor, tomándose de las manos que acariciaban su pecho.

—Mngh... Hyukkie... —No sabía como, pero poco a poco se sentía más perdido, le encantaba esta atención, sentir el fuerte pecho de Eunhyuk en su espalda, así como ahora se sentía lleno de la gruesa polla de su novio, lo volvía perfecto.

Donghae sin más, se entregó completamente al placer con los dos, comenzando a mover su pelvis en suaves giros sobre el miembro de su novio, así como ahora se besaba con el castaño, notando como el sabor de ambos también era diferente.

Eunhyuk podía hacer cosas con su lengua que para la poca experiencia de Hae, lo llevaban al séptimo cielo.

Así pasaron unos pocos segundos, cuando Eun se apartó de su boca relamiéndose los labios. Dongahe sintió el frío entrar por su espalda cuando el mayor se retiro.

Eunhyuk tomó nuevamente la botellita de lubricante, vertiendo una buena cantidad sobre su mano. Empujó a Donghae haciendo que se inclinara aún más sobre Hyuk, y así quedó a su vista el suave culo ahora siendo invadido por su hermano.

Sonrió ante la escena, dejando que cayera un chorrito sobre el pene ajeno. El restante lo esparció bien en sus dedos antes de meter uno de estos, a pesar de que ya le había estirado bastante. No le costó mucho trabajo menear su dedo dentro de la cavidad, siendo incluso ayudado por Hae, al moverse lentamente al tratar de envestirse.

—Nhg... Eunhyukkie... —El menor no paraba de jadear y gemir, tratando incluso de callarse el mismo al morder su labio inferior, pero su novio tampoco ayudaba tanto al estar besando su cuello, y acariciando los costados de su cuerpo una y otra vez. —Quiero moverme... —Jadeó tratando de resistir.

Eun sonreía al ver lo sensible que el pececito ahora se había puesto, a lo que no dudó en meter otro dedo moviéndolos en tijeras, logrando que se abriera un poco más.

Hyukjae ahogaba sus gemidos en la p0iel de su novio, pues después de todo, también estaba siendo acariciado su pene con cada movimiento que el mayor de los dos hacía.

Cuando por fin Eun metió cuatro dedos y los pudo mover libremente, gruñó encantado. Así que solo llenó más de lubricante su propio pene hasta dejarlo casi goteando.

—Esto le encantará a su alteza... —Advirtió inclinándose a besar su espalda, cuando con cuidado se fue enterrando en él. Podía sentir lo estrecho que estaba y sin duda sabía que su hermano también lo sentía. Donghae no pudo evitar gritar por el fuerte dolor que sintió, pero tampoco fue tan insoportable como imaginó al sentir ambos penes en él.

Respiraba muy hondo, tratando de relajar más su esfínter. Era increíble tenerlos a los dos. Sus proporciones eran bastante parecidas y también se encontraban igual de duros.

—Hyukkie... —Gimió con los ojos cerrados.

— ¿Estás bien, bebé? —Preguntó el aludido tomando sus mejillas con ambas manos. En cambio Eun le mordió el hombro, pegándose más a su espalda.

—Está más que perfecto... Hermanito, mnh, que rico culito te has conseguido. —Hyukjae le miró con el ceño fruncido.

—No te enfades, solo digo la verdad. —Sonrió socarronamente, al dar una fuerte embestida que les hizo delirar a los tres, Ahora Donghae estaba seguro de que el dolor se había ido.

—Oh...mnh, más, quiero más. —Dijo de forma suplicante. Los gemelos se miraron nuevamente con complicidad, comenzando a moverse al mismo tiempo. Ambos salían y entraban en el cuerpo de Donghae haciendo que su temperatura aumentara al 1000%.

Donghae mantenía sus parpados cerrados y su ceño fruncido, sus manos se tomaban tan fuerte de las sabanas que sentía que las rompería. Su boca ahora no paraba de emitir sonidos obscenos, y varias lágrimas traicioneras salían de sus ojos, tratando de liberar así un poco de todas las sensaciones que ahora lo invadía. Era la follada más rica que le habían dado en su vida.

—Quiero... ah, más rápido... joder. —Como sus fieles súbditos, aceleraron más el ritmo haciéndoles casi ver estrellas. Pues no solo era el interior tan estrecho que los excitaba, sino el roce de sus penes y sus glandes frotándose entre sí. Estos se aplastaban uno sobre el otro, ayudados por el lubricante para que se deslizaran con agilidad.

—Cariño... mnhg, estas tan bueno. —Jadeó Eunhyuk, dejando que sus palabras choquen directamente con la nuca del menor.

—Y... mnh, no has probado sus mamadas... son deliciosas. —Decía Hyukjae entre un incontable número de gemidos. Donghae no podía ponerse más rojo ante el comentario, pero rápidamente se lo olvido, pues ahora lo que menos podía hacer era pensar.

—I...idiotas... Ah, ah... —Ambos chicos sonrieron, y como si solo con unas cuantas miradas se hablaran, le embistieron de tal manera, que incluso la cama no paraba de rechinar. Donghae no soportó más, y dejó caer su pecho sobre el de su novio. Ahora sus gemidos eran tan agudos que casi podían pasar por los de una chica.

— ¡Hyukkie! Ah... ¡Hyukkie, ahí! —Enterró sus uñas en el cuerpo ajeno, tensándose por completo y después de un par de embestidas certeras en su punto "G" logró correrse como nunca en su vida. El cuerpo de Hae convulsionaba de tan tremenda experiencia, mientras aún era penetrado.

Tanto Hyukjae como Eunhyuk, llegaron a liberarse apenas las paredes del menor los oprimió aún más, llenando por completo el interior del más joven, lo cual le hizo sentir una fuerte corriente por su espalda que lo llenó de placer.

Por fin muy agitados, ambos chicos salieron del interior del Donghae, dejando que su semilla escurriera por los muslos de este, el cual aún temblaba. Hundió su rostro en el cuello de su novio, se sentía tan bien pero a la vez había terminado tan cansado.

—Hyukkie... Te amo, bebé, mnh...

—Yo también te amo, bebé. —Respondió sonriendo muy amplio.

— ¿Y a mí no me amas? —Preguntó en broma Eunhyuk recostándose a lado de la pareja, mientras los abrazaba a los dos.

—También te amo Eunhyukkie. —Sacó su rostro de su escondite para ver al castaño, y así removerse para abrazarlos a los dos. —Pero amo más a mi Hyukkie.

El molesto sonido de la alarma le hizo enfadar "¿Quién dejaba una alarma en un hotel?" Se preguntó con molestia soltando a ambos chicos para apagar el despertador. Se sorprendió al ver que los números rojos marcaban las 8 am.

— ¿Cómo es que amaneció tan rápido? —Peguntó a ambos chicos, pero al girarse a verlos, descubrió que no estaban ahí, sino un par de almohadas ensalivadas por él, de tan buena noche que había pasado.

Asustado se giró a ver a su alrededor, percatándose de que era su habitación, y por lo tanto la gran noche con los hermanitos Lee había sido solo un sueño.

Aún, un poco en shock, se levantó notando lo húmedos que estaban sus pantalones.
—Joder y eran nuevos...—Aún renegando, se metió a bañar y como ese día tenía una cita con su lindo novio, se arregló y puso la ropa más sexy que tenía. Hoy celebraban sus 21 meses de relación y no quería quedarse con las ganas de pasar una excelente noche con su Hyukkie.

Salió de casa a eso de las 11:40, pues afortunadamente, solo unas cuadras de distancia los separaban. Le mandó un mensaje a su novio avisando que ya iba en camino, encontrándolo en el portal de la casa esperando por él.

Donghae sonrió muy amplio lanzándose a sus brazos para besarlo; le encantaba ese sabor a fresa en sus labios.

— ¡Hey, tortolos! —Se escuchó una voz detrás de ellos. —Váyanse a un hotel si quieren hacer sus cochinadas. —Reclamó Eunhyuk saliendo también de la casa.

Donghae se avergonzó pues aún no sacaba de su cabeza la fantástica noche que habían tenido, pero sabiendo que solo era su imaginación, tomó la mano de su novio acercándose hasta donde el mayor de los tres subía a su motocicleta.

— ¿A dónde vas Eunhyuk?

—Voy a comprar unas cosas, ya que mi hermanito no tiene tiempo de hacerlo. —Dijo riendo mientras se ponía el casco. Donghae giró su rostro a ver a Hyuk, pero este solo alzó los hombros haciéndose el desentendido.

—Diviértanse y déjenme algo. —Dijo sin más guiñándole a Hae, antes de arrancar a toda velocidad.

Donghae bajó la mirada sintiéndose confundido, mientras apretaba más la mano de su pareja.

— ¿Qué haremos hoy Hyukkie? —Preguntó el por meses menor, mientras caminaban hasta el auto tomados de la mano.

—Mmh... ¿te gustaría ir al centro comercial? Puede y en el cine tengan alguna buena película. —Sugirió con su típica sonrisa deslumbrante.

Donghae sonrió muy amplio antes de detenerse a besar la mejilla del más alto.

—Vamos, bebé~.

FIN...

Let's play! {EunHae | One shot}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora