Terminando mi jornada de trabajo en el laboratorio salgo, Camila se encuentra en la puerta con su metro sesenta y cinco vistiendo ropa elegante. Me acerco a ella para despedirme.
— Cam ya me voy — hablo mientras ambas caminamos a la salida — mañana nos vemos para seguir con los restos de la víctima número 17 — intento hacer una sonrisa pero me es imposible.
— Claro que si Emma... te ves demasiado cansada deberías llegar un poco tarde mañana total Ricardo nunca te dice nada — su sonrisa reluce y con ella su tez morena ese moreno único que resalta con sus ojos castaño claro ella es una año mayor que yo y por supuesto es más bella.
Yo soy la doctora Emma la mujer sin emociones fría y arrogante una chica con ojos y cabellos castaño oscuro que con un poco de maquillaje oculta sus ojeras y también no tengo una piel perfectamente bronceada porque soy muy pálida, no soy tan alta con mi metro sesenta y por supuesto que no tengo pareja por mi actitud, esa soy yo. La mujer que trabaja resolviendo homicidios y que lleva dos meses sin poder atrapar a ''el cazador'' el homicida serial que solo mata a mujeres, las tortura hasta la muerte y después las abandona en un lugar público para que nosotros las encontremos.
Después de despedirme de Camila me aleje para seguir con el camino a mi departamento pero cuando iba en este por detrás taparon mi boca y nariz con un olor que me debilitaba y antes de caer inconsciente escuche una voz escalofriante.
— Te tengo — y caí rendida en la total oscuridad.
***
Despierto sujeta una mesa de metal, mis músculos están tensos y mi cuerpo se estremece de frio, comienzo a observar donde estoy y solo visualizo una mesa con armas; cuchillos, sierras, pica hielos, cadenas, martillos... todo me trae recuerdos a el caso del cazador. Victimas con impacto en las piernas que causan fracturas en ambas tibias, golpes en las manos dejando las falanges y metacarpianos destrozados y las heridas en la muñecas y tobillos estaban a carne viva.
La habitación está salpicada de sangre seca y en la mesa donde me encuentro también hay una gran mancha. Mi mente reconstruye imágenes de todas las chicas estando aquí siendo torturadas y pidiendo por su vida sé que ellas eran más jóvenes y estaban muy bien acomodadas en lo económico y también sé que ella no tenían más en común.
— Veo que me has reconocido — una voz escalofriante se escucha en aquella habitación — doctora Emma soy yo el cazador y usted — se detiene antes de decir la frase que yo ya se — es la siguiente — terminando de hablar lo veo acercarse. Él es Axel barrueco el director de la empresa de publicidad que está a cargo del caso de ''el cazador'' Nunca olvidare su mirada verde oscuro, esos ojos que te hipnotizan. Su cabello castaño claro que le da un toque espectacular con su piel blanca y sus facciones que le hacen tenerte bajo su poder.
La última vez que lo vi fue cuando me entrevisto sobre su última víctima Alejandra osga la chica que tuvo una tortura peor a las anteriores; él le corto los senos, después de eso le destrozo la cara a martillazos para cuando termino tiro su cadáver en un contenedor de basura del departamento de justicia de la nación. Ese día estaban tan bien vestido como lo que era un hombre asombrosamente joven y adinerado con el poder de transmitirle al mundo lo que pensaba.
— Eres un maldito infeliz — le grito mientras intento liberarme de las cadenas de que matan a la mesa — déjame ir, entrégate.
— Te dejare ir cuando mueras — su voz está a alto volumen sonando posesiva.
Sé que no podre escapar pero él no se va a quedar sin un recuerdo mío.
Después de mirarme por unos cuantos segundos procede a torturarme; cuchillos, cadenas, toques eléctricos, golpes... Mi cuerpo estaba molido en vida. No sé cómo soporte tanto, no sé cómo estoy viva, cuchillos atravesando mis músculos; brazos, muslos, una que otra cortada en mi estómago y sangre a mares saliendo de mí. Su cara estaba con una mueca de alegría, satisfacción, poder, felicidad. Mientras que yo estaba destrozada, muerta en vida, ya no sentí dolor después de que me golpeo y electrocutó, ya no sentí los golpes de las cadenas los cortes en mí, ya no sentía porque él estaba acabando conmigo.
— Sabes cómo eres especial te contare algo — se acercó a mí con agujas hipodérmicas un puño que podía contener 25 de ellas — yo mato por simple placer no tengo un trauma ni venganza yo solo mato — su voz sonó alegre y ronca — mato porque me gusta — una sonrisa se forma en sus labios y justo antes de que yo pudiera notarlo el clavo cinco agujas en mi brazo izquierdo después otra tanda y otra hasta que estaba perdiéndome en el dolor, en el cansancio y en la oscuridad él se detuvo.
Mis ojos estaban a punto de cerrarse pero antes de que se cerraran el comenzó a sacra las agujas de mi brazo, mis ojos no se cerraron solo estaban ahí viendo como el disfrutaba de mí, de mi dolor. No tenía fuerzas y las pocas que tenía ya estaban yéndose, teniéndome débil soltó las cadenas y nada podía sujetarme, volteado en la mesa no podía verme, él estaba armado pero con la guardia baja. Reuní todas las pocas fuerzas que tenía y me levante, mis músculos dolían pero la adrenalina era mi morfina, baje de la mesa sin hacer ruido y cuando me sostuve de pie me tambalee pero no caí, debajo de la mesa estaba un pica hielo el que hace poco arrojo al suelo para dejar espacio a los cuchillos y cadenas lo tome entre mis manos débiles y llenas de sangre al levantarme me fui directo a él con el arma en alto.
Faltándome unos pasos para llegar se voltea y me encuentra y me lanza con un impulso, me lastima pero aun en mi sistema sigue la adrenalina.
Sumerge el cuchillo en mi estómago y al hacerlo me hace dar un revuelo en mí. Dolor, dolor, dolor es lo único que pienso y siento, estoy caída en el suelo con el arma pegada en mí. Sigo sin perder las fuerzas lo tengo que matar se lo debo a las 17 chicas que las torturo hasta matarlas, tengo que vengarme por; Alondra García, Zayra Escobar, Fernanda Hernández, Lizbeth Barajas, Miriam González, Guadalupe Carlos, Elizabeth Ramírez, Sandra Montenegro, Lucia Fernández, Karla Romero, Andrea Cárdenas, Sofía Garibay, Montserrat Guerra, Kimberly Carrillo, Alejandra Osga y yo. Emma Gómez.
***
El cuchillo adherido a mí se va por mí misma lo tomo y me levanto sintiendo una contracción en mi abdomen pero sigo con mi objetivo; matarlo. Me levanto y me le lanzo al chocar con él el cuchillo lo apuñala haciendo que también sufra dolor, aquel dolor que sus víctimas han sufrido.
— Morirás con nosotras — le digo cuando saco el cuchillo de su estómago y lo llevo hacia su cuello donde estando ahí lo degolló y cae sin vida desangrándose junto conmigo, segundos después me tambaleo y caigo...
Escucho que abren la puerta y se quién es; la policía, yo sabía que vendrían, yo sabía que lograrían encontrarme, mi GPS implantado les mostro el camino, sabía que era la siguiente y ahora también sé que ya no volveré.
Ricardo me toma en brazos e intenta lograr que no cierre los ojos pero mi sueño es demasiado pesado. La oscuridad me arrastra y la tristeza me aborda. No puedo decirle lo que siento por él, porqué mis labios están sellados, solo logro escuchar su llanto pidiendo que regrese que no me valla pero es tarde porque yo ya estoy muy lejos de seguir viviendo.
Segundos más tarde lo oigo entre el llanto diciendo;
— Te amo — lo escucho con su voz entre cortada se escucha destrozado nada comparado con el chico guapo joven atractivo de ese hermoso moreno con sus ojos café oscuro y su actitud tan carismática, él está desecho y yo...
Yo me voy sin despedirme de nadien, de Camila de mi mama de mi familia. Yo me voy dejándome consumir por la oscuridad por el cansancio. Me voy de la mano de todas las chicas que Axel barrueco mato, me voy feliz porque el murió conmigo.
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