Adolf (1)

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Deep, deep-- sin abrir los ojos encuentro el botón para apagar la alarma, son las seis de la mañana, me duele la cabeza, supongo que fue mala idea desvelarme jugando video juegos, me levanto de un salto, voy a llegar de nuevo tarde al trabajo, llego al lavado y observo mi reflejo en el espejo, tengo unas grandes ojeras, lo que provoca que apenas se miren mis ojos cafés, sigo dejándome crecer la barba, me lavo la cara, me coloco un poco de gel en el pelo, me visto con una camisa polo de color azul, un par de jeans, mis tenis de trabajo, agarro mi chaqueta negra nueva, sin olvidar antes el collar azul que me ha acompañado toda mi vida.
Salgo corriendo de mi apartamento, sin despedirme de nadie, vivo solo desde que recuerdo. Por suerte alcance el tren, correr esos 3 kilómetros me dejo agotado, valió la pena entrenarme para carreras de medio fondo.

Paso hora y veinte en el tren mientras llego a la estación, son las siete y veinte de la mañana, hace un frio extremo, pero aun asi llevo mi chaqueta nueva, que compre hace una semana, se fueron todos mis ahorros en esa chaqueta, sigo caminando, mientras paso por un callejón, un hombre me agarra de la chaqueta, diciendo:
-si te mueves te apuñalo-
-te dije que seria fácil, en esta zona se encuentran los mas despistados- comento su complice
-¡dame tu billetera, teléfono, reloj, todo lo que tengas de valor!-
-rayos, al menos no llevo todo el dinero en la billetera- pensé, en el momento en que le entregaba la billetera lo vi despistado y corri todo lo que pude. Ufff logre escaparme sin ningún rasguño eso quise creer, hasta cuando observo mi chaqueta nueva desgarrada.

Llegue a la oficina, 5 minutos tarde, la jefa de la sección Julia, me observa y me señala con su índice que me acerque. Estoy en problemas es la tercera vez en la semana que llego tarde al trabajo. Frunciendo el ceño, Julia se ve mas terrible de lo que es, con esa nariz alargada y su cuerpo delgado, solo le falta su sombrero y su escoba para salir volando, no por nada tiene el sobrenombre de bruja.
-¿sabes que hora es?- pregunta Julia
-son las siete y treinta seis, ¿hay algún problema?-
- es la ultima que vez que te dejo entrar, la próxima vez, date por despedido- dijo Julia mientras se iba caminando hacia su oficina.

En verdad detesto a esa bruja, me siento en la silla, coloco mi taza de café al lado, acomodo la pantalla.
-¡hey Adolf! Volviste a enojar a la bruja-
-que tal Jack, asi parece- es el único al que considero mi amigo.
-cambiando de tema, deberías de rasurarte ese intento de barba, te estoy dando un buen consejo como el buen amigo que soy, no lo desaproveches-
- si, lastimosamente eres mi amigo-
- Agradecido deberías de estar, que soy tu amigo- me dice Jack
-esta bien, estoy muy agradecido- sonrio mientras lo digo
-charlamos al rato, me voy antes de que la bruja de Julia nos regañe a ambos-

Pasan 5 horas de lo mas aburridas hasta que llega la hora del almuerzo a la una y media de la tarde, al fin puedo respirar un poco de aire libre si es que se puede decir, cuando salgo de la oficina, voy directo a la cafetería de siempre, en el transcurso del camino, observo que una chica peliroja me observa detenidamente, tiene unos ojos azules, me ven con una profundidad que empiezo a sentir escalofríos, tiene una complexión atlética, supongo que debe de hacer algún deporte por la forma en que esta vestida, lleva una playera roja y un pants azul, me doy cuenta que ya la vi demasiado tiempo detenidamente, me volteo, en ese momento veo que se acerca hacia mi, estoy de lo mas avergonzado, pasa lentamente al lado mio y dice:
-ven a la cafeteria a las 6 de la tarde o morirías- me quedo sin respirar un momento, volteo a verla y ha desaparecido.

Voy a la cafetería pido el menú de siempre: carne asada, acompañado con pure de papa, ensalada rusa. Me quedo mirando a la nada, cuando me doy cuenta que no le di ni un solo mordisco a la comida, veo la hora solo me quedan diez minutos para regresar. Maldición llegare tarde de nuevo, hoy no es mi día, le doy un par de mordiscos a la comida, y corro hacia el trabajo.
Ya en la oficina, me toca de nuevo escuchar a la bruja, me da igual lo que diga, sigo pensando en la pelirroja, bueno al menos la puedo ver a las 6, en que estoy pensando me dijo que moriría, en el transcurso de la tarde me toca arreglar el papeleo y olvido por completo el incidente de la tarde.

El Ultimo del LinajeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora