Nunca te olvides de mi (NIALL HORAN) |TERMINADA|

Capitulo 12.

Al entrar al departamento, lo primero que hice, fue ir directo al baño. Acto seguido, me descambié para bañarme y me quedé por unos minutos mirándome en el espejo. Rápidamente noté un gran moratón en mi brazo derecho. Imaginé, que fue cuando aquellos hombres me abalanzaron contra ellos con fuerza.

Enseguida llené la bañera y me di un rápido baño. Cuando terminé, escogí un pijama, me lo puse, y me acosté.

Activé la alarma para mañana ir a trabajar y me acosté. Me dormí apenas cerré los ojos. El día de hoy había sido muy pesado. Me sentía exhausta. Lo único que me había alegrado, había sido ver a Niall... Él me devolvía una inmensa alegría, y sinceramente no entendía por qué. Pensaba si todo esto era por pura casualidad, o cosas del destino el haberme encontrado con Niall.

Al día siguiente, cuando desperté, apenas eran las seis de la mañana. Me quedé acostada en la cama por un buen rato, hasta que decidí levantarme y ponerme algo cómodo para ir a trabajar.

En sí, tenía que ponerme algo simple, pero no tenía ni la mínima idea de cómo ir vestida.

Me puse unos jeans claros, unas zapatillas converse de color rosado. Tenía miles de pares de esas zapatillas en todos los colores, me encantaban. Las combiné, con una camiseta de color magenta claro con tres sencillos botones en el cuello. En el pelo, me hice una trenza cocida. Me gustaba como quedaba en mi cabello negro y largo. Ni pensé en maquillarme. No era ese tipo de chica que se fijaban en cada detalle.

Tomé un taxi, y me dirigí a la casa de los chicos. Por el camino, me sentía muy nerviosa, era mi primer día de trabajo. Y más lo estaba, sabiendo de quienes era la casa. Una vez que llegamos, le pagué al hombre, y me bajé. Me acerqué a la puerta y llamé al timbre. Me atendió la misma mujer que la otra vez.

—Hola —saludó, mientras entrabamos a la casa. —Me llamo Rosa.

—Buenos días Rosa... —dije, educadamente.

—Los chicos, por el momento no se encuentran. —avisó.

—Ah...

—Te llamas Emily, ¿no cierto?... —murmuró con un poco más de confianza.

—Si si... —asentí, con una sonrisa.

—Niall, ha estado hablando de ti... —comentó, mientras me enseñaba la casa.

Me quedé boquiabierta.

«Niall Horan, ¿Hablando de mí?... ¡De mi!»

— ¿De... mi? —pregunté nerviosa.

—Sí cariño, ha dicho que te ha visto ayer por la noche, en Nando's...

— ¡Ah!... si claro... luego ha sido muy amable conmigo y me alcanzó a mi departamento. —le comenté a Rosa, con un poco mas de confianza.

—Niall, es un chico muy atento con las personas. —dijo con simpatía. –Muy bien Emily... empezarás limpiando las habitaciones de los chicos. Por hoy es eso nada más... —informó, mientras subíamos a la planta alta y nos dirigíamos a los cuartos de ellos.

— ¿Cada uno tiene su habitación, no cierto? —pregunté, algo inseguro, debido a que era la primera vez que recorría la casa.

—Sí —afirmó, sonriendo con confianza.

La mujer me entregó los artículos de limpieza, y comencé por el cuarto de Liam, el cual por cierto estaba muy ordenado. Tenía la cama hecha, y cada cosa en su lugar. Apenas le pasé la gamuza a los muebles, y limpié los pisos. Seguí por el cuarto de Harry. Este sí que me costó. No tenía ni idea donde iban ubicadas sus cosas. Ropa desparramada por toda la habitación, cama desordenada, muebles llenos de tierra... Al cabo de una hora terminé con la habitación de Harry.

Rosa me había comentado, que ella estaba a cargo de limpiarles la ropa, prepararles las comidas del día, y estar atenta en los detalles de la casa. Yo, por el momento, la ayudaría en la limpieza de la casa.

Por último, terminé con la habitación de Niall. No estaba tan mal, nada mas tenía la cama desordenada, y algunas gorras desparramadas.

Las habitaciones de los chicos, eran muy amplias, y los muebles de los tres, eran casi iguales. Las tres habitaciones, poseían una cama de dos plazas, que por cierto eran muy modernas. La de Niall y Harry eran blancas, y tenían un respaldar acolchonado del mismo color que la cama. La de Liam era negra, también con un respaldar del mismo color, pero de madera. De cada lado de las camas, había dos mesas de noche, siempre y cuando combinando con las camas. Obviamente esas mesas de noche estaban acompañadas por dos veladores modernos. Supuse que costaban bastante. Los placard de las habitaciones de los chicos eran gigantes. Cuando acomodaba la ropa de Harry, estaba lleno de ropa, al igual que el de Niall. El de Liam, no tuve la necesidad de verlo porque tenía todo ordenado. Lo que más me llamó la atención, fue que una parte del placard de Niall estaba lleno de las gorras que usaba.

Cada habitación, poseía su cuarto de baño. Me puse a observar los baños de cada habitación y más o menos le calculé, que tenían el tamaño de mi habitación. Eran hermosos y muy acogedores. Cada uno tenía un jacuzzi de lujo, y todas las cosas que poseía un baño. Y por cierto, en el cuarto de baño de Niall, al lado del jacuzzi se encontraba un ventanal, con una delicada cortina, en tono blanco al igual que los cuartos de baño.

Mientras limpiaba el baño de Niall, oí que habían llegado. No sé por qué pero me quedé congelada al escuchar que Niall entraba a la habitación. La puerta que separaba al baño, de su cuarto, a penas estaba entrecerrada. Me asomé para salirme de allí, pero cuando quise hacerlo me sentí totalmente atraída. Niall se estaba sacando la remera y tomando un toallón que se encontraba arriba de la cama. Supuse que se bañaría, pero me hice la tonta, y fingí que estaba acomodando las cosas que se encontraban dentro del botiquín del baño.

Niall entró al baño y me lo quedé mirando fijamente. Sin disimulación, mi mirada se fijó en su torso, y pude notar que él, se sonrojó.

—Niall... —bajé mi mirada. —Disculpa, enseguida me retiro. —dije, mientras cerraba las puertas del botiquín.

—Oh... no te preocupes, estás haciendo tu trabajo Emily.

—Ya terminé... —me apresuré en contestar. Y, acto seguido salí del cuarto. Fue entonces, que mi cuerpo se topó con el torso descubierto de Niall, lo cual hizo que respire con dificultad.

Niall, se quedo mirándome, mientras que yotomaba su ropa sucia, y al cabo de unos segundos cerró la puerta. Nunca en mivida me había sentido tan intimidada.